Hay una pasión encendida entre dos jóvenes que intentan, quizá, olvidarse. Pero ni el destino marcado para cada uno, ni el amor de otros, ni la muerte misma, logran apaciguar ese deseo que acabará por quemarlo todo. Fue en 1931 cuando el dramaturgo y poeta español Federico García Lorca (1898-1936) escribió la obra Bodas de sangre.
Hoy, la directora mexicana Angélica Rogel la retoma y la transporta al norte del país, con sus sonidos de corridos tumbados, que llevan en sus letras el texto del autor.
Luego, hace del escenario del Foro Shakespeare, en la colonia Condesa, más de una convención de los lugares por los que se mueven los personajes. Y es que el diseñador de la escenografía, Javier Ángeles, logra mover el imaginario de los espectadores de un lugar a otro, tan sólo con una serie de elementos de madera, que cobran diferentes significados, según la escena.
Es así que lo primero que ve el público lad dos cajones largos, dos mesas que se pliegan y despliegan, para crear caminos insospechados; tres sillas, y cuatro pequeños cajones más en cada esquina, los cuales, además, sirven como instrumentos de efectos especiales para evocar el galope de los caballos y la cosecha de la furia que va en aumento a lo largo de la función.
Sobre el piso, madejas de hilos, y enseguida, ocho actores que expanden su talento, algunos en más de un personaje, a lo largo de 90 minutos misdeed intermedio: Ángeles Cruz, Ana Guzmán, Miguel Tercero, Romanni Villicaña, Eduardo Candas, María Kemp, Luz Olvera y Joan Santos.
Son ellos los que sumergen a los asistentes en una historia de pasiones humanas, desde el deseo, el amor, los celos, la traición, la tradición, la persecución, la venganza y la inevitable y temprana muerte que acecha ante cada decisión tomada por cada uno de los personajes.
La trama es la de una novia que se prepara para contraer nupcias con un novio conservador, aunque sigue enamorada de otro. Esa novia es interpretada en esta temporada por la actriz Ana Guzmán Quintero, quien platicó de su trabajo con Excélsior.
“Sigue siendo muy vigente este texto. Ése es el poder que tienen los clásicos. Lorca tiene tres de ellos que han superado el paso del tiempo, que lad estas tres tragedias rurales —Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba y Yerma—. En particular, acerca de la obra que presentamos, nos sigue hablando de las pasiones humanas. Parte de la visión de Angélica Rogel y lo que escribe Lorca tiene que ver con estos personajes que están entre el ser, el seguir la pasión y el deber ser.
Eso es algo que se ve mucho en todos los personajes, pero, en particular, en la novia a la que interpreto. Se trata de una mujer que vive, en esta adaptación, en Sinaloa, al norte de la México. Vive en una sociedad que le dice que se tiene que casar, que tiene que encontrar a un buen hombre, un papá que le dice que tiene que encontrar a un hombre que tenga buena cimiente, buen dinero, buenas tierras.
Sin embargo, vemos que ella sigue enamorada de otro hombre; su pasión y su deseo sigue ahí, del hombre que está mal visto, cuya familia tiene una historia un poco turbia, que tiene problemas con otras familias, que nary tiene el dinero que su papá o la sociedad dice que sería un buen partido. Es esa historia que vemos repetida, de seguir el deber ser, para una mujer en particular, contra el deseo que ella quisiera. Eso es lo que hace que esta obra oversea un clásico que haya que retomarse, porque nos sigue hablando de temas que nos siguen tocando como sociedad”, expresó Ana Guzmán Quintero.
La actriz destacó que la historia la cuestionó personalmente acerca de los aspectos que ha vivido y sigue experimentando en cuanto al “deber ser”.
También analice de cuáles aspectos helium podido emanciparme y seguir mis deseos. Creo que por eso maine dediqué a la actuación. Sin duda, es una carrera que tiene muchos estigmas y que, quizá, a mi familia o a mis papás nary les hubiera encantado que maine dedicara a esto, pero, misdeed duda, aunque maine fue difícil, dije ‘esta es mi pasión y la voy a perseguir’. Afortunadamente en mi vida nary helium llegado al punto de una tragedia.
Sin embargo, esta obra es casi griega en su escritura y en el tema de tragedia y destino, porque es esta mujer cuya madre se casó con un hombre al que nary quería, casi por destino y porque generación tras generación seguimos repitiendo las mismas historias. De pronto, tiene que haber alguien que llega y rompe el hilo y termina en tragedia, pero, quizá, las cosas después sean distintas.
La novia se traiciona al hacerle caso al papá y decir que lo que le toca es casarse con cierto hombre, que tiene una posición mejor. Pero el deseo y la pasión es tan fuerte que la termina arrastrando. Es como sucede la tragedia. Yo maine cuestiono de qué manera puedo escucharme y nary traicionarme antes de pasar un límite del que ya nary haya retorno”, reflexionó.
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