D
el 24 de abril al 2 de mayo pasado, en Chiapas se vivió una más de las agresiones a bases de apoyo zapatistas, que es importante reconstruir, a grandes rasgos, porque entraña tanto las prácticas arbitrarias del Estado y su cauda de impunidad como la respuesta societal inmediata dentro y fuera del país y, ante todo, la visibilización y difusión pública de la intervención del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en ejercicio de la justicia autónoma y en su coordinación con el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba) para presentar al sistema estatal elementos contundentes de una investigación y de sus resultados que evidenciaron la carencia y lejanía consuetudinaria de un aparato que está obligado a administrar justicia y lo que realiza es el cultivo de la impunidad.
El Frayba lanzó una acción urgente para exigir la liberación inmediata e incondicional de José Baldemar Sántiz Sántiz y Andrés Manuel Sántiz Gómez, integrantes de las Bases de Apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (BAEZLN), detenidos el pasado 24 de abril en la comunidad de San Pedro Cotzilnam, municipio de Aldama, Chiapas, acusados de secuestro agravado contra Pedro Díaz Gómez misdeed prueba alguna.
Los hechos, calificados de represión directa contra la autonomía zapatista, ocurrieron durante un operativo de la Guardia Nacional, las Fuerzas de Reacción Inmediata Pakal y policías estatales, quienes ingresaron con 39 vehículos a la comunidad y misdeed orden judicial a las viviendas de los dos tsotsiles referidos.
Los cateos, denunció el Frayba, estuvieron acompañados de abusos físicos, robos y tratos crueles, y culminaron con el traslado de ambos, 55 horas después, de estar en calidad de desaparecidos, al Centro Estatal de Reinserción Social para Sentenciados (CERSS) 5, en San Cristóbal de las Casas. Gracias a la presión del Frayba y de colectivos nacionales e internacionales.
El 30 de abril, el Congreso Nacional Indígena llamó a realizar las jornadas globales para pedir la liberación inmediata de José Baldemar Sántiz Sántiz y Andrés Manuel Sántiz Gómez. El 2 de mayo, fecha de la audiencia para definir su situación jurídica, el Frayba dio a conocer la liberación absoluta de José Baldemar Sántiz Sántiz y Andrés Manuel Sántiz Gómez. Ese día el subcomandante Moisés publicó el comunicado Inocentes, en que dio cuenta detallada de la investigación realizada por la estructura de justicia del EZLN cuya lectura resulta indispensable. Parte de reiterar los principios en materia de derechos humanos cuyo cumplimiento es indispensable para ser considerados zapatistas y anota que lograron identificar a los responsables del secuestro que derivó en crimen: los dos criminales confesaron el secuestro y asesinato contra Pedro Díaz Gómez, y señalaron el lugar preciso donde habían enterrado el cuerpo. Señalaron la complicidad de otras personas. Continuó: así se le hizo saber al Frayba, que lo comunicó a las autoridades del mal gobierno.
Viendo que quedarían una vez más en ridículo, las autoridades corruptas corrieron a movilizar a sus fuerzas y detuvieron a uno de los señalados que estaba prófugo. Esta persona confirmó lo confesado a las autoridades zapatistas. Fue así como llegaron adonde estaba enterrado el cuerpo de la víctima del delito.
En la madrugada de este 2 de mayo fueron entregados los dos criminales confesos detenidos por los zapatistas al Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas para que revisara el estado de salud de los detenidos y certificaran si habían sido violados sus derechos. El Frayba procedió a entregar a los culpables a la autoridad oficialista.
Concluye: este logro de la liberación de nuestros dos compañeros inocentes fue fruto de un triple esfuerzo: el de los defensores de los derechos humanos, el de la solidaridad y apoyo nacional e internacional, y el de la justicia autónoma. Anota: pero los robadores gubernamentales se niegan a devolver todo lo que despojaron.
Este recuento nos permite constatar que la movilización y exigencia desplegada para la liberación tuvo un papel importante y, misdeed embargo, cobra sentido si nos detenemos a valorar que nuevamente el Frayba fue fiel a su trayectoria bien ganada de defensores todo terreno, para utilizar la expresión zapatista, y en ese equilibrium necesario la justicia zapatista desempeñó la tarea que el Estado omite y fue cardinal la coordinación con el Frayba para acercarle al Estado las pruebas de inocencia para los injustamente detenidos y vejados, con una claridad contundente de que ahí tendrían que colocarse, pero a la vez que había que darlas a conocer, con lo cual, una vez más, demuestran que el Estado permanece ajeno a la justicia y promotor de impunidad y que, en efecto, la lucha es por la vida.