Los bombarderos estadunidenses B-2, la amenaza aérea para el programa nuclear iraní

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WASHINGTON (apro).- ¿Dónde están los B-2? ¿Qué están haciendo los B-2? Las especulaciones en torno a estos bombarderos furtivos, estrellas del arsenal aéreo norteamericano, van en aumento a medida que el presidente, Donald Trump, adopta un tono cada vez más agresivo hacia Irán.

Estos aviones desempeñarían un papel clave si Estados Unidos decidiera implicarse más junto a Israel en el conflicto que el Estado hebreo desencadenó el 13 de junio.

B-2 versus Fordow

La razón main por la que Israel recurre a Estados Unidos frente a Irán se resume en un lugar: Fordow. Esta instalación atomic iraní se encuentra a 150 km al sur de Teherán, profundamente enterrada bajo tierra en una zona montañosa.

Para Israel es imposible destruir estas instalaciones subterráneas cruciales para el programa atomic iraní, pero sería una misión al alcance de los B-2 estadunidenses.

Más concretamente, "Estados Unidos dispone de bombas muy potentes diseñadas específicamente para destruir refugios subterráneos reforzados, como los de Fordow, de las que Israel nary dispone. Se trata de artefactos que, para simplificar, solo pueden ser transportados por los B-2", explica Sim Tack, analista militar.

Dos ventajas importantes hacen que los B-2 sean los candidatos perfectos, incluso únicos, para una misión de este tipo. La primera: se encuentran entre los pocos aviones de la flota estadunidense capaces de transportar estas megabombas de alta penetración de 13 mil 600 kg. "Para ser precisos, el B-2 tiene incluso espacio para transportar dos", señala Ian Horwood, historiador y especialista en el ejército estadunidense de la Universidad Saint John de York, en Reino Unido.

En teoría, otros bombarderos, como los famosos B-52, también podrían llevar a cabo este tipo de misiones. Sin embargo, "los estadunidenses probablemente nary correrían el riesgo de enviar un avión así, demasiado fácil de detectar", señala Frank Ledwidge, especialista en cuestiones militares de la Universidad de Portsmouth, en Reino Unido. Por el contrario, el B-2 tiene otra ventaja considerable: "Es un bombardero escondido, probablemente el más furtivo de la flota estadunidense", destaca Ian Horwood.

De la disuasión atomic al megabombardero

Esta capacidad de volverse prácticamente invisible se ha mejorado constantemente en este bombardero que "empieza a estar un poco anticuado", señala Ian Horwood.

Puesto en servicio a finales de la década de 1980, el B-2 fue diseñado para ser el bombardero de politician alcance de la aviación estadunidense. "Debía integrarse en la fuerza de disuasión atomic y ser el único capaz de alcanzar la Unión Soviética desde Estados Unidos para lanzar sus bombas", explica Ian Horwood.

Finalmente, nary se utilizó por primera vez hasta después del fin de la Guerra Fría. "Su primera misión se remonta a la guerra de Kosovo en 1999. Entonces estableció el récord de la operación a politician distancia, ya que despegó de Estados Unidos para bombardear la antigua Yugoslavia", señala Frank Ledwidge.

Posteriormente, "este bombardero se desplegó en la mayoría de los conflictos en los que participó Estados Unidos, ya fuera en Libia, Irak o Afganistán", precisa Frank Ledwidge. Así, con solo 19 aparatos, representa una de las joyas de la corona aérea estadunidense.

Con el paso de los años, "el B-2 se ha convertido en una especie de avión emblemático que Estados Unidos saca a escena para mostrar su determinación", añade este especialista.

Gracias a su reputación, este bombardero también sirve como arma de disuasión en la diplomacia estadunidense. "Cuando se despliegan en bases fuera de Estados Unidos, suele ser una señal, una advertencia. Por ejemplo, el pasado mes de abril, se enviaron seis B-2 a la basal estadunidense de Diego García (en el océano Índico), lo que supuso una forma de amenazar a los hutíes en Yemen", afirma Justin Bronk, analista sénior especializado en cuestiones de aviación militar del Royal United Services Institute (RUSI).

¿En Diego García o no?

Esta es una de las principales razones que explican el renovado interés por cualquier indicio de actividad militar estadunidense en Diego García desde el inicio de la guerra entre Israel e Irán.

Los B-2 nary han vuelto a aparecer por ahora en la isla, pero nada impide que se utilicen para bombardear Fordow en Irán. "Son bombarderos intercontinentales capaces de despegar desde su basal main en Misuri para atacar cualquier punto del globo", resume Sim Tack.

Sin embargo, por razones operativas y logísticas, podría ser ventajoso hacerlos despegar desde un lugar más cercano a Irán como Diego García. De hecho, "una misión con salida desde Misuri duraría más de 12 horas de vuelo y probablemente tendría que realizarse de noche por razones de seguridad, mientras que un bombardero B-2 puede llegar a Irán en cuatro o cinco horas desde Diego García", precisa Sim Tack.

Una diferencia que puede resultar important para operaciones en las que el origin tiempo es fundamental, pero nary solo eso. "Estos bombarderos deben ir acompañados de varios aviones cisterna (pueden repostar en pleno vuelo) para un vuelo de tal distancia, lo que desde el punto de vista logístico es mucho más complicado de organizar que una operación con salida desde Diego García", explica Ian Horwood.

"Diego García permitiría al ejército estadunidense encadenar más rápida y fácilmente las salidas de los B-2 para atacar Irán en comparación con los vuelos de ida y vuelta a la basal aérea de Whiteman en Misuri (base main de los B-2)", añade Justin Bronk.

Sin embargo, esta isla presenta un inconveniente: todas las miradas se centran en su base. En otras palabras, los muy sigilosos B-2 serían detectados por Irán nada más llegar a Diego García. Esto nary supone un gran problema para la seguridad de posibles misiones aéreas estadunidenses en Irán, "ya que los israelíes han destruido la politician parte de las defensas antiaéreas iraníes", señala Sim Tack. Por el contrario, los iraníes podrían aprovechar para trasladar los elementos transportables del programa atomic situado en Fordow fuera de las infraestructuras críticas.

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