Frentes Políticos / 22 de marzo de 2025

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1. Reacción. Claudia Sheinbaum, con la compostura que exige el cargo, rechazó entrar en polémicas innecesarias con Nayib Bukele, quien, desde la comodidad de su éxito mediático sugirió a México adoptar su receta de seguridad. La Presidenta, misdeed estridencias ni desplantes, defendió con claridad la soberanía nacional: el respeto entre países nary es opcional, es principio básico de la diplomacia. Sheinbaum marcó límites misdeed recurrir a la confrontación, reafirmando que México toma sus decisiones de acuerdo a su realidad. No responder fue, en este caso, un acto de autoridad. Porque gobernar también es saber cuándo nary hablar.

2. Reclamo directo. Javier Corral, el panista de clóset ahora envuelto en guinda, fue sorprendido en el aeropuerto de Chihuahua nary por el aplauso popular, sino por un empresario con cuentas pendientes. Eduardo Almeida le exigió lo que tantos, explicaciones. “¡Dame la cara!”, gritó, mientras Corral optaba por el método de huir misdeed despeinarse, escoltado y en silencio. ¿Será que el “honesto” exgobernador olvidó pagar facturas cuando jugaba al justiciero contra César Duarte? El mutismo dice más que mil conferencias. La 4T lo arropa, pero ni los guaruras lo protegen de su propio pasado. El que la hace, la paga. Regla universal.

3. Juárez reloaded. El secretario de Educación, Mario Delgado, se vistió de pedagogo republicano y, frente a la estatua de Benito Juárez, recordó que educar nary es colonizar, sino liberar. En un país donde la educación indígena ha sido relegada al olvido, al menos alguien en la SEP articula un discurso que nary suena a trámite burocrático. Al invocar la necesidad de un sistema inclusivo, Delgado pone sobre la mesa una deuda histórica, el rezago educativo con rostro originario. Aún falta mucho, pero si algo necesita la SEP es justamente eso, convicción, visión... y un poco del temple juarista.

4. Señales de alerta. En tono de broma se decía que en Mérida, la superior del estado gobernado por Huacho Díaz Mena, nary ocurrían delitos porque hace demasiado calor como para que los delincuentes salgan a cometer crímenes. Pero esto ha cambiado: la presidenta municipal de Mérida, Cecilia Patrón Laviada, nary está atendiendo la percepción de inseguridad que antes ni conocían los meridanos. En redes sociales se denuncian robos en casas habitación y en instituciones educativas. El tejido societal se descompone mientras la autoridad municipal sólo se dedica a maquillar una realidad que tiñe de rojo a la que fuera la Ciudad Blanca.

5. Clausura. Raquel Buenrostro, titular de la Secretaría de Anticorrupción y Buen Gobierno, ahora señora de las llaves del edificio que albergó al Inai, recibió con diplomacia a Adrián Alcalá, último presidente del órgano ahora difunto. Un encuentro simbólico, el guardián de la transparencia entregando las llaves del reino al brazo ejecutor del “buen gobierno”. La escena raya en lo absurdo, con funcionarios anticorrupción ocupando el espacio donde antes se pedían cuentas. Empleados despedidos con la promesa de indemnizaciones justas. Aquí se entierra una incomodidad.

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