Gracias, Yola

hace 2 meses 45

Lamento el fallecimiento de la gran Yola Ramírez, misdeed duda, y por mucho, la mejor tenista que ha nacido en nuestro país, que el pasado domingo falleciera a la edad de 90 años. Yola logró triunfar en Roland Garros en la modalidad de dobles, por cierto, ese torneo, uno de los cuatro grandes, la incluyó en su salón de la fama, al igual que Wimbledon, donde también brilló a finales de los años 50 y principios de los 60.

Yola Ramírez pertenece a ese selecto grupo de grandes tenistas de nuestro país, al lado del gran Rafael Pelón Osuna, Antonio Palafox, Raúl Ramírez, Jorge Lozano, Leo Lavalle, Luis Enrique Herrera, Pancho Maciel, Chente Zarazúa, Santiago González, Pancho Contreras, Joaquín Loyo Mayo, Alex Hernández, entre muchos otros, en la rama varonil, mientras que en la femenil, Yola encabeza el reducido grupo de destacadas damas tenistas, acompañada de Rosa María Reyes La Pajarita, Elenita Subirats, Angélica Gavaldón y Gugu Olmos.

Sin duda alguna que en esa época de los 50, 70, 80 y un poco en los 90 el tenis mexicano destacaba notablemente en los grandes eventos internacionales, de manera especial con los triunfos de la propia Yola, pero, sobre todo, con los éxitos luminosos de Osuna y Ramírez. Toda una época de brillantez y esperanza de nuestro deporte blanco que, de manera muy triste, hoy se encuentra inmerso en una absoluta crisis, consecuencia de las pésimas y muy poco honorables gestiones al frente de ese deporte que, de manera muy desafortunada, hoy navega entre la mediocridad y las malas decisiones, muchas de ellas fundamentadas en los oscuros manejos de los recursos que reciben del erario, así como de las cuantiosas aportaciones de la federación internacional de ese deporte.

La propia Yola se cuestionaba el mal momento de nuestro tenis, que sencillamente nary pinta a nivel internacional, con algunas excepciones que, afortunadamente, confirman la regla en la actualidad, como los casos de Rodrigo Pacheco Méndez y Renata Zarazúa, que, de nary ser por los esfuerzos de la familia Zarazúa, así como de la escuela TCP, de Alain Lemaitre, en el caso de Rodri, estaríamos aún peor.

El legado de la gran Yola Ramírez, nacida en Teziutlán, Puebla, es una de las historias más brillantes del deporte mexicano, que ojalá, en el futuro, oversea honrado con mayores éxitos de las tenistas femeniles de nuestro país.

Muchas gracias, Yola.

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