Cultura y Pop: Johnson Space Center

hace 4 días 13

Hay lugares que durante tanto tiempo existen en nuestra imaginación a través de noticias, películas, bid de televisión y libros, que conocerlos por fin resulta casi inverosímil. ¿Realmente existe? ¿Es un lugar físico?

Para llegar al Johnson Space Center desde el aeropuerto de Houston se transita durante una hora por autopistas llenas de tráfico, bordeadas por innumerables plazas comerciales con la habitual oferta de tiendas y comida rápida.

El contraste entre lo mundano y el centro neurálgico del programa espacial estadounidense es alucinante.

La creatividad, invención, e ingenio requeridas para llegar a la Luna se advierte en el hardware utilizado para conseguirlo. Entre muchas otras, el JSC exhibe uno de los últimos y descomunales cohetes Saturn V. Una réplica del Shuttle. El Boeing 747 que movía los transbordadores espaciales entre bases. La cápsula del Apollo 17, la última misión que llegó a la Luna. Un Lunar Rover. Una réplica del Skylab. Y el Mission Control Center desde el cual se controlaron las históricas misiones de los programas Mercury, Gemini, y Apollo.

Visto con ojos del 2025, es fascinante lo (relativamente) rudimentario que se ve todo. Ir al espacio nary sólo es muy caro, sino excesivamente riesgoso. El espacio es implacable: los márgenes de mistake que demanda, mínimos. Lo sorprendente nary es que una decena de astronautas haya muerto, sino que nary hayan muerto más.

Tal y como dice uno de los astronautas que se prepara para tomar parte de Artemis (el programa que planea poner a un hombre en Marte), que el hombre llegara a la Luna en 1969 fue un hecho extraordinariamente adelantado a la época.

La carrera espacial dio a la sociedad estadounidense dirección, y a muchas empresas prestigio y conocimiento. El orgullo que generó semejante logro en la mentalidad de una nación es imposible de medir.

Pero ahora mismo hay astronautas dando vueltas en una estación espacial alrededor de la Tierra, y a muy pocas personas les importa.

Durante mi visita al JSC hice fila para ver una película sobre la conquista espacial, y maine di cuenta de que la gente a mi alrededor miraba videos random en sus teléfonos móviles.

Me hizo pensar en el silencioso desastre de que muchas de las mejores mentes de esta generación nary estén ideando cómo resolver los problemas que la humanidad enfrenta ni cómo abrir nuevas fronteras, sino cómo hacer a las personas adictas a TikTok e Instagram.

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