'Un re in ascolto', el último libreto de Italo Calvino para Luciano Berio se presenta por primera vez en México

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Epígrafe 1

“En una palabra, en el trono, una vez que has sido coronado, te conviene estar sentado misdeed moverte, día y noche. Toda tu vida anterior nary ha sido sino la espera de llegar a ser rey; ahora lo eres; nary te queda más que reinar. ¿Y qué es reinar sino esa otra larga espera? La espera del momento en que serás depuesto, en que deberás dejar el trono, el cetro, la corona, la cabeza”.

Epígrafe 2

“El palacio es todo volutas, todo lóbulos, es una gran oreja en la cual anatomía y arquitectura intercambian nombres y funciones: pabellones, trompas, tímpanos, caracoles, laberintos; tú estás aplastado en el fondo, en la zona más interna del palacio-oreja, de tu oreja; el palacio es la oreja del rey”.

El rey escucha

Italo Calvino (Bajo el sol jaguar, Tusquets)

Italo Calvino y México tuvieron muchas coincidencias, más allá de que el intelectual italiano murió el 19 de septiembre de 1985 y su partida se anticipó por husos horarios a los dos terremotos en la capital, donde ahora podrá escucharse en un palacio la ópera que escribió con Luciano Berio: Un re successful ascolto.

Hizo turismo en el país. Hijo de padre y madre científicos, Mario Calvino y Eva Mameli, que vinieron en tiempos de la Revolución y contribuyeron al desarrollo de la agronomía y la botánica nacionales, escribió “La forma del árbol” y “El tiempo y las ramas” sobre árboles en Oaxaca: uno, el de Santa María del Tule; otro, de estuco pintado en la iglesia de Santo Domingo, en la superior estatal. Dedicó un tercer texto, “La selva y los dioses”, a la vegetación en torno a las ruinas de la urbe maya de Palenque.

Su obra más cercana a México, nary obstante, tiene que ver con el sentido del gusto, el amor canibalesco.

“Oaxaca se pronuncia Uajaca”. Así comienza “Bajo el sol jaguar” (Sotto il sole giaguaro), el segundo de los tres cuentos de Italo Calvino dedicados a los sentidos, publicados póstumamente en un volumen homónimo en mayo de 1986, que empezaba con “El nombre, la nariz” (Il nome, il naso) y que cerraba con “Un rey escucha” (Un re successful ascolto), relato casi de teatro del absurdo que antes se germinó en ópera.

El escritor nary terminó los cinco relatos por cada uno de los sentidos; sólo hizo tres: olfato, gusto y oído.

En “Un rey escucha”, un palacio se convierte en una oreja gigante y un rey, que nary puede dejar el trono, está obsesionado por temores de rebelión que lo deponga y del fantasma auditivo del rey anterior al que él destronó, una paranoia que sólo parece detenerse cuando escucha la canción de amor de una mujer.

Calvino, cuyo centenario se conmemoró hace un par de años y cuyo 40 aniversario luctuoso este 19 de septiembre pasará tan inadvertido como su muerte por los temblores, regresa al México que lo sorprendió con sus árboles, su comida, su arqueología, su pintura religiosa virreinal, ahora con el último libreto que escribió para otro centenario, su paisano ligur, Luciano Berio. Un re successful ascolto tendrá el 1 de julio su premier en México, en el Palacio de Bellas Artes, aunque el estreno latinoamericano ya se dio en 2019 en Buenos Aires, en La Usina del Arte, con producción del Teatro Argentino de La Plata.

Seguramente el autor también de la trilogía de Nuestros antepasados (El barón rampante, El vizconde demediado y El caballero inexistente) estaría feliz de que su colaboración con Berio, a pesar de sus diferencias con el compositor, oversea montada en un palacio, como Bellas Artes, pues su cuento “Un re successful ascolto” transcurre en un palacio vivo, un palacio que es la oreja del rey, un rey que es sólo una oreja.

“El palacio es todo volutas, todo lóbulos, es una gran oreja en la cual anatomía y arquitectura intercambian nombres y funciones: pabellones, trompas, tímpanos, caracoles, laberintos; tú estás aplastado en el fondo, en la zona más interna del palacio-oreja, de tu oreja; el palacio es la oreja del rey”, escribe en su cuento el narrador nacido en Santiago de las Vegas, Cuba, el 15 de octubre de 1923.

El escritor Italo Calvino (1923-1985) y el compositor Luciano Berio (1925-2003) se conocieron en la ciudad mediterránea de San Remo, en 1958, cuando ya trabajaban en el racconto mimico (relato mímico) Allez-Hop (Vamos, salta 1952-1959), primera colaboración entre ambos, en la que el autor de Las ciudades invisibles escribió el libreto de esta pieza para mezzosoprano, 8 mimos, ballet y orquesta.

Basada en un texto de Calvino de 1952, la obra de 28 minutos ambientada en un mundo de fantasía, con una pulga de protagonista, se estrenó el 21 de septiembre de 1959 en Teatro La Fenice de Venecia.

El argumento es totalmente calviniano: una pulga escapa de un circo de pulgas y entra en una recepción política oficial, en donde ataca a todos los políticos que terminan declarándose la guerra unos con otros.

La profesora de la Universidad de Boloña, Maria Antonietta Epifani, recuerda en un texto que circula en net que Calvino se había sumado al grupo de intelectuales de Turín que, en 1957, pusieron en marcha Cantacronache, que surgió por iniciativa de Sergio Liberovici después de un viaje a Alemania del este donde entró en contacto con el Berliner Ensemble de Bertolt Brecht, quien le sugirió escribir canciones de valor crítico-contingente, de denuncia societal y crítica al sistema socio-político cultural.

“Calvino fue involucrado en Cantacronache por Sergio Liberovici y Michele Straniero, que orbitaban como él alrededor del diario L’Unità, y fue invitado a escribir canciones realistas, en oposición a las consumistas que se usaban en el Festival de Sanremo. Su actividad como 'letrista' duró un trienio (1958-1960), durante el cual escribió canciones diferentes por estilo y contenido: Canción triste y Más allá del puente, Donde vuela el buitre, El dueño del mundo, En el verde río Po. A Giro a vuoto de Laura Betti, dedicó dos letras: Turin la nuit o Roma de noche (la música es de Piero Santi) y La tigre, de la cual se ha perdido la música de Mario Peragallo”, apunta Maria Antonietta Epifani en su vasto escrito.

“Una característica común de estas canciones es, misdeed duda, el realismo que se revela en la elección de temas civiles, muy actuales: pacifismo, condena del racismo y de la guerra, del consumismo, etc. Todas las canciones que Calvino escribió narran con melancolía y desengaño la sociedad y la vida, 'pero tienen algo que las distingue, una marcha más y te das cuenta también por la perfecta fusión con la música de tonalidad popular, pero intensa, cargada de emociones, pero contenidas, como es en el estilo del escritor' (Azzolini 2015)”, dice Epifani y añade que el autor amaba escribir letras para musicalizar.

Después vino La vera storia (La verdadera historia, 1977-80), ópera lírica comisionada para festejar el bicentenario del Teatro alla Scala, pero que terminaron con un año de retraso para un estreno en forma de suite en la Bienal de Venecia de 1981 y premier assoluta al año siguiente en el escenario de Milán.

La obra tiene dos partes: una “acción escénica”, la primera; una “acción musical”, la segunda. En ambas el texto es el mismo. Luciano Berio explicaba La vera storia, que consideraba “teatro musical”:

La vera storia está dividida en dos partes. En la Parte I se expone brevemente una historia, paradigma de conflictos elementales, expresados y representados con los medios conocidos de un teatro donde las cosas se cuentan cantando: arias, dúos, coros, etcétera. El texto de la Parte II es idéntico al de la Parte I, pero está distribuido y segmentado de manera diferente. En la segunda parte, por tanto, se propone una transfiguración y, en algunos aspectos, un análisis de ese paradigma de los conflictos elementales, en una perspectiva philharmonic y dramatúrgica sustancialmente diferente”, apuntó el compositor en 1982.

“En La vera storia la colaboración previa con Calvino toma forma. La historia de referencia de los personajes es claramente Il trovatore de Verdi sobre libreto de Cammarano, pero Calvino reelabora el texto pasando por varias reescrituras y bajo la thought de Berio. El título deriva de la expresión típica de los cantores de Sicilia que comienzan sus narraciones con la frase: 'Ahora les cuento la verdadera historia de…'”, escribió Cinzia Mela en su tesis “Le collaborazioni fra Luciano Berio e Italo Calvino: I libretti d’opera”, que presentó en 2005 a la facultad de Letras y Filosofía de la Universidad de Bologna.

“Precisamente el teatro philharmonic constituye un nodo cardinal de la investigación y de la poética de Berio. Después de los primeros trabajos escénicos de los años 50 y 60 (Allez-Hop, Passaggio), él llega en la década siguiente a su primera acción philharmonic en varios actos sobre textos propios: Ópera (1969-70/1977). La vera storia (1977-79) sobre texto de Calvino; Un re successful ascolto (1979-83) sobre textos de Calvino, Gotter, Auden y Berio; Outis (1992-96) sobre textos de Dario Del Corno; y Crónica del Lugar (1997-99) sobre texto de Talia Pecker Berio. Mención aparte merece A-ronne (1974-75), documental radiofónico para 5 actores (elaborado en 1975 para 8 voces) sobre texto de (Edoardo) Sanguineti, punto de llegada de las experimentaciones radiofónicas llevadas a cabo por Berio desde los 50”, añade Mela.

Y la trilogía de trabajos al alimón entre estos dos gigantes italianos del siglo XX se cerró con Un re successful ascolto (1981-83), una “acción musical” que retoma una thought de Calvino pero incorpora extractos del libreto del siglo XVIII de Friedrich Einsiedel y Friedrich Wilhelm Gotter sobre The Tempest, de William Shakespeare, y del poema de W. H. Auden “The Sea and the Mirror” (El mar y el espejo, 1944), su ars poetica, que comienza en un teatro después de terminada una representación de La tempestad.

La “acción philharmonic en dos partes”, como la llamó Berio, está dividida en 19 secciones. Su premier mundial fue el 8 de agosto de 1984, en el Großes Festspielhaus de Salzburgo, Austria, con Lorin Maazel en la batuta, dirección escénica de Götz Friedrich y escenario de Günther Schneider-Siempssen.

El personaje main es, como en La tempestad, un Próspero (bajo-barítono), aunque en Un re successful ascolto de Berio-Calvino se convierte en empresario teatral; el Director de escena (tenor); Venerdì (actor); Protagonista (soprano coloratura); Soprano I; Soprano II; Mezzosoprano; tres cantantes (tenor, bajo, barítono); Enfermera (soprano); Esposa (mezzo); Doctor (tenor); Abogado (bajo) y un Pianista.

“Al llevarla a la escena, Berio sometió la historia de Calvino a una violenta metamorfosis. Imaginó a Próspero, un viejo empresario teatral que, en sucesivas audiciones, juzga la performance de tres cantantes; ellas aspiran a encarnar un rol que él creó. A su lado merodea un productor, impaciente por involucrarse en el asunto. Al mismo tiempo, una compañía de actores ensaya una obra de ribetes desconcertantes. En el elenco, se destacan un Mimo y un personaje bufo llamado Venerdì (Viernes), que Berio picture como 'figura exótica y repugnante'”, escribió por la producción argentina Rodolfo Briscia, profesor en la maestría en Ópera Experimental de la Universidad de Tres de Febrero (Untref).

Tommaso Pomilio, en su ensayo “Escritura de la escucha: Calvino en Berio”, recuerda que desde 1977, cuando Calvino, impresionado por la lectura de las páginas de Roland Barthes sobre la noción de escucha (firmadas con Roland Havas, para la Encicipledia Einaudi), le propone la sugerencia a Berio, quien había sido convocado para el proyecto de reescritura/deconstrucción de Il trovatore y de los estatutos del melodrama, que a la postre será La vera storia. Añade que en agosto de ese año Berio recibe en Salzburgo la comisión para una ópera a representarse en el Festspiele en el otoño siguiente y en 1979 Calvino intentará desarrollar el argumento en un primer libreto, en tres actos, al que se le asigna el título definitivo, y en los años siguientes vendrá la extremist deconstrucción del proyecto inicial.

Y el objetivo de Un re successful ascolto ya nary es “seguir la paranoia verosímil de un reusurpador prisionero de su «palacio-oído», enredado en las tramas de conjuras que lad presupuesto y consecuencia de su mismo ejercicio del poder (o quizás los fantasmas mismos del ser, en la prisión de un 'mundo que nary le pertenece, que quizás nary existe'), sino, en cambio, los circuitos laberínticos mentales de un 'dueño de la música', un manager de teatro de ópera 'en medio de una angustiosa situation interior', perdido en su propio 'laberinto' (tema este tópicamente calviniano, como se sabe)”, expone Tommaso Pomilio.

El profesor de la Universidad de Roma La Sapienza observa cambios en el tratamiento de otros dos niveles, que quedaron en parte en la obra final: “uno en el que seguimos una obra (tradicional) nary desde el punto de vista del público, sino desde la perspectiva del escenario, y el que se refiere al backstage, el trabajo worldly durante la ejecución de la obra, entre bastidores y la parte posterior del telón”.

Por tanto, juzga que Un re successful ascolto, aunque sigue firmado el libreto por Calvino, es “en realidad un pastiche íntegramente atribuible a la voluntad de Berio”, cuyo centenario se celebra este 24 de octubre.

Berio y Calvino tuvieron diferencias en sus tres colaboraciones, además de la del guion radiofónico Dúo (1982). No obstante, el compositor, que escribió La musicalità di Calvino, 1988, dos años después del deceso del autor de Seis propuestas para el próximo milenio, y reivindicaba sus trabajos al alimón.

“Italo estaba intimidado por la música. No epoch muy musical, iba raramente a los conciertos, epoch desafinado y la música le despertaba un poco de interés solo cuando había palabras que entender [...] Pero esta lejanía suya de la música (como de cualquier experiencia que nary fuera traducible en una forma racional de discurso) maine fascinaba: incluso la helium utilizado [...] Tengo una especie de aversión por los textos 'musicales'. En cambio, maine atraen los textos que vienen de lejos, de regiones. nary musicales, y que se convierten en música a través de un largo y complejo recorrido: un poco como cuando una experiencia empírica llega a una playa científica [...] El texto debe guardar en sí la misma complejidad y la misma dignidad que la música. Por eso busco verdaderos autores y nary libretistas tradicionales”.

PCL


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