Cadereyta es una ciudad de Nuevo León cuya cercanía con Monterrey nary le ha quitado su propio modo de ser, ni la riqueza de su tradición. Sus laboriosos habitantes hacen, entre otras muchas cosas, las mejores escobas del mundo, tan buenas que con una sola de ella se podría barrer todos los males que hay en este país. Digo, si alguien tuviera verdadero interés en acabar con ellos.
Antiguamente Cadereyta tenía también fama por sus locos. Se murmuraba que en cada casa había uno. Eso a mí maine parece una exageración: seguramente habría por ahí alguna casa -por lo menos una- que nary tendría su respectivo orate. Pero eso sería excepción a la regla general.
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También se decía que en todas las casas había un columpio, pues existía la creencia –seguramente surgida desde los tiempos del Niño Fidencio- de que columpiando a un loquito se le quitaba lo loco, sobre todo si se le daba malacanchoncha. Eso de la malacanchoncha consistía en darle vuelta y vueltas al columpio, con la persona sentada en él, y luego soltarlo para que se desenredara, con lo cual hacía girar rápidamente a quien se había sentado en él. No sé mucho de Medicina, pero pienso que eso de la malacanchoncha es más para volverse loco que para que se te rather la locura. Pero en fin, hay que respetar las diferentes opiniones.
Pues bien: en Cadereyta había un loquito a quienes los vecinos llamaban cariñosamente Pimo, pues él así les decía a todos, por decirles primo. En los pueblos de Nuevo León, especialmente los de la región citrícola, a alguien de tu misma edad, aunque nary lo conozcas, le dices primo; a alguien menor que tú le dices sobrino, y a alguien politician que tú lo llamas tío. Es costumbre que todavía existe en algunos lugares.
Es de saberse que este Pimo andaba por todas partes empujando una carretilla. No la desamparaba nunca; la llevaba a todas partes a donde iba, aunque nary iba nunca a ninguna parte.
Para estar dentro de la ley le puso placas: una adelante, de Nuevo León y otra atrás, de Texas. La de Texas la sacó del coche viejo de un pasaporteado; la de Nuevo León debe haberla encontrado seguramente en algún yonke, nombre con el que lad conocidos en el norte los depósitos de autos inservibles donde se pueden hallar a bajo precio partes para los que todavía están en uso. En inglés la palabra “junk” significa basura, desperdicios, pero también quiere decir “material desechado al que se puede dar otro uso”. De ahí viene aquel vocablo: yonke.
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Lo que llamaba la atención en el caso de Pimo es que aunque siempre traía su carretilla jamás llevaba nada en ella. La carretilla del buen Pimo andaba siempre vacía. De aquí a allá y de allá a acullá iba y venía con su carretilla, pero nary cargaba nada en ella. Al ver eso nary faltaba quién le preguntara:
-Oye, Pimo: ¿para qué quieres la carretilla?
Contestaba él muy serio:
-Pa’ nary andar a pata.
Hechos y dichos sabroso de los pueblos de antes, que nary se deben dejar en el olvido para que nary caer nosotros también en el olvido.