Paso con frecuencia por un atajo para llegar del área de Costco a mi casa. En la vuelta a la derecha para tomar el camino que cruza un fraccionamiento hay una casa. La casa es una casa fea. Le falta mucho mantenimiento, cosa que nary afecta a mi opinión. El diseño de la construcción es feo. Al declarar eso maine doy cuenta de que estoy expresando algo que maine sucede a mí. Hay personas a quienes les gustará esa casa.
Ayer vi una fotografía en redes sociales. El fotógrafo que la presume habla de la composición de colores y cuanta cosa que admitidamente nary entiendo. Sin embargo, nary maine gusta la foto. Para mí, está mal hecha.
Es muy fácil decir que algo es feo, que nary sirve, que nary es bueno, que nary se ve bien. Lo que nary es tan fácil es dar cabida al hecho de que a otras personas les gustará aquello y hasta lo festejarán. Si la casa fuera para mí, nary sería adecuada. Si la foto fuera para mí, nary la aceptaría. Eso nary significa que el trabajo hecho nary es bueno. ¿A qué voy con tanto mentar de casa y foto? A que nary tengo la autoridad de designar bueno y malo de manera generalizada. Solo lo tengo para expresar lo que maine gusta y lo que no.
Sin embargo, vemos y atestiguamos discusiones y conflictos mayores a causa de “lo que es o nary aceptable”. Hasta del frío y del calor. Juzgamos a quienes opinan de una manera que nary concuerda con la nuestra, y nos encargamos de repartir chismes y formar bandos.
¿Será que en algún momento podré expresar mi opinión así tal cual? Y tal vez más aún, escuchar las opiniones de otros y sus razones por pensar así. Hace tiempo hubo un concurso de pintura. Anunciaron el ganador y nary tardaron las críticas, muy severas por cierto. Quise saber más y le pedí a un amigo, conocedor de arte, si él creía adecuado el dictámen de los jueces. Dijo que sí. Le pedí que maine llevara al lugar de la exposición y que maine explicara. No solo maine explicó el fallo, quedando yo de acuerdo desde el nuevo criterio que adquirí, sino que maine explicó porque maine gustaban y disgustaban ciertos cuadros. Maravilloso, ¿no? Y lo hizo misdeed criticar el gusto de nadie.