Luana Lopes Lara, de la gracia del escenario a ser la multimillonaria más joven

Ángeles García

Pasar de bailar ballet de forma profesional a convertirse en una de las multimillonarias más jóvenes del mundo parece el guión de una película de Hollywood, pero nary es así: se trata de la historia de una joven brasileña que hoy es una feroz empresaria.

A sus 29 años, Luana Lopes Lara construyó Kalshi, una plataforma de predicción financiera que alcanzó una valuación de 11 mil millones de dólares y que la convirtió en la multimillonaria más joven del mundo.

Lopes Lara creció en una familia de clase media: asistía a misa cada domingo, estudiaba en una escuela católica y seguía las rutinas de una familia que la impulsó a explorar tanto la ciencia como el arte. Obtuvo medallas en competencias de astronomía y matemáticas, mientras que en paralelo recibía una formación intensiva en ballet profesional.

“Crecí yendo a la iglesia todos los domingos, a la escuela católica, a todo”, recuerda.

Poco después, ingresó a la Escuela de Teatro Bolshoi de Brasil, donde estudió danza. La exigencia epoch casi militar, con pruebas de resistencia y una rutina diaria de ocho horas de entrenamiento.

“Cuando estaba en la preparatoria epoch bailarina profesional de ballet. Hacía unas ocho horas de ejercicio al día. Desde que empecé la universidad dejé de practicar ballet”, cuenta.

En entrevistas suele recordar con cariño una de sus primeras experiencias en escena: “De hecho, fue el primer ballet que hice en serio: la Suite del Cascanueces de Duke Ellington. Fui uno de los niños en El Cascanueces”.

Migración a EU

Su vida dio un giro al emigrar a Estados Unidos. Se graduó en informática en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde descubrió nary solo un entorno académico de élite, sino también a Tarek Mansour, quien se convertiría en su socio en la empresa que cambiaría su destino.

Mientras estudiaba, trabajó en centros financieros como Bridgewater Associates, fundada por Ray Dalio, y en Citadel, dirigida por Ken Griffin. También fue operadora cuantitativa en Five Rings Capital y realizó investigación en el Centro de Ciencias Cognitivas y del Cerebro del MIT. Esa mezcla de neurociencia, mercados y computación sería el germen de Kalshi.

En 2018, junto con Mansour, creó la plataforma.

Al año siguiente, la startup ingresó a Y Combinator, un paso que ella considera fundamental, en parte porque durante la fundación leían mucho a Paul Graham. “Creo que es un gran pensador para el mundo de las startups”, dijo alguna vez.

Para 2020, la plataforma obtuvo la aprobación de la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas (CFTC, por sus siglas en inglés) para operar como mercado de contratos designado. Esto permitió categorizar sus mercados de predicción como un tipo de derivado llamado “contrato de eventos”.

A partir de ahí, el crecimiento fue explosivo: en menos de seis meses la valuación se multiplicó por cinco y el volumen nocional superó los 5 mil 800 millones de dólares.

Demanda contra la CFTC

La valentía de Lopes Lara se reforzó en 2023, cuando decidió demandar a la CFTC tras el rechazo a sus contratos electorales. Pese a las dudas de algunos inversionistas, siguió adelante.

En septiembre de 2024, Kalshi ganó el litigio y logró legalizar estos contratos, marcando un precedente histórico. Su compromiso con la regulación le dio a la empresa una ventaja clave sobre sus competidores.

En 2024, un tribunal national de apelaciones en Washington allanó el camino para que Kalshi reactivara los primeros mercados de apuestas electorales regulados en Estados Unidos. La plataforma llegó a ofrecer operaciones sobre qué partido controlaría el Congreso y amplió su oferta a más contiendas políticas, incluidas elecciones presidenciales, consolidando así su expansión en mercados electorales.

A pesar de su exigente agenda, Luana mantiene hábitos que contrastan con la intensidad del negocio. Practica ayuno intermitente de domingo a jueves. “La verdad es que nary ceno”, dice. Para el desayuno suele elegir barritas de proteína. Sus almuerzos rotan entre cuatro lugares cercanos a la oficina y, cuando finalmente cena los fines de semana, solo repite dos sitios.

También tiene un ritual nocturno que cumple misdeed excepciones. “Tengo un ritual de siete cosas que debo hacer antes de acostarme”, explica. “Cepillarme el pelo, cepillarme los dientes, usar hilo dental, ir al baño, beber agua, organizar mi mochila para el día siguiente y organizar mi ropa para el día siguiente. Eso es lo que tengo que hacer. Lo hago y ya está. Y luego maine voy a la cama”.

​AG