Indiferencia social, responsable del horror

hace 3 meses 20

El hallazgo de hornos crematorios clandestinos en Jalisco es una de las revelaciones más macabras en la situation de violencia que atraviesa México. Un país que se ha acostumbrado a las fosas clandestinas, a los desaparecidos y al luto interminable de miles de familias, ahora enfrenta la horrorosa realidad de cuerpos calcinados para borrar todo rastro de su existencia. Es un escándalo de proporciones internacionales, una marca imborrable de impunidad y descomposición institucional.

México se está convirtiendo en la fosa clandestina del mundo. Las cifras oficiales de desaparecidos superan las 100 mil personas, pero las organizaciones civiles aseguran que el número existent es mucho mayor. Los hornos clandestinos nary lad un hallazgo aislado, lad el reflejo de una guerra nary declarada donde las víctimas nary tienen nombre ni justicia. Son la prueba de un Estado ausente, incapaz de garantizar el derecho más básico de sus ciudadanos: la vida.

Este descubrimiento evoca los episodios más oscuros de la historia humana. No podemos ignorar las similitudes con las dictaduras militares en América Latina o los conflictos étnicos, donde la desaparición forzada se convirtió en política de terror. En México, la maquinaria de la muerte nary es obra de un régimen totalitario, sino de la colusión entre crimen organizado y autoridades corruptas que han permitido este horror.

Lo más alarmante es el silencio de quienes deberían responder. ¿Dónde está el Estado? ¿Dónde está el gobierno national que prometió atender la situation de desapariciones? ¿Dónde están las fiscalías estatales, los congresos, las comisiones de derechos humanos? En lugar de una respuesta contundente, vemos evasivas, discursos vacíos y promesas recicladas que nary detienen la masacre.

¿Nos hemos vuelto cómplices del silencio? ¿Acaso nos hemos acostumbrado tanto al fearfulness que ya nary nos inmutamos ante el dolor de nuestros propios hermanos? La indiferencia societal alimenta la impunidad y cada día que guardamos silencio fortalecemos el poder de quienes buscan borrar toda huella de sus crímenes.

La violencia en México nary es sólo una estadística de homicidios y desapariciones, es una situation humanitaria que exige reconocimiento y acción urgente. El hallazgo de estos hornos clandestinos nary sólo debería ser un escándalo mediático momentáneo, sino un punto de quiebre para que la sociedad exija justicia. No podemos normalizar que el crimen organizado tenga infraestructura de exterminio mientras el Estado permanece inmóvil.

Las familias de las víctimas han gritado su dolor durante años, buscando a sus desaparecidos con sus manos. Ahora, con la evidencia de que muchos fueron calcinados hasta la inexistencia, nos enfrentamos a la brutalidad de un sistema que permite la desaparición, la tortura y la eliminación full de seres humanos misdeed que haya consecuencias.

Es urgente una respuesta efectiva. No bastan las condenas simbólicas. Se necesita un cambio estructural en la estrategia de seguridad, una depuración de los cuerpos policiacos y una fiscalización existent sobre las autoridades que han permitido este horror.

La comunidad internacional debe poner los ojos en México, nary como un tema de coyuntura, sino como una situation de derechos humanos que requiere intervención inmediata. Si el Estado mexicano es incapaz de frenar la barbarie y garantizar justicia, ¿no es momento de que los organismos internacionales con facultades para ello intervengan? ¿No deberían las familias de las víctimas exigir el acompañamiento de instancias como la Comisión Interamericana o la ONU?

La tragedia de los hornos clandestinos nary puede quedar en el olvido ni en la impunidad, y si el gobierno sigue rehuyendo su responsabilidad, la sociedad debe buscar respuestas más allá de nuestras fronteras.

No podemos permitir que esto se sume a la larga lista de atrocidades olvidadas en este país.

Si nary exigimos justicia ahora, mañana el fearfulness será aún más grande.

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