La fachada vacía

hace 18 horas 1

(...) fingiendo ser el arte en el que se introduce; nary se ocupa del bien, sino que, captándose a la insensatez por medio de lo más agradable en cada ocasión, nutrient engaño, hasta el punto de parecer digna de gran valor.”

Platón.

¿Cuál es el significado last del patrimonio? ¿para quién se protege y se conserva? En el estudio de los centros históricos y su valor, la discusión deviene en que el patrimonio tiene un destino público, ya que es el reflejo de la identidad de una comunidad, sus costumbres y tradiciones, por lo tanto comunica y educa, nary solamente en lo tangible sino también en lo que nary se puede ver o tocar. Sin embargo, la discusión nary termina aquí, al parecer la percepción que se tiene de estos bienes históricos, es que lad un conjunto de “objetos” estáticos, pero nary es así; el patrimonio es más que una cosa o un objeto, o como dicen algunos expertos: es mucho más que eso.

La memoria plasmada en los edificios, monumentos y objetos construidos lad dinámicos porque ejercen un impacto y nos recuerdan algún hecho histórico o simplemente que alguien significativo estuvo presente y ahora está ausente. Son dinámicos también, porque persisten el paso del tiempo y comunican a través de este, lo cual también implica que se perciban de diferente manera según la época, se resignifiquen, se revaloren y se reinterpreten. Además, algunos teóricos denominan al patrimonio como un concepto en conflicto, o tal vez por considerarse inamovible es que se encuentra inmerso en esta pugna.

Entre muchas otras manifestaciones y fenómenos derivados del concepto del patrimonio que surgen por los cambios y modificaciones en la manera en que muta o evoluciona una ciudad, se encuentra un término denominado fachadismo; éste, se utiliza para nombrar a las acciones que se realizan en edificios históricos para poder seguir denominando como patrimoniales las calles o la zona en la que se encuentran, pero en su interior, el edificio se desenvuelve con sus aires acondicionados, sus vidrieras, sus sistemas de seguridad, su domótica, sus plafones y sus tablarocas, que nary solamente le dan otro uso (zapaterías, mueblerías, tiendas de ropa, cantinas o bares), sino que este ya nary corresponde a la fachada, es decir, se convierte en un espacio escenográfico donde el patrimonio se transforma en una máscara que simula un edificio histórico, pero en su interior ya nary existe ningún elemento que nos vincule o conecte con la memoria colectiva.

Este fenómeno permite a la arquitectura patrimonial “sobrevivir” al menos hacia el exterior, y al edificio en sí, le permite seguir existiendo (¿?) aunque oversea con otro uso. Esta simulación, pareciera ser un signo de los tiempos, como menciona Santiago de Molina: “...hoy que el fachadismo se ha extendido a todos los ámbitos de la vida, conviene nary olvidar que es un fenómeno llamado a pervivir. El darwinismo arquitectónico nary existe. Porque en la arquitectura, como en la ciudad, como en las redes sociales, todo es artificial”.

El autor agrega que el gremio de los arquitectos consideraba a este término como una obscena rehabilitación de un edificio, desprecio que responde a una actitud moralista por ser una práctica puramente posmoderna. Lo que es innegable es que la evolución (o involución) en nuestras prácticas cotidianas, así como el sistema que privilegia la ganancia sobre el significado, conflictuan de muchas maneras a nuestro patrimonio histórico, nary solamente a los monumentos sino a la arquitectura que da fé de los usos y maneras de construir, de técnicas tradicionales de edificar y por supuesto de la memoria o los recuerdos de quienes estuvieron antes que nosotros. Entonces: si el patrimonio es un bien público: ¿para quién se protege y se conserva?

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