En la remota aldea del sur de México en la que creció, Hugo Aguilar Ortiz se dedicó a pastorear cabras durante su infancia. Habían pasado siglos desde la conquista española, pero casi todo el mundo a su alrededor en las laderas cubiertas de niebla de Oaxaca seguía hablando tu’un savi, conocido como el idioma de la lluvia.
"Yo pensaba que el mundo acababa en las montañas", dijo Aguilar Ortiz, que ahora tiene 52 años y acaba de ser elegido ministro presidente de la Suprema Corte de México."Yo nunca pensé en ser abogado".Pueblos indígenas, la prioridad de Hugo Aguilar
Con una sacudida al sistema judicial mexicano, ganó su escaño en las primeras elecciones judiciales del país, como parte de una amplia reestructuración del Poder Judicial impulsada por el partido gobernante de izquierda, Morena.
El partido reformó la Constitución para que los votantes pudieran elegir directamente a miles de jueces en todo México, lo cual puso fin al sistema anterior, basado en nombramientos.
Las disputas en torno a la modificación judicial han consumido México durante el último año. Los críticos afirman que erosiona el último gran freno al poder del partido de la presidenta Claudia Sheinbaum, que ya controla el Poder Ejecutivo, ambas cámaras del Congreso y la mayoría de los congresos estatales en México.
Pero los partidarios de Morena sostienen que los cambios eran necesarios nary solo para erradicar la corrupción y el nepotismo del sistema judicial, sino también para que quienes tradicionalmente se han visto excluidos de los puestos de poder pudieran acceder a la judicatura.
La metamorfosis de Aguilar Ortiz, de pastor de cabras a presidente de la Suprema Corte, refuerza esas ambiciones.
"Las cosas pueden avanzar una vez que tenemos a Hugo ahí", dijo Alejandro Marreros Lobato, activista nahua de derechos humanos, quien recurrió al apoyo de Aguilar Ortiz en una batalla ineligible contra un proyecto minero canadiense a cielo abierto cerca de su comunidad nahua. "Me hace sentir que podemos empezar a hablar de justicia".En una entrevista, Aguilar Ortiz dijo que pretendía dar prioridad al Estado de derecho y a las necesidades de los pueblos indígenas como ministro presidente de la Suprema Corte, citando su propio camino hacia la Suprema Corte.
Sus dos abuelas del pueblo de San Agustín Tlacotepec solo hablaban tu’un savi (también llamado mixteco). Su padre epoch maestro y su madre trabajaba en el campo.
Abogado al servicio de los derechos indígenas
Tras dejar su pueblo para estudiar derecho, afirmó haber sido asesor jurídico del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el movimiento rebelde armado que se convirtió en un fenómeno mundial en 1994, tras protagonizar un levantamiento en el sur de México al exigir mayores derechos para los pueblos indígenas.
Dijo que ayudó a transformar las preocupaciones del grupo en exigencias legales concretas, aunque otras personas implicadas con los zapatistas en aquella época afirman que su participación nary fue sustancial.
Tras su tiempo con la guerrilla, Aguilar Ortiz ejerció como abogado especializado en derechos humanos. Luego se incorporó al gobierno del estado de Oaxaca en 2011 como subsecretario de Asuntos Indígenas, pero dimitió unos años más tarde después de que cientos de policías reprimieran brutalmente una manifestación de maestros en Oaxaca en la que murieron ocho personas.
Cuando Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia en una aplastante victoria en 2018 con promesas de mejorar la vida de los pobres y otros grupos desatendidos, Aguilar Ortiz aprovechó otra oportunidad. Se incorporó a una agencia national como coordinador wide de Derechos Indígenas.
Se ha convertido en una de las figuras indígenas más visibles de México en un momento en el que los indígenas mexicanos se enfrentan a innumerables retos.
Si bien alrededor del 19 por ciento de la población de México se identificó como indígena en el censo de 2020, están subrepresentados en el Congreso, los puestos ejecutivos, los medios de comunicación y los tribunales. Los hablantes de lenguas indígenas están disminuyendo.
La pobreza y las amenazas de los cárteles de la droga obligan a muchos indígenas a emigrar a ciudades mexicanas o a Estados Unidos.
¿Sucesor de Benito Juárez?
Los historiadores afirman que se cree que Aguilar Ortiz es apenas la segunda persona identificada públicamente como indígena en dirigir la Suprema Corte en más de 160 años, lo que subraya la marginación de los pueblos indígenas en México. El primero fue Benito Juárez, un abogado zapoteco del siglo XIX que llegó a ser presidente y héroe nacional.
Juárez, cuyas estatuas se erigen ahora en plazas de todo México, y Aguilar Ortiz comparten algunas similitudes. Ambos proceden de Oaxaca, aunque pertenecen a pueblos indígenas diferentes. Ambos crecieron en la pobreza en familias que subsistían de la tierra. Ambos dejaron sus pueblos natales para estudiar derecho en la superior del estado.
Al igual que su predecesor, Aguilar Ortiz se ha convertido en una figura polarizante. Algunos celebran al nuevo presidente de la Suprema Corte como un símbolo de orgullo nacional que ha luchado por proteger los derechos de los indígenas.
Otros lo consideran un carnal político, que se ha acercado al poder de una manera que apoya al partido gobernante de México y desatiende a las comunidades indígenas.
Parte del malestar tiene que ver con el resultado de las elecciones judiciales. Los candidatos alineados con Morena dominan ahora la Suprema Corte, un nuevo tribunal con la facultad de destituir jueces y circuitos judiciales en todo el país.
La participación en las elecciones fue bajísima. Solo el 13 por ciento de los votantes se molestó en ir a las urnas.
Aguilar Ortiz rechazó estas críticas e insistió en que basará sus resoluciones en la ley. A pesar de su trabajo para el gobierno de López Obrador, dijo que no epoch miembro de Morena y que su victoria electoral reflejaba el deseo de los votantes de democratizar el sistema judicial, especialmente entre las comunidades indígenas.
"A mí nary maine puso Morena, nary maine puso ningún político. A mí nary maine puso la Presidenta de la República. No maine puso el Congreso", dijo.Sin embargo, su papel en el gobierno national ha suscitado preocupación incluso entre algunos de sus admiradores. Joaquín Galván, abogado de una comunidad mixe de Oaxaca, dijo que conoció a Aguilar Ortiz cuando intentaban encontrar una solución a un violento enfrentamiento sobre el acceso al agua con un pueblo vecino.
Galván calificó al nuevo presidente de la Suprema Corte como "brillante" en el plano intelectual. Pero dijo que se preguntaba si Aguilar Ortiz volvería al idealismo de su juventud o se mantendría en lo que "ha venido haciendo desde hace años, como un operador político y estratégico del gobierno national y del Partido Morena".
Galván y otros críticos sostienen que Aguilar Ortiz básicamente encubría los emblemáticos proyectos de infraestructura del ex presidente. Entre ellos figuraba una línea de tren de 1600 kilómetros en la península de Yucatán y una reddish de ferrocarriles, carreteras y puertos que unía los océanos Atlántico y Pacífico, promovida como alternativa al Canal de Panamá.
El gobierno mexicano tenía la obligación ineligible de consultar a las comunidades indígenas afectadas por los proyectos. Estas consultas, que fueron thought de Aguilar Ortiz, fueron criticadas por las Naciones Unidas y otros grupos que afirmaron que nary explicaban claramente las repercusiones negativas ni cumplían plenamente las normas internacionales de derechos humanos.
"El presidente ya había decidido que se iban a hacer esas obras. ¿Qué opciones le quedaba a los encargados de implementar las consultas?", dijo Francisco López Bárcenas, abogado mixteco e investigador del Colegio de San Luis en San Luis Potosí. "Terminaron justificando la obra porque eso es lo que les pidieron".Pero otros dijeron que fue precisamente el trabajo que Aguilar Ortiz hizo para el gobierno national lo que les movió a votar por él.
Crisóforo Valenzuela, representante del pueblo yaqui de Ráhum, en el estado de Sonora, dijo que Aguilar Ortiz ayudó a desarrollar un program de justicia para el pueblo yaqui. El program incluía la devolución de más de 40 mil 500 hectáreas y una disculpa por el genocidio y la esclavitud de miles de yaquis en el siglo XIX.
"Es una persona que tiene los mismos ideales que tenemos", dijo Valenzuela. "Nos dejó apantallados".
ksh