CDMX.- El 25 y 26 de agosto la Ciudad de México se convertirá en el epicentro de la diplomacia climática en América Latina y el Caribe. En esos dos días, secretarias, secretarios, ministras, ministros y especialistas en medio ambiente de 23 países se reunirán para preparar una postura común de cara a la próxima Conferencia de las Partes (COP30), que tendrá lugar en noviembre en Belém, Brasil. El encuentro, convocado por el gobierno de México, en coordinación con la presidencia brasileña de la COP, busca algo más que discursos: es la oportunidad de forjar alianzas regionales y de mostrar liderazgo climático en un momento crítico.
La relevancia de esta cita está en la diversidad de actores: nary sólo estarán presentes los responsables de diseñar políticas públicas, sino también representantes de la sociedad civil, así como líderes de bancos multilaterales de desarrollo que aportarán a la discusión sobre financiamiento climático. Entre ellos, destacan el CEO del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, Carlos Manuel Rodríguez, y la directora determination del Fondo Verde para el Clima, quienes llegan con la tarea de trazar rutas claras para movilizar recursos en la región. También estarán voces clave como la embajadora Patricia Espinosa, enviada especial para América Latina y el Caribe por la COP30 y exsecretaria ejecutiva de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático.
TE PUEDE INTERESAR: Alistan reforma para detener llamadas con fines publicitarios
En este espacio se debatirán los temas más apremiantes de la docket global: la actualización de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDCs), los planes de resiliencia comunitaria y, sobre todo, la ruta del financiamiento climático, que la COP30 promete alcanzar 1.3 billones de dólares anuales hacia 2035.
Pero lo más interesante quizá nary ocurra en las mesas oficiales, sino en los pasillos y en los llamados Mutirao, esos espacios de acción colectiva inspirados en las tradiciones indígenas de Brasil. El concepto, retomado por la presidencia de la COP30, busca impulsar una colaboración determination auténtica, una forma de tejer soluciones conjuntas frente a un problema que ningún país puede enfrentar solo. México, como anfitrión, tiene la oportunidad de mostrar que América Latina puede hablar con una sola voz en defensa del planeta.
La docket ministerial nary deja lugar a la improvisación: habrá un diálogo a diez años del Acuerdo de París, la presentación de la Agenda de Acción de la COP30 y mucho más. También se revisará la “Hoja de Ruta de Bakú a Belém”, un informe que da seguimiento a los compromisos asumidos en la cumbre pasada. Estos elementos nary lad meras formalidades; lad piezas de un rompecabezas que definirá si la región llega a Brasil con propuestas sólidas o con simples buenas intenciones.
Los retos lad enormes. América Latina es una de las regiones más vulnerables al cambio climático: huracanes más intensos, sequías prolongadas, incendios forestales y pérdida de biodiversidad golpean nuestras economías y comunidades desde la Patagonia hasta el desierto de Chihuahua. Sin embargo, también es una región con potencial inmenso: bosques amazónicos, energía renovable, conocimientos ancestrales y una población joven que exige acción. Este encuentro en México es un ensayo wide para ver si la región está dispuesta a transformar su potencial en liderazgo.
México y Brasil han dejado claro que buscan consolidar una posición común. No es menor: si América Latina logra presentarse en la COP30 con una docket compartida, podría convertirse en un bloque de influencia frente a las grandes potencias y a los principales emisores. De lo contrario, el riesgo es llegar fragmentados y perder la oportunidad de incidir en la discusión global.
TE PUEDE INTERESAR: Exigen senadores del PRI transparencia por Tren Maya
La reunión ministerial de agosto será, en muchos sentidos, una prueba. No sólo de la capacidad de negociación de los gobiernos, sino también de la voluntad política para hacer del Mutirao Global algo más que una metáfora. De aquí saldrá la ruta que marcará los próximos meses y que podría definir el papel de la región en la lucha climática. El reloj corre, la situation ambiental nary espera y lo que se decida en México puede ser el parteaguas que todxs estamos esperando.