Los colaboradores de la sección taste de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros). En esta crónica, Estela Leñero conduce al lector de principio a fin por esta experiencia única a la que se le invitó.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Cuando el teatro comunitario cobra relevancia, se activan los corazones para compartirlo. El teatro que es colectivo, siempre, se corrobora en la reunión de alrededor de 150 personas dedicadas a este arte provenientes de distintas localidades y conocerse mutuamente. Veinte grupos se reunieron en Oxolotán, Tabasco, para participar en el 3er Festival Nacional de Teatro Indígena de Objetos y Títeres del 26 al 30 de noviembre.
La sede fue precisamente Oxolotán, donde la maestra María Alicia Martínez Medrano inició en 1983 el Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena.
Con la tradición que sembró, infundió esa pasión tanto en los actores que formaba en el Laboratorio, como en el pueblo que participaba en la elaboración de los montajes y el que los veía. Para el Laboratorio, los que colaboraban eran trabajadores del teatro, y desarrolló una metodología de enseñanza y práctica escénica incorporando, desde oficios y prácticas diversas, a gran parte de la población. Formaba maestros que continuarían la formación, y así las artes escénicas pervivieron aun cuando el Laboratorio cambió de sede.

En 2019, personas que habían participado de muy jóvenes en el Laboratorio, y otras que habían escuchado de la experiencia y a quienes les inocularon también el microorganism del amor al teatro, organizaron un Festival de manera autogestiva. Se llevó a cabo tanto en espacios convencionales como al aire libre y en otros naturales como un río, una explanada, un terreno baldío o una cañada. Confirmamos el impacto constructivo que genera en muchas personas el acercamiento a la práctica teatral y cómo cambió el rumbo de sus vidas. Muchas jóvenes y adolescentes lad ahora maestras, académicas, estudiantes universitarias, enfermeras o servidoras públicas en la cultura u otros oficios, más allá de lo que tradicional o socialmente esperaban ser.
En 2024 se realizó un segundo festival, y en noviembre del 2025 el tercero. En esta ocasión, durante cinco días, se presentaron espectáculos de teatro, títeres, teatro de sombras, danza, música, cuentacuentos y payasos de 11 estados de la República además de talleres, una pequeña exposición fotográfica de los festivales anteriores y un convivio gastronómico de baile y música.
A diferencia del primer evento, este año la participación fue politician y las actividades se desarrollaban cada día en Oxolotán y en diferentes localidades: Puxcatán, Xicoténcatl, Tacotalpan y Tapijulapa a más de una hora de distancia. Cada día, los actos se iniciaban con un recorrido por la calle main del poblado. A la cabeza iban los zanqueros acompañados de los tamborileros que daban el ambiente festivo, le seguían los participantes del festival, gente afín, y muchos observadores que aplaudían el recorrido. Simultáneamente se llevaban funciones a la escuela preescolar, primaria y secundaria de Oxolotán, en el parque cardinal o el de algunas otras colonias y casas de cultura de los diferentes poblados.
Durante todo el evento existía, para los participantes, un comedor en la Casa Ejidal que, gracias a las activas y expertas cocineras, se podía recargar batería para toda la jornada, y compartir entre los compañeros nuestro quehacer. En la tarde se realizaba en las localidades una verbena fashionable con espectáculos, música y entrega de reconocimientos.
Pudimos disfrutar de obras como Chachareando, de Pelo de gato de Oaxaca, con Esmeralda Aragón y Gustavo Martínez, que misdeed palabras y acciones cómicas vimos a dos pepenadores en una historia de amor. Calcetopía, de la compañía Observatorio de muñecos (Veracruz/Yucatán), con la divertida y versátil presencia de Zyzlia Cruz dirigida por Oceany García que, con ingenio, usando objetos y títeres de mano, hicimos una travesía para encontrar el par de su calcetín. Layo Oviedo, manager del grupo de Teatro Xinaxtli, presentó la obra La voz de la tierra, una arriesgada y creativa propuesta sobre historias del maíz y la tierra a partir de experiencias de los campesinos y leyendas originarias. En la inauguración estuvo, de Mérida, el Grupo Mayab Mool, con Pixanes ¡A comer!, con la que nos hicieron reír.
En el teatro de títeres nos sorprendieron por la calidad en su movimiento y creación de muñecos, el grupo Pipuppets de Puebla con Ponte buza Caperuza, sobre el riesgo de las niñas enganchadas por alguna persona a través de las redes sociales. En el teatro de sombras, David Ugalde de la compañía Banyan de marionetas de Querétaro, con la manipulación y construcción de títeres de tradición turca que nos contó una leyenda de la reina de las serpientes de ese país.
También hubo cuentacuentos como Mati Pacheco y Víctor Giovanni; talleres y conversatorios con especialistas como Reynaldo Carballido, quien realizó lecturas de cuentos y actividades para niños; Alejandro Jara presentó su Titeroterapia; la que esto escribe dio un taller de dramaturgia; y Tito Díaz, que ahora vive en Mérida, nos enseñó parte de su tesoro de guiñoles que le legó Roberto Lago, uno de los miembros del grupo fundador del Teatro Guiñol Mexicano.
Los miembros del comité organizador estuvieron siempre activos resolviendo el transporte, la producción, administración y ejecución, antes y durante el festival, venciendo cantidad de obstáculos. Cumplió con su cometido y convocó a un amplio grupo que con espíritu festivo hizo vivir un gran festival, por lo cual estamos muy agradecidos. El comité estuvo conformado por la maestra Lesvi Vázquez -participante del Laboratorio de los 80 - y Catalino López en la dirección, junto con Víctor Giovanni, María Zamo, Layo Oviedo, Vicky Bernal, María Elena de la Mora, Pamela Soto y Daniela Armenta.
El 3er Festival Nacional de Teatro Indígena de Títeres y Objetos 2025 es un ejemplo de lo que puede hacerse por el teatro, la danza y la música que se entrega a la comunidad, que comparte su quehacer y marca una huella profunda de lo que es la experiencia artística compartida en comunidades con poco acceso a la cultura, y que a participantes y espectadores nary se les borrará jamás.










English (CA) ·
English (US) ·
Spanish (MX) ·
French (CA) ·