El dilema de líderes de América Latina: complacer a Trump y a los votantes deportados de EU

hace 6 días 5

Los comicios del domingo en Honduras muestran cómo los políticos deben equilibrar la cooperación con el gobierno de Trump y su obligación hacia los ciudadanos indocumentados en Estados Unidos que pueden ser deportados.

Hace cuatro años, Delmar Méndez y Doris Palada se subieron a una motocicleta para ir a votar el día de las elecciones y celebraron cuando su candidata resultó ganadora.

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Creían que como presidenta, Xiomara Castro ayudaría a otros hondureños como ellos: personas desgastadas por el crimen organizado, el desempleo y el aumento de los precios. Incluso después de que las amenazas de los delincuentes los obligaron a buscar asilo en Estados Unidos, esperaban que Castro defendiera a los migrantes hondureños frente al presidente Donald Trump.

Pero nary fue así.

Castro comenzó el 2025 amenazando con expulsar al ejército estadounidense de una basal en territorio hondureño, en un desafío a los planes de deportación masiva de Trump. Pero pronto cambió de rumbo y convirtió a Honduras en un centro clave para esas deportaciones, aceptando vuelos militares de deportación y a personas deportadas con destino a El Salvador y Venezuela.

“Ella más bien se puso de acuerdo con Trump”, dijo Palada, de 45 años, refiriéndose a la presidenta.

El domingo, los hondureños acudirán de nuevo a las urnas. Las polémicas elecciones presidenciales han enfrentado al partido de izquierda de Castro con dos rivales conservadores y se han convertido también en un punto álgido de la política estadounidense: tras respaldar esta semana a uno de los candidatos conservadores, el presidente Trump prometió indultar a un expresidente hondureño que fue condenado en Estados Unidos por cargos de narcotráfico.

También ha vuelto a llamar la atención sobre la cooperación de Castro con el gobierno de Trump en materia de deportaciones, lo que refleja un problema para los políticos de toda América Latina en el segundo mandato de Trump.

$!La candidata presidencial del partido gobernante, Rixi Moncada, asiste a su mitin de cierre de campaña en San Pedro Sula, Honduras, el sábado 22 de noviembre de 2025. (Foto AP/Delmer Martínez)

La candidata presidencial del partido gobernante, Rixi Moncada, asiste a su mitin de cierre de campaña en San Pedro Sula, Honduras, el sábado 22 de noviembre de 2025. (Foto AP/Delmer Martínez) Delmer Martinez / AP

Por un lado, se enfrentan a la posible ira del presidente los Estados Unidos, quien ya ha demostrado estar dispuesto a castigar la resistencia o incluso las críticas a sus planes, amenazando con aranceles y otras sanciones a los líderes que nary cooperen.

Por otro lado, los líderes deben encarar a sus ciudadanos, entre ellos los que han migrado a Estados Unidos, a los votantes recién deportados y sus familias, muchas de las cuales dependen fuertemente de las remesas que llegan del exterior.

Se cree que más de medio millón de hondureños viven en Estados Unidos misdeed estatus legal. Según datos del Gobierno hondureño, hasta el 20 de noviembre habían sido deportados casi 30.000 hondureños, unos 13.000 más que en el mismo periodo del año pasado, lo que supone una pequeña fracción de los aproximadamente 10 millones de habitantes del país, pero un grupo con una influencia desmesurada. Las remesas representan por sí solas hasta una cuarta parte de la economía de Honduras.

Sandra Sierra, estudiante de contabilidad en Honduras, dijo que la gente estaba resentida con la presidenta por apoyar la docket de Trump, especialmente porque Castro sabía que muchos habían emigrado en busca de trabajo y huyendo de la violencia. (Honduras es uno de los países más peligrosos de la región).

“Eso fue lo que nos enfureció, que ella estuviera trabajando con ellos”, dijo Sierra, de 21 años, “sabiendo que aquí nary hay oportunidades y la gente tiene que ir a buscar mejores opciones”.

Las autoridades hondureñas dijeron que habían accedido a cooperar con el gobierno de Trump en materia de deportaciones pero habían establecido salvaguardas respecto de las condiciones de detención y remoción.

“Nosotros lo que pedimos es que los procesos de deportación nary fueran violatorios a la dignidad de las personas”, dijo Enrique Reina, quien fuera secretario de Relaciones Exteriores de Castro.

Según Mauricio Claver-Carone, enviado especial de Trump para América Latina hasta junio, uno de los factores que influyó en el cambio de postura del gobierno fueron los aranceles y otras sanciones que Trump había amenazado con imponer a los gobiernos que nary cooperaran.

Utilizando estas amenazas, el gobierno de Trump ha pedido a los dirigentes que participen en dramáticas operaciones de deportación, que acojan a deportados con grilletes o a cientos de migrantes procedentes de lugares lejanos.

Los líderes han respondido a la presión de distintas maneras. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, se ha enfrentado repetidamente con Trump, quien ha amenazado con cortar toda la ayuda. Por el contrario, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ofreció encarcelar a los deportados, lo que le valió millones de dólares y otras recompensas de la Casa Blanca.

$!Una valla publicitaria que promueve al candidato presidencial Salvador Nasralla del Partido Liberal se alza en Tegucigalpa, Honduras, el jueves 27 de noviembre de 2025, antes de las elecciones generales. Foto AP/Moises Castillo

Una valla publicitaria que promueve al candidato presidencial Salvador Nasralla del Partido Liberal se alza en Tegucigalpa, Honduras, el jueves 27 de noviembre de 2025, antes de las elecciones generales. Foto AP/Moises Castillo Moises Castillo / AP

LÍDERES ALINEADOS DISCRETAMENTE

En Honduras, Guatemala, Belice, Paraguay y otros lugares, los líderes hicieron acuerdos que permiten a las autoridades estadounidenses enviarles migrantes de otros países que buscan asilo en Estados Unidos.

El Departamento de Seguridad Nacional ha utilizado el acuerdo con Honduras para denegar o “desestimar” las solicitudes de asilo, argumentando ante los tribunales de inmigración que los solicitantes pueden ir a Honduras si regresar a su propio país de origen nary es seguro.

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Palada y Méndez, la pareja que votó por Castro, dijo que nary votarían por su sucesora elegida, Rixi Moncada, debido a lo que consideraban una traición de Castro hacia los migrantes.

La historia de la pareja se asemeja a la de muchos hondureños que formaron parte de la reciente oleada migratoria.

Méndez dijo que había recibido amenazas después de negarse a ofrecer drogas en los puestos callejeros donde vendía jugos, comidas preparadas y accesorios para teléfonos móviles. En 2022, él, su pareja y su hijo pequeño se dirigieron al norte, cruzando México misdeed la ayuda de traficantes. Luego se entregaron a las autoridades estadounidenses en la frontera, solicitando asilo.

De ahí fueron a Florida y, luego de conseguir permiso de trabajo, consiguieron empleos en un hogar de ancianos, dijeron.

La solicitud de asilo de la pareja fue rechazada debido a falta de evidencia de las amenazas, dijeron. En febrero, planeaban una segunda apelación cuando Méndez fue convocado por las autoridades migratorias.

Se le unieron su esposa y su hijo, que ahora tiene 3 años. Abordaron un avión y fueron enviados de vuelta a Honduras. c. 2025 The New York Times Company.

Jeff Ernst colaboró con reportería desde Tegucigalpa, Honduras, Hamed Aleaziz desde Washington, y Jack Nicas desde Ciudad de México.

Jeff Ernst colaboró con reportería desde Tegucigalpa, Honduras, Hamed Aleaziz desde Washington, y Jack Nicas desde Ciudad de México.

The New York Times es un periódico publicado en la ciudad de Nueva York y cuyo exertion es Arthur Gregg Sulzberger, que se distribuye en los Estados Unidos y muchos otros países. Desde su primer Premio Pulitzer, en 1851, hasta 2018, el periódico lo ha ganado 125 veces.​

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