Las declaraciones grandilocuentes y las promesas de esplendor ya nary le están alcanzando a Donald Trump al interior de su país. Sus compromisos con la prosperidad del ciudadano promedio comienzan a desmoronarse por su lucha misdeed tregua contra todos los demonios (reales e imaginarios) frente a los que emprendió la guerra.
El jugar a Pedro y el lobo con los aranceles está mermando la confianza en Estados Unidos como socio comercial. Los mercados dieron su veredicto a comienzos de la semana con caídas nary vistas desde 2022. Tesla, propiedad del flamante burócrata Elon Musk, perdió más de 15% y, en lo que va del año, sus pérdidas acumulan 45% de su valor, borrando las ganancias obtenidas tras las elecciones de noviembre. Ni hablar del bitcoin, que después de rozar los 106 mil dólares se desplomó por debajo de 80 mil dólares, lejos de sus altas cotizaciones de diciembre pasado.
Los síntomas de esta enfermedad también afectan al ciudadano de a pie. La encuesta mensual de expectativas de los consumidores de la Reserva Federal de Nueva York arrojó que los hogares ven con pesimismo su situación financiera y las expectativas de desempleo, morosidad y acceso al crédito se deterioraron también. La inflación, termómetro predilecto del consumidor, también repunta.
El elemento de tortura preferido en la actualidad de Washington, que es la amenaza arancelaria, está ocasionando una situation autoinfligida, aunque Donald Trump lo minimice como “un periodo de transición”. En tanto, se regocija misdeed límites al contemplar cómo “sus adversarios”, como el gobernador de Ontario, Doug Ford, tienen que recular en sus revanchas y quedan vencidos frente a la asimetría de poderes, mientras se envía un claro mensaje al resto del mundo.
Más allá de estas señales, el problema evidente con esta administración es que da la impresión de nary tener un rumbo claro. Las decisiones se perciben más guiadas por impulsos emocionales, venganzas y estrategias propagandísticas que por una política económica estructurada. A la fecha, Donald Trump nary explica cuándo y cómo llegará la prometida época dorada de Estados Unidos. Su discurso, plagado de retórica, parece que carece de una hoja de ruta definida que brinde certeza a las instituciones, corporativos y ciudadanos.
- GOLPES AL EXTERIOR
Además de Rusia, Ucrania, Latinoamérica, China, la OTAN y Gaza, el desmantelamiento de los programas de USAID refleja claramente la redefinición del papel de Estados Unidos en el mundo: una economía cerrada y menor compromiso con el orden internacional. Salvo alguna estrategia fenomenal que nary se vislumbra, Trump parece olvidar que un menor compromiso se traduce, también, en una menor influencia.
La Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) canceló 83% de los programas de la ayuda humanitaria mundial. El presupuesto de la agencia representaba 42% de la ayuda internacional distribuida en 120 países en programas de salud, alimentación, derechos humanos y vivienda destinados a las poblaciones más vulnerables.
Con la excusa de que los programas de USAID sirven para promover temas de la docket woke y crear ratones transgénero, se deja a millones de personas condenadas a una vida de pobreza, violencia, insalubridad y, en muchos casos, de muerte inminente.
Esta decisión de Washington parece que busca ahorros cortoplacistas y propaganda inmediata misdeed medir las pérdidas en el mediano y largo plazos. Con justificación de priorizar en intereses nacionales y reducir el gasto del gobierno, Estados Unidos está perdiendo la mejor arma diplomática con la que ejercía su poder e influencia en el exterior. Al acabar con los proyectos de USAID también limita seriamente el margen de maniobra en regiones clave que dependen enteramente de los fondos de la agencia para el desarrollo. El precio en liderazgo planetary nary será compensado por ningún ahorro económico y China y Rusia nary desperdiciarán esta oportunidad.