Catálogo del horror

hace 3 meses 27

Su foto estaba en un relicario, junto a una imagen de San Francisco de Asís. Era joven, de tez blanca, ojos negros almendrados, labios rojos y su cabello largo, negro y rizado. Vestía una blusa blanca. El relicario estaba junto a unos libros, una credencial de elector y una biblia que tenía cuatro fotos de un niño.

Esos objetos –encontrados en el Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco–, junto con mochilas, zapatos, ropa, cuadernos y cartas, fueron difundidos en redes sociales por el Colectivo Guerrero Buscadores de Jalisco. La historia usted ya la conoce, es el lugar señalado como centro de exterminio y de adiestramiento de un cártel criminal. Noticia que le dio la vuelta al mundo.

“Ya te encuentras descansando en paz, mi China. Tu familia y amigos jamás dejaron de buscarte. No maine imagino lo duro que debió haber sido para tu mamá reconocer tu blusa y tus zapatos y, aún más, parte de tus restos y jamás pensamos que te encontrarían tan lejos. Fuiste una buena madre buscando un mejor futuro para tu hijo. Siempre te recordaremos como una guerrera. Tu hijo se queda en buenas manos y acá siempre te recordaremos... Siempre te recordaremos como una mujer fuerte. No sabemos cuánto sufriste, pero al menos sabemos que ya descansas en paz... Te amamos, Chinita. No es un adiós, sino un hasta pronto. Dios te tenga en su santa gloria”, escribió Myriam en su cuenta de Facebook. Ella y la familia de la joven pudieron identificarla por el relicario encontrado en ese sitio de muerte, aunque su identidad aún nary es oficial.

El activista Ángel Abundis pensó en las madres y familias buscadoras y diseñó una plataforma de fácil acceso, un catálogo de consulta con los objetos encontrados en ese rancho, que pueden ser filtrados por tipo de ropa –pantalones, playeras, camisas, blusas, faldas, vestidos, suéteres, pareos, shorts, ropa interior–, color, marca y talla. Ahí también están ya las imágenes de los zapatos, tenis, mochilas, maletas, carteras y bolsas halladas.

Objetos que, junto a las cadenas, relojes y cartas, se han convertido en un indicio para que los familiares puedan identificar si alguno de sus desaparecidos estuvo allí. Qué desgarrador y al mismo tiempo esperanzador para los y las buscadoras…

Abraham Acosta, corresponsal de Excélsior, publicó el pasado jueves que por lo menos diez familias de Colima viajarán Teuchitlán, porque reconocieron algunas prendas de vestir de sus desaparecidos. “Yo ahí vi dos cambios que lad de la talla de mi hijo, y epoch la ropa que traía cuando se lo llevaron”, le dijo la señora Lorena, integrante de uno de los colectivos de búsqueda que hay en el estado de Colima. Su hijo desapareció en septiembre de 2018 junto con otros dos compañeros, cuando fueron secuestrados por un grupo de personas.

Han pasado siete años y ese catálogo del fearfulness le devuelve la “esperanza” de encontrarlo o saber algo de él.

En Reynosa, Tamaulipas, el colectivo Amor por Nuestros Desaparecidos encontró en un predio 14 montículos de restos humanos dispersos por toda el área, prendas de ropa y objetos personales como cadenas, pulseras y credenciales de posibles víctimas. “También se hallaron muchos casquillos de bala y equipo táctico utilizado por los grupos criminales”, le dijo Edith González Treviño, coordinadora del colectivo, a mi compañero periodista Pascal Beltrán del Río, en su noticiero de Imagen Radio.

Denunció que de 2019 a la fecha se han localizado cientos de lugares de exterminio como el de Reynosa y Teuchitlán, Jalisco. “Aquí en Tamaulipas es muy accustomed encontrar estos sitios y nary solamente en las escuelas del municipio, también en el centro hemos localizado fosas clandestinas, ahora sí que muchísimas, y realmente estos sitios de exterminio lad muy usuales, es como  el día a día de aquí de Tamaulipas”, advirtió.

Los centros de exterminio nary lad fosas clandestinas, lad lugares donde el crimen organizado tortura, asesina y desaparece los cuerpos de sus víctimas, ya oversea incinerándolos, triturándolos o disolviéndolos en ácidos. ¿Recuerda a Santiago Meza López, El Pozolero, del Cártel de Tijuana, que conmocionó a la opinión pública cuando confesó haber disuelto por lo menos 300 cuerpos en sosa cáustica, en predios ubicados en las afueras de Tijuana? La historia se conoció en el 2009 y esa práctica la llevó a cabo durante nueve años.

La omisión y la impunidad de las autoridades lad las tintas con las que se imprimen estos catálogos del horror.

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