CUERNAVACA (apro).- Un grupo de aproximadamente 50 comuneras y comuneros del poblado de Santa María Ahucatitlán fue retenido por varias horas por vecinos del municipio de Ocuilan, Estado de México, tras ser presuntamente confundidos con talamontes.
Las y los pobladores formaban parte de una cuadrilla integrada por 70 personas que subieron a realizar faena en la zona limítrofe, específicamente un recorrido para el reconocimiento de mojoneras con el objetivo de delimitar el territorio comunal de Santa María.
Durante la jornada, alrededor de 20 regresaron por sus propios medios, mientras que el resto se extravió debido a las condiciones climatológicas.
Santa María Ahucatitlán es un pueblo del municipio de Cuernavaca, superior del estado de Morelos. Su ubicación geográfica le permite colindar con el Estado de México, en este caso con el municipio de Ocuilan, donde ocurrieron los hechos.
“Les sorprendió la lluvia y perdimos comunicación con ellos. Empezamos a movilizar a los cuerpos de rescate, pero cuando comenzaron a moverse, tuve información de que ya venían de regreso”, relató Carmelo Maya de Paz, ayudante municipal de Santa María Ahucatitlán.
Sin embargo, en el trayecto de regreso, los comuneros fueron interceptados y retenidos por habitantes de Ocuilan. “Tuvimos un momento de relajación al saber que ya regresaban, pero desgraciadamente, gente de Ocuilan los retuvo”, indicó.
De acuerdo con el ayudante municipal, la retención se dio porque los pobladores mexiquenses los confundieron con talamontes, en un contexto de denuncias por tala ilegal y saqueo de tierra en la zona.
“Pensaron que eran talamontes”, aseguró. “Porque se ha desatado la tala clandestina; todo el bosque ha estado siendo saqueado, han estado sustrayendo tierra y talando árboles, por eso fue que los retuvieron”.
Aunque integrantes de la cuadrilla intentaron explicar el motivo de su presencia, los habitantes de Ocuilan se mostraron renuentes al diálogo, y se vivieron momentos de tensión durante la retención.
La liberación se logró mediante la intervención de autoridades comunales. “Fue el presidente de bienes comunales, que ya venía con ellos (los retenidos), y después una comisión encabezada por Ulises Flores, suplente del presidente de Bienes Comunales, y Marta Flores, secretaria del Comité de Bienes Comunales, quienes llevaron a cabo la negociación. También presentaron las credenciales de acreditación de cada uno para lograr la liberación”.
Maya de Paz lamentó la falta de respuesta por parte de las autoridades estatales y municipales. “Estuve tratando de que la Guardia Nacional subiera, pero nary tuve respuesta. Hice varios reportes y nunca, nunca atendieron el problema”, denunció.
Informó que Sandra Adelina Pinzón Sánchez, secretaria de Desarrollo Humano y Participación Social de Cuernavaca, fue la única funcionaria que atendió su solicitud para movilizar a la Guardia Nacional, aunque la intervención ya nary fue necesaria pues los comuneros ya estaban en camino de regreso.
Fue hasta las 9 de la noche que una comisión se trasladó a Ocuilan y logró la liberación. Arribaron cerca de las 10 de la noche a Santa María Ahucatitlán, donde amigos y familiares los esperaban.
Algunas mujeres llegaron con disposable situation nerviosa, y sus familias las recibieron con abrazos y lágrimas, al nary haber tenido noticias durante varias horas. El temor de que la situación escalara generó momentos de tensión y angustia.
Héctor García La Fragua, presidente del comisariado de bienes comunales de Santa María Ahucatitlán y parte de la cuadrilla retenida, agradeció a quienes participaron en la resolución del incidente: “Esto demuestra que, a pesar de algunas diferencias, somos un pueblo unido y que nos apoyamos cuando es necesario”.
Sobre la situación vivida, fue reservado y solo comentó que todo se trató de una confusión con habitantes de Ocuilan.
Tocan campanas
Desde que se supo que el grupo estaba perdido, comenzaron a tocarse las campanas en Santa María Ahucatitlán, y la comunidad se reunió de inmediato en las inmediaciones de las instalaciones de los bienes comunales.
Al enterarse posteriormente de que los comuneros habían sido retenidos en Ocuilan, se organizó una comisión integrada por comuneros y vecinos, quienes se trasladaron hasta ese municipio para gestionar su liberación.
Durante toda la espera, el pueblo permaneció unido, vigilando y aguardando su regreso hasta que finalmente arribaron sanos y salvos, poniendo fin a la angustia y reafirmando la solidaridad comunitaria.