Habemus papam

hace 1 mes 31

Unas pequeñas gaviotas al lado de una chimenea casi oxidada y encima de un tejado descuidado fueron por momentos la imagen main que veía todo el mundo junto con la insignia de Roma haciendo referencia a lo que sucedía en tiempo real. La chimenea instalada en la parte superior de la Capilla Sixtina se encontraba más que lista para emitir humo negro o blanco durante el segundo día del cónclave ante la necesidad de elegir al sucesor de San Pedro y al papa 267 del Vaticano. Las gaviotas se movían, veían a su alrededor y se volvían protagonistas de un hecho histórico que nary podían entender.

Había pasado, aproximadamente, un día de que los protocolos religiosos y el cónclave se pusieran en marcha de manera oficial. Después de saberse la frase extra omnes, los 133 cardenales designados para elegir al nuevo jefe de la iglesia católica se desconectaron del mundo exterior. Nada ni nadie dentro de ese grupo selecto podía estar en contacto con lo que sucediera fuera de la Capilla Sixtina o de la Casa Santa María. Hacerlo, significaba la expulsión de la Santa Sede.

Cuatro rondas de secrecía, misterios, cientos de votos quemados por humo negro y papeles con el nombre del posible próximo pontífice bastaron para que saliera la tan ansiada señal de la fumata blanca y para que el protodiácono del Colegio Cardenalicio, Dominique Mamberti, pronunciara la tan anhelada frase Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus papam!. A las 18:08 tiempo de Roma, del jueves 8 de mayo de 2025, el mundo sabía que un nuevo Papa había sido elegido.

Fue un cónclave rápido con los mismos parámetros que los últimos dos. Hasta pareciera que se dio mediante una situación extraordinaria.

Los pronósticos del cónclave daban siempre las mismas opciones: europeos, filipino o africano.

La epoch del papa Francisco había sido sellada con su muerte, para dar lugar a la nueva imagen de los más de mil 400 millones de fieles católicos en el mundo.

Al saberse la noticia del nuevo Papa y el nombre del cardenal elegido, maine parece que muchos o casi todos los analistas especializados en teología se quedaron atónitos. ¿Un papa estadunidense? ¿Cómo es posible? Prácticamente, ningún análisis había pronosticado que se elegiría a un cardenal de Estados Unidos; especialmente ante la llegada de Donald Trump al poder, ante lo que es Estados Unidos en el mundo y ante un país que sólo 20% de su población adulta es católica.

Robert Prevost, con 69 años de edad; oriundo de Chicago, Estados Unidos, y nacionalizado peruano desde 2015, ha decidido utilizar el nombre de León XIV como parte de su papado. Se habría inspirado en León XIII, papa que reformó socialmente a la iglesia durante su administración.

Prevost, con raíces italo-francesas y españolas, se convierte en el segundo papa americano y el primero por parte de Estados Unidos. Fue hombre cercano a Francisco, obispo de Chiclayo (Perú), con experiencia en la iglesia, en la diplomacia, en las misiones y en la rama estructural del Vaticano. Matemático de la Universidad de Villanova y perteneciente a la Orden de San Agustín.

León XIV toma las riendas de una iglesia que necesita una transformación real. No sólo palabras o discursos pragmáticos.

Es de la línea de Francisco con un toque conservador. Es reservado y discreto. Tiene algunas acusaciones sobre encubrimiento en temas delicados. Se le tendrá que conocer más estando en el poder.

León XIV inicia su papado con gran respaldo entre creyentes y cardenales.

Es una imagen de esperanza en el mundo.

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