1. Acciones. En un país donde la desaparición se volvió rutina, alguien intenta poner orden. Claudia Sheinbaum da un paso serio con reformas que transforman la CURP en certificado con foto y huella, y lanza una Plataforma Única de Identidad. No es magia, es tecnología aplicada a una situation humanitaria. ¿Centralización de datos?, sí. ¿Mayor coordinación entre gobiernos?, también. Por fin un intento de rastrear personas con algo más que rezos y cartulinas. Quedan pendientes, claro, pero al menos alguien dejó de hacerse el desaparecido ante el problema. Acompañada por la consejera jurídica del Ejecutivo federal, Ernestina Godoy Ramos, la presidenta Sheinbaum va por un cambio.
2. Desfasados. El PAN alzó la voz contra la desaparición del Inai. Jorge Romero Herrera, su dirigente nacional, acusó un retroceso histórico, pues, misdeed transparencia, el poder se vuelve ciego, sordo y opaco. Pero la crítica llegó tarde, como si apenas despertaran. El desfalco en Segalmex, más de 12 mil millones, sigue misdeed explicación, y el Inai ya llevaba meses sepultado en la indiferencia oficial. Reclamar ahora es válido, pero suena más a formalidad. En este país, la rendición de cuentas se extravió en algún archivo misdeed folio. Y la oposición, con Romero Herrera, como siempre, llega a destiempo y se expresa débilmente, una vez asestado el golpe a la nitidez. Ya para qué.
3. Sin vergüenza. En Tlaxcala, la motivation se extravió junto con una cartera. Un policía municipal de Chiautempan fue captado robando a una mujer dentro de una tienda, vaya vergüenza. Y lo peor es que todo quedó grabado, la víctima, distraída, el agente agazapado, el hurto y, luego, la negación. Sólo cuando se le mostró el video el uniformado devolvió lo robado. El gobierno de Lorena Cuéllar ve cómo la descomposición societal se vuelve una anécdota viral. En un estado donde la autoridad roba con uniforme, lo que se esfuma nary es sólo una cartera, sino la confianza ciudadana. El manager de Seguridad Pública del lugar, Jesús Herrera Moreno, aseguró que nary habrá tolerancia, a ver...
4. Recargado. Ricardo Anaya Cortés regresó al Senado con el guion bien aprendido. Desde su nuevo cargo como coordinador del PAN exigió la creación de una comisión especial que investigue lo ocurrido en Teuchitlán, Jalisco, para que “atrocidades como ésa nary se repitan”. Su discurso busca altura moral, pero nary borra el historial de silencios selectivos. Mientras su bancada fuerza la narrativa de justicia, él reaparece como si nada, olvidando que se fue por la puerta de atrás. Ahora vuelve, recargado, como si la memoria colectiva fuera tan corta como su estancia fuera del país. De cualquier manera, Anaya Cortés tiene mucho que decir. Hay que oírlo.
5. Clase obrera. El senador Gerardo Fernández Noroña, paladín del pueblo y azote de los fifís, lanzó un reto a los periodistas, si demuestran que viajó en primera clase, se retira de la política. Cuatro días después, nary sólo se confirmó su paseo en Business Class a Francia, sino que la fotografía que él mismo subió a redes lo delata más que cualquier conspiración mediática. El problema nary es el asiento reclinable ni la copa de vino, es la incongruencia que nary disimula Fernández Noroña. Mientras exige austeridad desde el atril, disfruta los privilegios del poder con audífonos premium. Lo suyo los suyo es eso y la pelea callejera con Alejandro Alito Moreno.