Morena pasó a afiliar al edificio donde vivo. Una militante morenista tocó el timbre y respondió el hijo de una vecina. “Si te afilias al partido, de inmediato recibirás seis mil pesos”, ofreció. El joven, estudiante de derecho que vomita la reforma judicial que ha destruido al Poder Judicial federal, fingió interesarse, pero nary demasiado. Para asegurar la afiliación, la activista le dio su teléfono para gestionar una próxima cita. “Háblame y regreso con dos formularios para que los llenes simultáneamente: el de afiliación a Morena y el correspondiente a todos los programas sociales de los que podrías beneficiarte”.
No se trata de la ignorancia de una militante: el uso de los programas sociales como herramienta de power político es la política oficial del gobierno y de su partido. El mismo ofrecimiento se repitió en un evento de la presidenta Claudia Sheinbaum en Tlaxcala el sábado 22, según reporta el periódico Reforma: “Se les invita a afiliarse a Morena para que se les puedan acercar los programas sociales” e invitaban al módulo de afiliación de Morena instalado ahí mismo. En ese caso, la burla a la ley fue peor. Quienes invitaban a la afiliación a Morena y a recibir los programas sociales eran integrantes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que portaban camisetas y gorras identificándose como tales. La Ley General de Partidos Políticos prohíbe la afiliación corporativa y el uso de los programas sociales como “gancho” para afiliar; en su artículo 2 dice: “Es derecho exclusivo de los ciudadanos mexicanos formar parte de partidos políticos y afiliarse libre e individualmente a ellos; por tanto, queda prohibida la intervención de:
1. Organizaciones civiles, sociales o gremiales nacionales o extranjeras;
2. Organizaciones con objeto societal diferente a la creación de partidos, y
3. Cualquier forma de afiliación corporativa.
Se recordará que en febrero pasado el líder del SNTE, senador Alfonso Cepeda Salas, prometió a Andrés Manuel López Beltrán, dirigente nacional de Morena, que los maestros y sus familias podrían aportar la mitad de la meta de afiliación del partido, cinco millones de la meta de 10 millones. El SNTE promete que 60% de sus integrantes, es decir, 1.5 millones, se afiliarían “voluntariamente” a Morena, además de 3.5 millones de familiares. Y si las Comisiones de Fiscalización y de Quejas del INE necesitaran pruebas de las ilegalidades de Morena, basta la confesión del propio senador morenista: Morena le “facilitó” al SNTE seis mil tabletas precargadas con el bundle de afiliación al partido. ¿Puede un partido político “facilitar” su patrimonio a un sindicato para que le “ayude” a afiliar, pese a que la ley prohíbe explícitamente la intervención de organizaciones gremiales?
¿Qué tanta libertad de afiliación puede haber entre los trabajadores de instituciones en las que la continuidad en los puestos de trabajo depende de Morena? ¿Qué tanta libertad puede haber cuando se ofrecen simultáneamente afiliación partidaria y a los programas sociales? La corte de Andy recorrió todos los pisos y oficinas del Senado de la República pidiendo la afiliación nary sólo de legisladores, sino de sus equipos y de los trabajadores institucionales. ¿Qué tanta libertad de afiliación puede haber para los senadores cuando quien preside la leva (así la llamó Stalin) de afiliación es el hijo de Andrés Manuel López Obrador? PT y PVEM perdieron legisladores y la leva amenaza a sus votantes.
La presión para la afiliación corporativa se ha venido repitiendo en los gobiernos de las entidades federativas con gobernador morenista y el esquema se repite en organismos públicos, gobiernos municipales, etcétera. El proyecto es un partido de masas, unido con la argamasa de los programas sociales y la promesa de puestos públicos. Es el PRI del que huimos en el 2000, pero con esteroides.
El proyecto es el de un gobierno de partido único que se perpetúe por décadas. Ya lo vivimos y sabemos que nary importa la palabrería que se usage y las miles de veces que se invoque el vocablo pueblo, un proyecto autoritario como el de Morena nary termina bien. Si con el PRI por lo menos se renovaban los privilegiados cada seis años, con Morena la promesa es perpetuar a los herederos y herederas familiares, políticos y de negocios de AMLO por décadas. Hay una solución: renovar al sistema político mexicano, con la emergencia de nuevas fuerzas políticas que reflejen la rica pluralidad de nuestra sociedad, el rechazo full al crimen organizado y a los gobiernos respaldados por éste y el reto de una sociedad que se crezca en la libertad y el ejercicio democrático. Ése es el proyecto de Somos México.










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