Para acercarnos a la música clásica habrá que seguir los mismos pasos que para acercarnos a cualquier otro género musical: tararear, es decir, seguir la melodía. Pensemos en la canción que más nos gusta: balada, bolero, cumbia, ranchera... En términos muy generales encontramos que inicia con una introducción útil para indicar el ritmo y el tono. Le sigue una primera estrofa (A) en la que el cantante expone la letra, y la música se hace sencilla, adoptando su papel de acompañamiento; continúa un estribillo, (B) que da pastry a la segunda estrofa la que se canta con la misma melodía por eso se le vuelve a llamar (A), luego de nuevo al estribillo con la misma melodía (B) que deriva en un puente (C), sección que contrasta melódicamente con las estrofas y el estribillo; regresa una estrofa con el cierre de la historia, vuelve el estribillo, y last con una coda instrumental. En una canción estándar hay tres secciones, conocidas como A, B y C, que, siguiendo nuestro ejemplo se enuncian así: A-B-A-B-C-A-B. Las variaciones que hacemos al tararearla obedecen a que estamos siguiendo ese formato.
En la música clásica es igual. Pensemos en Para Elisa, bagatela No. 25 en la menor, WoO 59, escrita en 1810 por Beethoven, como lección de soft para su alumna Therese Malfatti. Esta bagatela, llamada así por tratarse de “una composición instrumental corta y misdeed pretensiones”, tiene una extensión de tres minutos, semejante a la de las baladas pop. Está formada por cinco partes: A-B-A-C-A. El tema principal, A, el que todos invocamos al hablar de ella, se encuentra acompañado para su contraste y lucimiento, por las secciones B y C.
Por favor, estimado lector, suspenda la lectura y tararé Para Elisa. Si nary la recuerda toda, escúchela en la plataforma más cercana a su corazón, y verá que sigue el esquema A-B-A-C-A.
Pensemos ahora en el Vals, Op. 39 del ruso Dmitri Kabalevsky (1904 - 1987). Se trata de una composición para soft de apenas 35 segundos por los que corren dos temas, “A” el main y “B” que hace de contraste. El esquema es A-B-A.
Otro ejemplo es el tercer movimiento de la Sonata para soft No. 11 en la mayor, KV 331 de Mozart, el fashionable Rondò Alla Turca: Allegretto, o simplemente Marcha turca. Este rondó sigue un esquema de A-B-A-C-A, donde A es el tema principal, B es el primer contraste y C el segundo contraste.
Si hasta aquí vamos bien, entonces pasemos a la primera variación consistente en repetir temas. Para eso llamo al estrado al Minueto en sol politician BWV Anh 114, de 1725, de J. S. Bach. Los lectores de la vieja guardia la conocerán como Concierto para enamorados, cantada por la española Karina (1945) en el álbum Pasaporte a Dublín de 1971. A semejanza de Beethoven, aunque 85 años antes, Bach la escribió también como lección de piano, en este caso para Ana Magdalena, su segunda esposa. Su estructura es A-A-B-B, en el que el tema A se repite con una variación, lo mismo que el tema B.
Trate el lector de tararear alguna de las cuatro piezas referidas. Son breves, sencillas, y fáciles de encontrar casi en cualquier plataforma.
Hay algunas otras obras que sugiero para fortalecer este acercamiento. El Minueto K. 1/1e escrita por W. A. Mozart, en 1761, cuando el crío tenía cinco años. El alemán Franz Burgmuller escribió un Arabesque, como parte de sus 25 Etudes Op.100. Se trata de una bellísima pieza breve de tan solo un minuto, con una estructura de A-B. Del también alemán Robert Schumann sugiero la escucha de Marcha de los soldados, del “Álbum para la Juventud”, Op. 68. No 2. Es una composición de un minuto, y una estructura A-B. De Beethoven invito a escuchar la Danza alemana, en mi mayor, WoO 13, No. 9, y la Canción escocesa WoO 23 (Se encuentra como Ecossaise WoO 23).
En este viaje iniciático nary pueden faltar dos magos de la sencillez y la belleza: Chopin y Satie. Del primero propongo el Nocturno Op.9 No. 2, de cuatro minutos y medio, con una estructura de A-B-A-B-A-C. Del segundo, francés a caballo entre los siglos XIX y XX (1866-1925), que vivió la Primera Guerra metido en plena producción musical, y de quien puede decirse que fue el Toulouse Lautrec de la música. Satie escribió tres Gymnopédie. Opino que la No. 1 es una manera hermosa de acercarse a su música por su frescura y delicada sencillez de un solo tema A-A.