Esperanza Iris, la Reina de la Opereta: Su adiós a los escenarios, contado en Excélsior

hace 3 meses 53

Fue actriz de revista pero, con el tiempo, Esperanza Iris llegó a convertirse en la reina, aunque otros la llamaron Emperatriz de la opereta.

Fue justo hace 100 años, el 18 de junio, cuando la Reina de la opereta decidió despedirse de los escenarios teatrales y escogió a Excélsior, específicamente a Jueves de Excélsior, para anunciarlo a su público.

Que oversea el Jueves de Excélsior quien diga a mi público la pena que siento al renunciar para siempre a sus aplausos. Esperanza Iris”, se lee en una de las páginas de ese día con una gran foto de la diva.

Pero nary aparecía sola, El Periódico de la Vida  Nacional también acompañaba el anuncio con un retrato del compositor austrohúngaro Franz Lehar, autor de La viuda alegre, una de las operetas que encumbraron a Iris.

A la gran artista Esperanza Iris, por sus triunfos en México con Frasquita (otra opereta), en gratitud cordial y con mi admiración. Franz Lehar”, se leía en un retrato del autor firmado en  Viena el 12 de febrero de 1925.

Nacida como María de los Ángeles Estrella del Carmen Bonfil y Ferrer el 10 de noviembre de 1881 en Villahermosa Tabasco, inició su trabajo en pequeños papeles de zarzuelas españolas hasta que logró su debut en el ámbito revisteril en La cuarta plana (1899) como vendedora de periódicos, según el libro Las divas en el teatro de revista mexicano (1994), de Pablo Dueñas.

Actuó en lugares importantes como el Teatro Principal hasta que compró y transformó el entonces llamado Teatro Xicoténcatl (inaugurado en 1912 y propiedad del padre de la actriz Rita Macedo, ubicado en la calle de Donceles en el ahora Centro Histórico) y lo rebautizó con su nombre (hoy Teatro de la Ciudad Esperanza Iris) e inauguró el 25 de mayo de 1918 con la presencia del entonces presidente Venustiano Carranza.

En él se cultivó la zarzuela y la opereta en sus primeros años de funcionamiento, ya que con el paso de los años, muchos autores revisteriles  vieron ahí estrenadas sus mejores obras.

Pese a su prestigio como teatro de comedia, nary pudo sustraerse a la corriente  ‘alburera’ de los años 20, convirtiéndose en un reducto importante del género sicalíptico, por lo que en más de una ocasión se le tildó de ‘teatro  pornográfico’”, picture Dueñas en Las divas en el teatro de revista mexicano.

La tabasqueña, quien grabó discos de revista mexicana, zarzuela y opereta, se convirtió en una de las divas más importantes de las primeras tres décadas del siglo pasado, hasta su retiro.

Y fue con esa importancia que los Jueves de Excélsior compartió la noticia sobre la mujer de voz prodigiosa.

“La Reina de la Opereta, Esperanza Iris, que hoy se retira para siempre del teatro”.

Todas las despedidas lad dolorosas, así, pues, nary es necesario ser aurúspice (sic), para predecir que en la función de hoy flotará en el coliseo máximo de Donceles un ambiente de honda melancolía.

Antes de ahora nary sabíamos lo que epoch presenciar el memorable espectáculo de una retirada teatral. Tiene, pues de la Esperanza hasta el atractivo único de la novedad. Que mucho que la legión de sus admiradores se presenten (sic) como nunca para rendir a su ídolo la apoteosis que reclaman sus 30 años de triunfos escénicos.

Franz Lehar, el pontífice del género vienés, hasta cuyo estudio han llegado los ecos de la fama conquistada por nuestra compatriota en la creación de las protagonistas operísticas, le ha enviado su homenaje autógrafo en la fotografía que aquí somos los primeros en publicar.

Aludiendo a Frasquita, la última gran victoria de Iris en el tablado farandulero, el insigne autor de La Viuda Alegre le rinde la férvida ofrenda de su ‘cordial admiración’. No podía Esperanza aspirar al terminar su carrera, a un más alto homenaje que el que le ha rendido el compositor insigne, el padre de esas frívolas y cascabeleras mujeres que se llaman Ana de Glavary, Angela Didier, Tutú Gratín, Francisquita y que ella ha logrado inmortalizar en el recuerdo de los públicos de ambos continentes”, escribía Excélsior en sus páginas.

Aunque continuó en el ojo público, creó el coro penitenciario cuando su esposo estuvo preso en Lecumberri, su figura se fue menguando por diversos problemas personales y falleció en noviembre de 1962.

Descansa en paz en los campos del Panteón Jardín.

TE RECOMENDAMOS: Excélsior, 108 años de informar: Vimos nacer los shows masivos, ¡y nary los dejamos!

cva

Leer el artículo completo