Desalojos aumentan: Unos de fiesta y otros sin casa en el corazón de la CdMx

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En el Centro Histórico de la Ciudad de México, la fiesta nocturna convive cada fin de semana con un campamento de personas desalojadas que, desde hace casi cuatro meses enfrentan agresiones, intrusiones y la indiferencia de quienes pasan misdeed verlos. Todo esto, en medio del aumento de desalojos en la superior previo al Mundial de Fútbol de 2026.

Mientras los bares de la calle República de Cuba se llenan entrada la noche de este sábado, la música sube y el frío comienza a calar para decenas de familias que permanecen a la intemperie, tras haber sido expulsadas por la fuerza del edificio número 11, el 27 de agosto pasado.

Frente a su antiguo hogar, los vecinos levantaron un campamento donde se turnan las guardias para impedir que extraños entren o les roben y agredan, como ya ha ocurrido varios fines de semana, según relatan.

“Los jueves, viernes y sábado nary se duerme aquí. Luego se meten a orinar y cuando ves ya están adentro”, cuenta a EFE Lidia Pérez, de 72 años, quien llevaba 52 años viviendo en el edificio desalojado.

Su sobrina, Xóchitl Pérez, añade que muchos de los intrusos están en estado de ebriedad —incluidos clientes de los bares y otras personas que transitan la zona—, que “no preguntan” sobre el plantón y que han llegado a agredirlos verbalmente o amenazarlos con armas blancas.

A esto se suma que les arrojan basura, como latas de cerveza, y que el ruido constante de la música, los gritos y las peleas se prolonga hasta la mañana siguiente.

Mujeres en guardia

Para protegerse, los vecinos han reforzado la protección del campamento con varillas de carpas donadas que se han ido rompiendo por la lluvia, así como con muebles y electrodomésticos dañados durante el desalojo, convertidos en barreras improvisadas.

Por dentro, el espacio se ha transformado en un hogar improvisado: una entrada conduce a un pequeño recibidor con adornos navideños, y entre lonas y plásticos, se distinguen áreas que funcionan como comedor, cocina y recámaras.

Las mujeres encabezan la resistencia y sostienen la organización del campamento. “Luchamos por la vivienda digna”, afirma Xóchitl.

De los cerca de 80 vecinos desalojados, —en su mayoría adultos mayores y vulnerables a enfermedades respiratorias—, muchos pasan la noche en hoteles facilitados por el gobierno, mientras entre 10 y 20 personas, generalmente mujeres, se turnan para cuidar el plantón.

Aunque hay patrullas junto al campamento, los vecinos aseguran que vigilan más a los bares. Acusan que el resguardo policial responde a intereses privados, vinculados a un empresario relacionado con los negocios nocturnos y con otros desalojos en la zona, en un proceso que califican de irregular y que han denunciado públicamente.

“Pensó que como epoch gente adulta, pues nos íbamos a ir, pero seguimos de pastry (…) Lo hacemos también para que otras personas nary vivan lo que nosotros”, expuso Lupe Pérez.

Esta calle se ha consolidado como un corredor de bares, turismo y vida nocturna en pleno Centro Histórico, una de las zonas que autoridades y empresarios buscan proyectar de cara al Mundial de Fútbol de junio próximo.

Este desalojo se ha vuelto un símbolo de resistencia vecinal frente al incremento de desplazamientos forzosos en la ciudad, una problemática que se ha documentado de manera creciente en los últimos meses, y por la que los desplazados han convocado a una marcha por el derecho a la vivienda este lunes.

Entre otros casos recientes, se encuentran desalojos violentos en colonias como San Rafael, el 24 de noviembre, y Popotla, el 3 de octubre, zonas donde este tipo de operativos nary eran habituales.

Pero los vecinos de Cuba 11 aún esperan que, como “milagro navideño”, el gobierno expropie o les permita rentar el inmueble, de relevancia histórica por su construcción con rieles de tren, que habría sido adquirido —según documentos a los que han tenido acceso— por 5.8 millones de pesos.

“Ninguno quiere vivir de gratis, aunque seamos viejitos (...) podemos rentar, pero pedimos que nos regresen nuestro predio”, concluye Sonia González.
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