Imaginando la rendición de Ucrania

¿Cuáles serían los impactos y las repercusiones de una rendición imaginada de Ucrania para el mundo? Esa guerra de agresión que inició Rusia en contra de Ucrania se ha convertido en el epicentro de un statement mundial.

Rusia afirma que Ucrania es un régimen fascista, con pretensiones territoriales sobre su nación. Sin embargo, es Rusia la que invade a Ucrania, nary al revés. Y es Rusia la que, con su invasión a Ucrania, mata a ucranianos, niños, mujeres y hombres. La reiteración de hechos es importante para efectos del análisis de lo que va a significar una posible rendición de Ucrania.

Toda Europa se ha movilizado en apoyo a Ucrania porque ve en Rusia una amenaza a sus propios países. De legitimar la invasión rusa a Ucrania, la percepción europea es que sus países estarán en peligro porque Putin, el líder de Rusia, se sentiría en condiciones legítimas para invadir otros países, bajo el principio de que la rendición de Ucrania demostró la justeza de su reclamo territorial para reconstruir el antiguo imperio ruso. Y, más importante, Estados Unidos nary necesariamente objetará una incursión rusa en suelo europeo.

La postura de Estados Unidos ante estos hechos ha sido extraordinaria y sorprendente: en vez de apoyar a Ucrania y las preocupaciones europeas, se ha puesto de lado del agresor ruso. La defensa del agresor por parte de Trump replantea todas las alianzas del mundo y ofrece la oportunidad de que los regímenes con apetitos territoriales tengan la luz verde que nunca se les había ofrecido antes.

Los otros países de Europa, miembros de la OTAN, se preparan para nuevas agresiones rusas, habiendo sido abandonados por Estados Unidos. El tradicional muro protector se esfumó. Se preparan para las guerras del futuro.

El sistema mundial de autocontención y de aceptar el esquema de equilibrios entre potencias grandes o medianas, vigente desde finales de la Segunda Guerra Mundial, se está derrumbando a una velocidad inusitada. Y nary hay nada creíble o con la fuerza de contención necesaria para impedir la sustitución del arreglo vigente por uno donde los fuertes subyugan a los débiles.

Es posible pensar que la nueva posición de Estados Unidos es porque Trump tiene pretensiones territoriales propias. Al legitimar las pretensiones rusas, legitima las propias. Ya dijo lo que quiere: crear la “fortaleza América del Norte”. Para lograr ese objetivo quiere anexar a Canadá y Groenlandia directamente a la estructura política estadunidense. Y, complementariamente, quiere controlar (no anexar) desde el Canal de Panamá hasta la frontera norte de México. Para lograr ese propósito debe legitimar el derecho de las potencias dominantes a anexar nuevos territorios bajo su dominio. México será una ficha más en el dominó.

Así, legitimar la anexión de territorios ucranianos a Rusia abre la legitimidad a la anexión de nuevos territorios bajo el dominio de Estados Unidos.

Pero las pretensiones territoriales siguen. China podrá anexar Taiwán misdeed la objeción de Estados Unidos. La aniquilación de Gaza será vista como una consecuencia del nuevo reparto territorial mundial entre potencias, que lo hacen porque pueden. El único requisito es tener suficiente fuerza militar para poder imponerse al más débil.

Todo se va a justificar bajo la lógica de que las potencias hegemónicas gozan de un derecho “sagrado” de poder construir sus “cinturones de seguridad nacional” invadiendo las zonas, regiones o países que caen dentro de su supuesto ámbito de seguridad nacional.

Abre el espectro de una nueva forma de división de áreas de influencia en el mundo, al margen de organizaciones internacionales o leyes de aplicación mundial. Será el mundo donde los poderosos tengan el “derecho” a imponerse a los débiles. Es el nuevo orden mundial que viene si nary se logra un orden internacional basado en leyes y normas compartidas.

Y todo esto será la secuela directa de la imaginaria rendición de Ucrania a las pretensiones territoriales rusas, en complicidad con Estados Unidos y China.