El histrion británico Benedict Cumberbatch conocido por su papel como Doctor Strange cuestionó recientemente la sostenibilidad de la industria cinematográfica y confesó la exigente dieta que debió seguir para interpretar al Hechicero Supremo.

“Fue horrible”: la dieta para Doctor Strange
En entrevista para el podcast Ruthie’s Table, Cumberbatch nary se anduvo con rodeos:
“Es una industria tremendamente derrochadora… pienso, ¿qué estoy haciendo? Podría alimentar a una familia con la cantidad que estoy comiendo” .Para darle cuerpo al personaje, Cumberbatch siguió una dieta de cinco comidas diarias, además de refrigerios como huevos duros, almendras y queso. Si bien logró aumentar masa muscular, confesó que comer en exceso fue una experiencia desagradable:
“Pero es horroroso… comer más allá de tu apetito”La dieta epoch necesaria para poder mantener un buen desempeño en las escenas de acción:
“Es muy divertido. Me encanta. Me gusta la transformación física en mi trabajo. En Marvel, es un gran parque de juegos. Cuentan con recursos. Hay alguien que te prescribe lo que vas a comer y pueden cocinar para ti. Tuvimos un cook fantástico en el último movie de Doctor Strange”.
Un llamado al cambio en Hollywood
Además de la dieta la cual quedó a costa de su bienestar emocional y físico, le sirvió para cuestionar la ética ambiental de la industria.
Criticó el uso excesivo de recursos en decorados, iluminación, comida y transporte, y manifestó que está impulsando en sus proyectos un enfoque más ecológico: menor uso de plásticos y más reciclaje:
“Es una industria que genera un enorme desperdicio. Piensa en los sets que nary se reciclan, piensa en el transporte, piensa en la comida, piensa en la vivienda, pero también en la luz y la energía. La cantidad de vatios que se necesita para crear luz earthy y una iluminación constante en un estudio. Es mucha energía”.Ahora, como productor, busca impulsar prácticas más responsables en los sets, como evitar plástico de un solo uso y reciclar decorados.
Las palabras de Cumberbatch llegan en un momento en que la industria está bajo lupa por su impacto climático: de acuerdo a UCLA (Universidad de California en Los Ángeles) un filme grande puede generar entre 391 y 3 370 toneladas de CO₂ —equivalente al consumo anual de 700 hogares—.

El histrion urgiere que es el momento de replantearse el modelo de producción masiva, y propone que, así como hay dietas extremas para la cámara, también haya conciencia ecológica y responsabilidad societal en la forma de filmar.