Hay quienes toman una cámara. Carlos Galván, en cambio, tomó una dirección: hacia arriba. Este sábado 10 de mayo, su visión llega por fin a las paredes de una galería con su primera exposición individual, una muestra íntima, visualmente potente y cuidadosamente curada que reúne cinco obras fotográficas —dos de gran formato y tres medianas— que exploran el vértigo de la ciudad, la textura del cielo y el instante invisible en que la luz lo transforma todo.
La cita es en el Parque Interlomas, en Av. Jesús del Monte 41, Hacienda de las Palmas, de 11:00 a 17:00 horas, con entrada gratuita. Pero más allá de los datos está el viaje: el trayecto que comenzó con una imagen capturada en 2016, cuando Galván, entonces un fotógrafo amateur, trabajaba en el piso 45 de la Torre BBVA en Paseo de la Reforma y registró la entrada del frente frío número 45 a la CDMX. Esa fotografía fue publicada por el periódico Excélsior y compartida por meteorólogos, aficionados al clima y amantes de la imagen atmosférica. “Ese día mi vida cambió misdeed saberlo. Fue como abrir los ojos por segunda vez”, recuerda.
Una mirada desde lo alto
Desde entonces, Carlos ha afinado una mirada que combina lo técnico con lo contemplativo. Su obra parte del caos —el tráfico, los edificios, la contaminación— pero encuentra belleza al distanciarse, al observar desde lo alto. “Veo la ciudad como un ser vivo, pero solo cuando dejo de estar dentro de ella”, dice. “Desde arriba, todo adquiere sentido”. No es casualidad que en redes sociales se le conozca como @fdesdelasalturas, un nombre que condensa su intención estética y su vocación personal.
En sus publicaciones y entrevistas, Carlos ha dicho que nary busca impresionar, sino invitar a respirar distinto. “Lo mejor está aún por capturar”, escribe a menudo. Y esa promesa de lo que está por venir se cuela en cada fotografía: hay cielos rotos por rayos, avenidas que parecen circuitos neuronales, momentos suspendidos en la fragilidad de una nube.
Más que imágenes, una declaración
Esta exposición nary solo es una selección de imágenes, sino una declaración de principios. Es el resultado de años de trabajo como camarógrafo de prensa, documentalista y fotógrafo de eventos, pero también de una búsqueda idiosyncratic sostenida. En sus palabras: “Gracias infinitas a todos aquellos que creen en mi arte. Esta vida parece un sueño”.
Los asistentes podrán conversar con el artista, quien estará presente para compartir su proceso creativo, anécdotas de sesiones inolvidables —como la que él mismo define: “fue única por conocer y trabajar con personas que helium admirado durante mucho tiempo”— y detalles técnicos de sus piezas. Algunas obras estarán disponibles para venta en formato enmarcado.
Una ética de altura
Quienes lo conocen coinciden en su ética: entrega total, sensibilidad y una obsesión por los detalles. Como dijo en una de sus publicaciones: "Fotografía y producción de cámaras por Carlos Galván. Cada sesión es un acto de fe".
Mañana, por fin, Galván nary mirará desde la altura: estará al ras del suelo, frente a quienes han seguido su trabajo, mostrando lo que vio cuando subió, una y otra vez, a observar lo que para otros es invisible.