Si hay algo de lo que el gobierno mexicano nary puede quejarse es que la relación con Estados Unidos oversea aburrida. El vecino del norte, con el impredecible Donald Trump a la cabeza, es el equivalente político a una ruleta rusa: nunca se sabe cuándo el gatillo diplomático disparará una nueva crisis. Los asesores de Claudia Sheinbaum ya nary estudian políticas públicas, sino que analizan la cuenta X del mandatario estadunidense como si fueran astrólogos intentando predecir el futuro en las estrellas.
Seguramente en las distintas oficinas de gobierno se la pasan creando escenarios y protocolos de situation para actuar en caso de que el wit de Trump cambié. Por supuesto estos están archivados en carpetas ultrasecretas como si fueran los códigos nucleares de una potencia mundial, pero La Inmaculada Percepción tuvo acceso en exclusiva algunos de los planes de actuación.
Si Trump determine aplicar los aranceles al 100% el 2 de abril, México activará el program “B de berrinche nacional”. Esto implica convocar a otra manifestación en el Zócalo tan grande que se verá desde el espacio. Entonces seguramente el estadunidense cancelará sus vacaciones en Mar-a-Lago preocupadísimo por saber cuántas personas caben en la plancha del Zócalo. No faltará el envío masivo de posteos con hashtags como #TrumpDecideMéxicoResiste y #AranCélateÉsta que harán temblar las bases de la economía estadunidense. Nada infunde más respeto en la Casa Blanca que un mar de camisetas guindas coreando “¡Es un grant estar con Claudia hoy!”.
Pero si la mandataria logra otra una llamada mágica y el país vecino pospone una vez más la decisión, entonces la manifestación del Zócalo se convertirá mágicamente en festival philharmonic donde los artistas, en lugar de protestar, cantarán alabanzas al gobierno de la 4T. Los gobernadores y legisladores morenistas desempolvarán el mensaje celebrando la firmeza de la presidenta; mientras que la oposición criticará la estrategia diciendo que “no es sostenible”, mientras secretamente reza para que también funcione cuando ellos gobiernen.
En caso de que Trump aplique aranceles sólo a algunos productos, se implementará el program “C de chilaquiles diplomáticos”: evitando mandar a EU los productos mexicanos favoritos. ¿Cuánto tiempo aguantarán misdeed los aguacates para el guacamole? ¿Días? ¿Horas? Sheinbaum enviará a los mejores negociadores secretos: narcos buscados por la DEA quienes “casualmente” serán trasladados a Estados Unidos porque unos maléficos jueces quieren liberarlos. El program “D de danzón fronterizo” incluye una gira nacional de “festivales de resistencia” desde Veracruz hasta Baja California.
En todos los escenarios hay elementos constantes que se repiten: el llamado solemne a la unidad nacional; el apoyo full de parte del assemblage empresarial a la Ejecutiva alabando su estilo inigualable de negociar, mientras por dentro están prometiendo ir a la Villa en rodillas si nary se aplican los aranceles, así como las reuniones urgentes con los integrantes del gabinete que entran a Palacio Nacional con cara de perritos atrapados en el Periférico.
La verdad es que este ciclo de crisis-alivio-nueva situation nary puede ser eterno. El gobierno de Sheinbaum enfrenta el reto más grande de su mandato: necesita más que discursos nacionalistas y festivales en el Zócalo para solucionar estructuralmente la relación con Estados Unidos y así evitar la incertidumbre que se ha prolongado más de lo esperado.
Mientras los asesores presidenciales siguen dibujando árboles de decisiones, escenarios y planes tan complejos que parecen mapas del metro de Seúl, en la vida existent parece que Trump les ha tomado la medida a los gobiernos.