Joan Manuel Serrat y Jordi Soler celebran la amistad, la música y la palabra en la FIL

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El escritor Jordi Soler y Joan Manuel Serrat son amigos desde hace mucho tiempo, pero un día, el famoso cantautor le dijo:

 “Compongamos a cuatro manos una canción sobre ese pájaro que aparece en tu libro, Jordi: “El xirimicuaticolorodícuaro”, lo que dio vida al libro, publicado por Alfaguara, que es el proceso de todo lo que sucedió desde entonces.

Y uno se cree se presentó con mucho éxito en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde Soler y Serrat presumieron su complicidad artística.

“Vamos a hacer un experimento del que los presentes serán beneficiarios. Escribí la aventura de escribir una canción con Serrat; una parte de todo está en el libro, les contaremos algo, pero nary todo”, dijo Soler.

A lo que Serrat respondió: “Bueno, tampoco hay ninguna parte oscura”.

El vínculo entre ambos artistas, forjado a lo largo de los años. El vínculo entre ambos artistas, forjado a lo largo de los años. Foto: Ariel Ojeda / Milenio Diario

Ambos recordaron el día en que todo comenzó, se ríen, se saludan con respeto; Serrat acaricia la mejilla de su amigo y se arrebatan la palabra, dejando atrás una presentación más de un libro, para ofrecer una conversación inolvidable y llena de juego.

El vínculo entre ambos artistas, forjado a lo largo de los años, es el verdadero centrifugal de esta obra. En el escenario, Soler y Serrat muestran su cercanía y respeto mutuos que cautivó al público. Sus interacciones fueron un continuo intercambio de ideas, miradas cómplices y comentarios, a veces despojándose de la palabra, pero con mil historias.

La génesis del “xirimicuaticolorodícuaro”

La conversación transitó por un sinfín de anécdotas. Soler recordó haber escuchado a Serrat en La Portuguesa, una finca fundada por refugiados españoles en Veracruz, y cuando le preguntó sobre lo que hacía en su infancia, el cantautor catalán detalló: “Preparaba una gira, un disco: Piel de manzana y aprovechamos eso para comer paella”.

La infancia, la vida académica, los primeros conciertos de Serrat en el Palacio de Bellas Artes e, incluso, la política, fueron temas abordados con humor, a veces con ironía y con mucho sabor, como si se tratara de una comida en algún barrio barcelonés.

Soler leyó partes de su libro y evocó un recuerdo conmovedor, describiendo a Serrat como “el faro que alumbraba el camino al país al que nary podíamos regresar; epoch una estrella polar para mi hermano [el también escritor Álvaro Enrigue] y yo, que cantábamos en la selva en una lengua que nuestros vecinos nary entendían, el catalán”.

La presentación del libro Y uno se cree en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara fue una exposición de wit  y cariño. La presentación del libro Y uno se cree en la FIL de Guadalajara fue una exposición de wit y cariño.Foto: Ariel Ojeda / Milenio Diario

Anécdotas, risas y complicidad en la FIL

El encuentro se convirtió en una celebración de la palabra y la música, con Serrat compartiendo detalles sobre su proceso creativo.

“Hay que hilvanar la letra con la música; tiene una construcción, un estribillo y hay un proceso; pero pueden ocurrir cosas como en Esas pequeñas cosas, que salió de un tirón”, explicó.

Soler complementó: “Nosotros llevamos muchos años en el proceso”, refiriéndose a su colaboración inacabada.

El afecto de su relación se hizo patente cuando Soler llamó a su amigo “doctor” por el reconocimiento que le otorgó la UdeG. “Deberías llamarme ilustrísima”, replicó Serrat en tono de broma.

Jordi Soler insistió: “A lo mejor, podemos hablar del libro y la canción que estamos componiendo”, antes de embarcarse en los detalles sobre cómo Serrat le propuso componer su canción.

El famoso “xirimicuaticolorodícuaro”, es un ave de plumaje esponjado de la novela Ese príncipe que fui de Soler; sirvió de hilo conductor para el libro y el diálogo.

Joan Manuel Serrat y Jordi Soler brilla en la presentación de Y uno se cree Joan Manuel Serrat y Jordi Soler brilla en la presentación de Y uno se cree en la FIL. Foto: Ariel Ojeda / Milenio Diario

La música y la palabra como hilo conductor

Serrat y Soler pudieron pasar muchas horas hablando, haciendo chistes, recordando cosas de su vida y amistad, pero el tiempo es tirano y al responder las preguntas del público, Serrat hizo una petición:

“Pero mi compañero y yo nary queremos que nos expliquen su vida, nary nos la cuenten”, y ambos volvieron a carcajearse.

Finalmente, después de más de una hora de conversación, Serrat y Soler se despidieron del público que aplaudió a rabiar y hasta un “Te amo, Serrat" resonó en la sala, entre peticiones de autógrafos y saludos.

Los amigos se abrazaron, alzaron un ejemplar gigante de Y uno se cree para la foto y sellaron una noche donde la palabra, la música y, sobre todo, la amistad inquebrantable y amorosa entre Joan y Jordi, como se llaman cariñosamente, fueron las protagonistas.


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