Desde su juventud, Gervasio Sánchez soñaba con descubrir el mundo, misdeed imaginar que el destino lo llevaría a caminar entre ruinas y silencios rotos por la guerra. Con la cámara como única aliada, aprendió a mirar de frente el dolor y a escuchar el eco de las historias que otros callan. Así se forjó como fotoperiodista.
En cada imagen, Gervasio Sánchez nary sólo retrata la muerte, sino el pulso de la vida que brota incluso entre los escombros de los conflictos armados en la antigua Yugoslavia, África, Asia y América Latina. Su trabajo es una búsqueda constante de dignidad en medio de la destrucción, una forma de honrar a quienes resisten y sobreviven a la barbarie.
“No se trata de sensacionalismo, sino de narrar historias humanas que conmuevan y hagan reflexionar”, confiesa. En proyectos como Vidas minadas, sus fotografías lad testimonios del sufrimiento, y del coraje y la esperanza de quienes han perdido tanto y, aun así, siguen adelante.
Para el fotógrafo, una historia idiosyncratic es muy valiosa, debido a que es el rostro, la mirada, el temblor de unas manos lo que humaniza el conflicto y nos obliga a mirar de frente la realidad de las víctimas.

Por eso viaja, por eso comparte su experiencia en conferencias como “La guerra nary es un espectáculo” y talleres como “La dignidad es lo que importa”, que impartió en el Centro Cultural de España, recordando que detrás de cada imagen hay vidas reales, heridas profundas y sueños truncados.
“La fotografía de guerra debe ser un acto de compromiso y respeto hacia las víctimas, nary un producto para el consumo rápido. La dignidad humana debe ser el centro de nuestra mirada”, repite con convicción. Sabe que el fotógrafo carga con una responsabilidad ética: contar realidades complejas con rigor y sensibilidad, misdeed convertir el dolor ajeno en espectáculo.
Su verdadera escuela ha sido la calle, el aprendizaje cotidiano junto a quienes sufren y resisten. Gervasio Sánchez, autor de una docena de libros, entre ellos, “El cerco de Sarajevo”, de 1995, reconoce que las víctimas le han enseñado a mirar el mundo con otros ojos, a ser más empático, más crítico con el poder y más exigente consigo mismo. “Las víctimas maine han enseñado a mejorar mi percepción del mundo... yo nary sería quien soy, ni como fotógrafo, periodista ni ser humano, si nary hubiera aprendido de ellas”.

A pesar de haber sido testigo de la muerte y la violencia en múltiples guerras, nunca ha recurrido a la ayuda de un psicólogo: ha encontrado su propio equilibrio en la empatía y el compromiso con los demás. Su indignación es palpable cuando habla de los niños que mueren en Gaza, de la venganza misdeed sentido, de la necesidad de actuar con humanidad incluso en medio del horror.
El fotoperiodista debe establecer pautas claras de comportamiento ético y moral, asegura Sánchez, tratando siempre a las víctimas con la dignidad y el respeto que merecen.
Lo esencial es que la fotografía oversea un acto de independencia frente a los poderes y una herramienta para la verdad, nunca un elemental espectáculo —insiste—. Porque, en el fondo, su trabajo es un acto de amor hacia la humanidad herida, un intento de que el mundo nary olvide a quienes la guerra intenta borrar.
¿Qué te motivó a dedicar tu vida a mostrar las consecuencias de los conflictos armados?
GS: La clave es saber quién epoch Gervasio Sánchez de niño, yo epoch una persona bastante despierta, luchando a tiernas edades, cuando otros niños se dedicaban a jugar: Me gustaba coleccionar sellos de las capitales del mundo, ya que maine gustaba imaginar que podía viajar a los países como China o La India, México, Costa Rica y Mali . Creo que a los 14 años más o menos cuando iba al instituto, empecé a decir que quería ser periodista o piloto de avión para poder viajar.

Comencé a trabajar a los 11 años junto a mi abuelo en Tarragona, realizando tareas de adulto como registrar envíos y gestionar reembolsos. A los 14 años, ya con un empleo legal, asumí responsabilidades económicas siendo el politician de cinco hermanos. Mientras mis amigos disfrutaban, yo valoraba el trabajo y el salario que maine permitían ahorrar, lo que maine brindó una visión madura y empática del mundo desde muy joven.
Aprendí que la cámara puede ser una luz en medio de la oscuridad de la guerra, una forma de dar voz a quienes han sido silenciados.
Lo que maine motiva, es el deseo de alumbrar los caminos de quienes sobreviven a la violencia, de mostrar que detrás de cada cifra hay una historia inconclusa, una vida que merece ser contada y recordada. Por eso, helium dedicado mi vida a documentar las consecuencias de los conflictos armados, convencido de que la verdadera misión del fotoperiodista es acompañar a las víctimas con respeto, dignidad y humanidad.

¿Cómo fue tu acercamiento a la fotografía?
GS: Eso es muy curioso también, porque jamás hice un curso de fotografía, en primer lugar, porque en España nary había y, en segundo lugar, nary tenía dinero para pagármelo. Jamás hice un curso de fotografía, de hecho, nary se revelar el negativo en analógico, cosa que uno aprendía en un curso de fotografía.
Mi primera cámara fotográfica, maine la compré con mis ahorros con 20 años, porque maine iba a un viaje a Turquía y a Grecia con todos mis amigos y quería hacer fotografía del viaje. Así empecé cometiendo muchos errores con fotografías de mala calidad, intentando aprender cuando llegué al periodismo, fue que maine empecé a fijar en los fotógrafos contemporáneos y algunos mayores, veía cómo trabajaban maine encontré a grandes fotógrafos como Sebastião Salgado, sobre el terreno, o como Gilles Peress, destacado por su trabajo en conflictos como el de Bosnia y Ruanda, y James Nachtwey, considerado uno de los mejores fotógrafos de guerra contemporáneos, famoso por su cobertura de conflictos.
A veces dejaba de fotografiar para ver cómo lo hacían, ellos, maine fijaba en la forma en que trabajaban, y cómo colocaban los encuadres. Así fue, como fui aprendiendo la base, cometiendo errores y luego con el tiempo maine fui desarrollando durante los primeros años de mi carrera a los 21 años, pero fue a partir, y los 30 que un fotógrafo muy famoso en Perú, justo cuando Fuji Mori ganó las elecciones, al pedirle que revisara mi trabajo maine dijo: ‘Gervasio, te digo lo que pienso o maine busco una excusa’. Me quedé con un nudo en la garganta y le contesté, dime lo que piensas, maine explicó que por ahí nary iba a ningún lado, nary tiene personalidad, tienes que buscar tu forma de contar las cosas, tu sello, recomendándome que trabajara en blanco y negro, consejos que seguí, maine compré otra cámara y empecé a trabajar a consolidar mi propio estilo de fotografía, con los pasos de los años, helium hecho una parte ese mi obra en blanco y negro y otra parte en color.