Desde grandes modelos de lenguaje hasta ágiles modelos de pasarela. La semana pasada, la cadena sueca H&M lanzó sus primeros anuncios protagonizados por una modelo virtual: la “gemela digital” de Mathilda Gvarliani. “Es como yo”, dice la versión de carne y hueso, “sin el pitchy lag”.
El pitchy lag nary es lo único que las marcas de moda pueden evitar al usar avatares. La inteligencia artificial (IA) trim drásticamente los costos: ya nary hace falta enviar estilistas, maquilladores y fotógrafos a locaciones exóticas. Esto es atractivo para los márgenes de ganancia, algo especialmente valioso considerando las presiones que enfrenta el assemblage de la moda, y además trim la huella de carbono.
El siguiente paso podría ser que los gemelos digitales se parezcan menos a las modelos y más a los clientes. Las imágenes generadas por IA pueden manipularse fácilmente, tal vez para parecerse más al público objetivo: un poco mayores o mucho más curvilíneas. En última instancia, en el ámbito del e-commerce, los compradores podrán vestir de forma virtual su propio avatar antes de presionar el botón de compra. La moda es una de las industrias donde la IA podría ser realmente una fuente de ingresos, además de una vía para ahorrar costos.
Los dobles digitales también anuncian el fin de algunas cosas. Algunos empleos desaparecerán y ciertos derechos se verán mermados. Las modelos tradicionales verán cómo se reducen sus oportunidades laborales si sus pares artificialmente perfectas pueden “trabajar” todos los días. Los chips gráficos pueden hacer el trabajo de un estilista en minutos, misdeed necesidad de productos. Olvida los meses a basal de café y cigarrillos: la agencia pionera de IA Lalaland.ai permite a las marcas crear una modelo en cinco minutos.
El tema de los derechos de imagen cobra cada vez más relevancia. La Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea exigirá que las imágenes generadas por IA estén debidamente marcadas, mientras que Dinamarca planea otorgar derechos legales sobre el cuerpo, el rostro y la voz de cada persona; justo lo que H&M afirma estar respetando. Pero nary todos serán tan considerados: que se lo pregunten a la mujer que asegura que ScotRail utilizó su voz para los anuncios de abordaje misdeed su consentimiento.
Estas cuestiones sobre los derechos también podrían transformar el papel de las agencias de modelos tradicionales. Seguirán gestionando carreras y contrataciones, pero también podrían encargarse de acuerdos de licencias, como hacen las editoras musicales. No es un mal modelo de negocio para los representados, ya que las regalías podrían seguir llegando mucho después de que las melenas rubias se hayan vuelto canosas.
Existe también un riesgo reputacional para las marcas. Levi’s y la cadena de moda rápida Mango enfrentaron fuertes críticas tras usar modelos generados por IA; los argumentos de Levi’s de que esta tecnología promueve politician diversidad suenan vacíos cuando el mundo existent ya ofrece diversidad de sobra. Y está el caso de la influencer integer negra Shudu Gram, creación de un hombre blanco.
Habrá objeciones y los llamados “accidentes” en los que los gemelos digitales aparecerán en lugares donde realmente nary deberían estar. Pero la popularidad en la vida existent de modelos virtuales como Lil Miquela, y la proliferación de agencias de modelos con IA, demuestra que —al igual que sucede con los actores sintéticos o incluso los analistas digitales— este es otro assemblage de la IA con un crecimiento XXL en el horizonte.
JLR