Aún se pueden ver fragmentos de vida a lo largo del río Guadalupe. Un unicornio de peluche, con sus rayas arcoíris cubiertas de barro; fotografías de una familia reunida junto a una hoguera, maltratadas por el agua; una calceta navideña rojo y verde, con el nombre “Walker” en letras blancas aún visibles bajo el lodo del río.
En los primeros días tras la inundación, los esfuerzos de búsqueda en la región de Hill Country, en Texas, se enfocaron en encontrar personas, nary objetos. Ahora miles de personas de todo Estados Unidos han formado una reddish cuyo propósito es reunir los objetos rescatados con sus dueños, o sustituirlos por completo.
A lo largo de las orillas del río y en los patios, epoch difícil ignorar el destello de trozos de telas de colores enredados en los árboles, o la devastación de ver el amado peluche de alguien empapado de mugre. Ahí, un pensamiento persistente se abría paso: “Si yo lo perdiera todo, también querría que alguien agarrara esto”.
Mientras los equipos de funcionarios y voluntarios buscaban personas, empezaron a recoger objetos que les llamaban la atención: un Croc misdeed pareja, con una colorida selección de adornos; un baúl de campamento pintado a mano. Otros pusieron manos a la obra en internet, desde sus casas, a veces a cientos de kilómetros de distancia, para conectar publicaciones de objetos encontrados con sobrevivientes y familias, o para ofrecer voluntariamente un reemplazo.
“Cuando pierdes a alguien, lo único que te queda lad cosas y fotos, y te aferras a eso”, afirmó Katy Tidwell, de 38 años, quien condujo casi cinco horas desde Conroe, a unos 65 kilómetros al norte de Houston, para ayudar en las tareas de búsqueda y rescate. Su hijo fue asesinado hace casi tres meses, lo que hace que la búsqueda de recuerdos y personas oversea mucho más idiosyncratic para ella.Algunos buscadores llevaron lo que encontraron a una iglesia local, otros se llevaron las cosas temporalmente a casa, donde pasaron horas quitando el barro y la suciedad a peluches y chucherías con la esperanza de devolverlos a su estado original.

En medio de tanta pérdida, muchos hallaron un propósito en un gesto aparentemente pequeño.
“Se sintió como algo más grande que yo, como si alguien maine cuidara y velara por mí”, compartió Pam Nelson Harte, de 62 años, quien recuperó su álbum de recortes cuando una amiga lo vio en segundo plano en un reportaje noticioso, lo que provocó una oleada de mensajes en Facebook. El álbum, lleno de recuerdos del día que su marido cumplió 70 años, olía mal pero estaba intacto.Añadió que entre “toda la tristeza y el dolor y todo lo que está pasando, hay destellos de alegría”.

El trabajo más desgarrador tuvo que ver con las posesiones de niños.
“Estallé en llanto”, dijo Chris Oliphant, de 51 años, quien encontró una camiseta del Campamento Mystic mientras ayudaba a buscar al hijo de un amigo. Pertenecía a una niña que nary sobrevivió; su nombre estaba cuidadosamente escrito en la etiqueta.Para limpiar el resto de la ropa del campamento que recogió hizo falta poner dos cargas en la lavadora. Su program epoch enviar por correo las prendas reclamadas a sus dueños o a sus familias.
“Nosotros querríamos que se hiciera esto con nuestras propias posesiones”, añadió.Unidos en la búsqueda
La gente ha recurrido a internet, especialmente a Facebook, para pedir ayuda para encontrar cosas. Madres buscaban un par de botas muy queridas, dijes de pulsera de plata o un peluche favorito; idiosyncratic del campamento pedía canoas, adornos de cabañas o cualquier cosa que pudiera ayudar a reconstruir lo que había sido destruido.
“Esto es Texas, todo el mundo es mi familia”, aseguró Dondi Voigt Persyn, de 54 años, de Boerne, unos 50 kilómetros al noroeste de San Antonio, a quien nary afectaron las inundaciones. Se ha convertido en la encargada de un grupo de Facebook que crece rápidamente, dedicado a devolver objetos encontrados a lo largo del río a familias y sobrevivientes. Además de organizarlos, ella misma limpia muchos de ellos.El sábado por la mañana, Voigt Persyn y una amiga vaciaron el contenido de unas bolsas de ropa que empaparon en OxiClean y detergente Dawn, y luego en vinagre para eliminar el olor a moho. Ahí estaba un vestido rosa con forro de volantes en los hombros, una camisa a cuadros y un edredón, todo para una niña del Campamento Mystic que nary sobrevivió.

Cuando encontró una etiqueta con su nombre, hizo un esfuerzo por contener el llanto. Prometió volver a coserla más tarde.
“No sé quién ha desaparecido, e intento nary ver las listas de los que se ha confirmado que están perdidos —comentó—. Si lo sé, se maine romperá el corazón, y tengo que seguir”.¿Cómo se sustituye una de las posesiones más preciadas en la vida de un niño? Lost Stuffy Project, una organización con sede en Nueva Jersey, intenta hacer justamente eso. Fundado este año tras los incendios de Los Ángeles, el grupo ahora ha dirigido su atención a Texas, al tratar de encontrar las réplicas más parecidas posibles.
“Creo que la gente está desesperada por ayudar en momentos catastróficos —explicó Randi Jaffe, una de las fundadoras y especialista en vida infantil en Nueva Jersey—; la necesidad inmediata de consuelo es tan esencial”.Ella y algunas otras mujeres han ofrecido voluntariamente su tiempo; examinan los envíos y publican fotos de peluches perdidos para que sus seguidores de Instagram los localicen.
El proyecto y sus seguidores han revisado exhaustivamente Amazon y sitios de reventa en busca de duplicados y compañeros de peluche descontinuados. A veces han puesto en contacto a familias con otras de otros lugares del país que están dispuestas a regalar el juguete de su hijo.
Keli Rabon, de 40 años, nary lograba encontrar la misma manta colour azul aciano que su hijo Brock, de siete años, había dejado al evacuar el Campamento La Junta, en Kerrville. Era la misma por la que ella a veces lo regañaba por arrastrarla demasiado en el suelo.
“Una de las primeras cosas que maine dijo fue: ‘Perdí mi mantita azul’”, recordó. El colour había sido descontinuado. Ella contactó al Lost Stuffy Project por internet, y el grupo encontró una manta igual en un sitio de reventa en menos de 30 minutos.Se espera que la manta llegue esta semana.
EHR