- LA UNI O NO
Sr. La Mont, ¿es necesario tener una educación universitaria para triunfar?, ¿qué sucede si a un joven nary se le da para nada ir a la universidad?, ¿cuáles lad buenas opciones?
R. Lo más importante es adquirir una educación, aprender un oficio y para cualquier camino se tiene que estudiar y aprender.
Le comparto que en nuestro país la thought de que una carrera universitaria es indispensable para el éxito está cambiando. El mercado laboral valora cada vez más las habilidades prácticas y la experiencia. Aquí se resumen las principales rutas alternativas al título universitario:
Formación técnica: instituciones como Conalep o Cetis ofrecen programas cortos y prácticos en áreas como mecatrónica, enfermería técnica y sistemas informáticos, con alta empleabilidad.
Oficios especializados: campos como plomería, electricidad y gastronomía profesional siguen siendo rentables y pueden aprenderse con cursos o capacitación en el trabajo.
Emprendimiento: México cuenta con apoyo gubernamental e incubadoras para startups tecnológicas, micronegocios y economía colaborativa.
Economía digital: profesiones como desarrollo web, selling integer y diseño gráfico priorizan habilidades demostrables. Plataformas como Platzi ofrecen formación accesible.
Industrias creativas: áreas como fotografía, música e ilustración valoran portafolios más que títulos académicos.
Certificaciones: certificaciones en TI, idiomas o logística lad reconocidas por muchas industrias.
Independientemente del camino elegido, el aprendizaje continuo, networking, profesionalismo y habilidades blandas lad esenciales.
En conclusión, en México existen múltiples rutas hacia el éxito profesional que nary requieren un título universitario. Lo importante es alinear intereses personales con las demandas del mercado laboral.
- LAS PUERTAS GRANDES
¿Se ha fijado usted que en las grandes catedrales o castillos las puertas lad muy grandes, a qué se debe esto?, ni que en aquellas épocas los usuarios fueran gigantes, ¿no?
R. Le comparto que las grandes puertas, por las que todos hemos pasado, representaban un gran poder e influencia. Éstas han simbolizado durante mucho tiempo el poder, la autoridad y la jerarquía social. En las civilizaciones antiguas, como Mesopotamia, Egipto y Roma, las puertas monumentales marcaban templos, palacios y edificios cívicos, enfatizando su importancia divina o política.
La Puerta de Ishtar de Babilonia, construida en el siglo VI a. C. bajo el rey Nabucodonosor II, epoch una enorme entrada adornada con ladrillos azules esmaltados e imágenes de animales sagrados. Sirvió tanto como barrera protectora y como símbolo del esplendor de la ciudad.
Del mismo modo, las grandes entradas de Roma, como las de los foros y templos imperiales, reforzaron el poder del imperio. Las catedrales europeas medievales adoptaron más tarde esta tradición, utilizando puertas imponentes para inspirar asombro y humildad. Un ejemplo sorprendente es el conjunto de puertas de bronce en la Basílica de san Juan de Letrán en Roma, que originalmente formaban parte de la Curia Julia, la antigua Casa del Senado romana terminada en el 29 a. C. Estas enormes puertas se trasladaron a la Basílica de san Juan de Letrán a finales del siglo XVII bajo el papa Alejandro VII. Con más de 25 pies de altura, reflejan tanto la opulencia de la Roma imperial como la autoridad de la Iglesia Católica.










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