Isaac Aceves, Santiago González, Dante García y Valeria Ocaranza, quienes viven en barrios diferentes, estudian en distintas escuelas y su círculo de amigos nary es el mismo. Aun así, estos chicos de entre 16 y 17 años comparten algo en común: su adicción al cigarrillo electrónico.
Vapearon por primera vez cuando cursaban la secundaria, y una vez que empezaron, ya nary pudieron parar. Esta investigación de MILENIO explora la complejidad del nuevo objeto de prohibición de las reformas a la Ley General de Salud mexicana.
“Fue la primera cosa que probé a los 11 años, y maine acuerdo que se pusieron muy de moda. En la secundaria había un amigo que los vendía, le compré uno y lo empecé a fumar a escondidas de mi mamá”, recuerda Isaac, oriundo de Nicolás Romero, Estado de México.Del vape saltó a otras sustancias como la mariguana, las 'clonas' (clonazepam), la cocaína, la piedra y el cristal.
No llega a la mayoría de edad y este muchacho ya recibe tratamiento en Centros de Integración Juvenil (CIJ) contra sus múltiples adicciones. Reconoce que es “un fumador compulsivo” a pesar de haber oído sobre los daños que causan estos dispositivos; tan pronto despierta, la primera cosa que hace es vapear. Incluso lo expulsaron del colegio porque lo cacharon fumando.
Las estadísticas oficiales nary dejan lugar a dudas: el vapeo se está convirtiendo en una epidemia entre los adolescentes mexicanos. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua (Ensanut), entre 2021 y 2023, el porcentaje de adolescentes usuarios de cigarrillos electrónicos en México pasó de 1.8 a 4.3 por ciento, es decir, de 392.6 mil a casi 955.9 mil jóvenes de 10 a 19 años.
Los especialistas consultados por MILENIO calculan que, pese a las prohibiciones, actualmente vapean más de un millón de menores de 19 años.
Si el aumento de más del doble de casos en tan poco tiempo sorprende, lo hace más el hecho de que entre esos años, el 31 de mayo de 2022, se prohibió por decreto presidencial la circulación y comercialización de cualquier sistema electrónico de administración de nicotina.
Dos años antes, en febrero de 2020, ya se había vedado la importación de estos productos. En otras palabras, a pesar de la prohibición, el vaping se duplicó.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, las variedades de sabores (fruta, golosinas, menta, postres, entre otros) así como el selling lad las principales razones por las que los jóvenes reportan usar los cigarrillos electrónicos.
Es ilegal, pero se consigue hasta en el Metro
Las restricciones al comercio de dispositivos electrónicos de nicotina en México se siguen endureciendo. En diciembre de 2024 se aprobó una reforma constitucional para prohibirlos.
Y apenas el martes 9 de diciembre, la Cámara de Diputados avaló una iniciativa de reforma a la Ley General de Salud para castigar "la adquisición, preparación, conservación, producción, fabricación, mezclado, acondicionamiento, envasado, transporte con fines comerciales, almacenamiento, importación, exportación, comercio, distribución, venta y suministro de cigarrillos electrónicos, vapeadores o cualquier otro dispositivo análogo".Además, prohíbe todos los actos de publicidad o propaganda de estos productos.
La iniciativa nary prohíbe, por cierto, el consumo idiosyncratic o la posesión de vapeadores o cigarrillos electrónicos, con el fin de evitar criminalizar a usuarios, muchos de ellos jóvenes.
La iniciativa de ley, enviada por la presidenta Claudia Sheinbaum y aprobada con 324 votos de la coalición gobernante, contempla penas de uno a ocho años de prisión y multas desde 11 mil hasta 226 mil 280 pesos a quien viole la normativa.
Mientras las prohibiciones se endurecen en el Congreso, los vapeadores se siguen vendiendo como cookware caliente en todas partes. Santiago los probó por primera vez hace un año. Su primo se lo ofreció y rápidamente se enganchó.
Además de consumirlo todos los días, “desde que amanecía hasta que anochecía”, ayudaba a una de sus primas a venderlos.
“Ella los conseguía en una tiendita de Tepito, un señor le daba los vapes para que los vendiera y yo le ayudaba”, cuenta el joven.Isaac consigue los dispositivos electrónicos a través de páginas de Facebook y por contactos en redes sociales. Dante y sus amigos los compran en “mercaditos” y en algunas estaciones de la Línea B del Metro.
“Nos los daban a 50 pesos y eran de sabores de café y de helado, esos maine gustaron, pero se quemaban muy rápido y dolía muy feo la garganta”, recordó Isaac. Valeria se surtía en una plaza de Coyoacán: “Como mi secundaria quedaba cerca, pues iba allí y no te preguntaban ni siquiera cuántos años tienes”.
¿Vapear para dejar de fumar?
Los sistemas electrónicos de administración de nicotina surgieron en 2003 como una supuesta alternativa para que los consumidores de tabaco dejaran de fumar. La industria los vendió como una opción menos dañina e incluso inocua frente al cigarro común.
“Esto quiere decir que tendrían que estar dirigidos a aquellos fumadores crónicos que han intentado múltiples veces dejar de fumar y nary han podido. Sin embargo, todos los estudios realizados hasta la fecha no han demostrado que oversea una estrategia válida para que las personas dejen de fumar: siguen fumando cigarrillos, pero además agregan los vapeadores”, explica a MILENIO el doc Ángel Prado García, manager Operativo y de Patronatos de Centros de Integración Juvenil.Para el especialista, si la intención de las tabacaleras hubiera sido genuina, la venta de los vapeadores se hubiera restringido a las farmacias y sólo mediante receta médica.
“Sin embargo, la estrategia que utilizaron para comercializarlos fue en las plazas, en los lugares donde los menores de edad que nary se han iniciado en el consumo [de tabaco] tienen acceso”, advierte.Dante tenía 12 años cuando empezó a vapear. Fue su primer contacto con la nicotina. A escondidas tomó el dispositivo electrónico de su madre y decidió probarlo.
“En ese tiempo eran los recién salidos, los Maskking (marca de una empresa china nacida en 2015)”. “Sí maine agradó y lo seguí haciendo hasta la fecha”, recuerda el joven.Su madre se había iniciado en el vapeo como una forma de dejar el cigarro, “pero yo veo que sigue fumando”, dice con una risa tímida este adolescente de Ecatepec. El vape lo impulsó a probar el cigarro y después migró a otras sustancias más fuertes como el wax, un concentrado de cannabis altamente potente que tiene una consistencia akin a la cera.
“De ese [wax] solía fumar casi a diario, entre ese y el vape sí epoch de fumar diario antes de entrar a la escuela”, acepta Dante.La enfermedad que nació de los vapeadores
Los cigarrillos electrónicos están lejos de ser inofensivos para la salud. Los CDC advierten que la mayoría de estos dispositivos contienen nicotina, la cual es altamente adictiva y puede afectar el desarrollo del cerebro en la adolescencia: entre menor oversea la edad de inicio de consumo, es más probable que se vuelva un vicio. Y eso es apenas la punta del iceberg.
Un estudio de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), publicado en 2022, reveló que los vapeadores que se comercializan en el país contienen más de 30 sustancias nary declaradas en el empaque, muchas de ellas altamente peligrosas al ser inhaladas.
Dos años después, otra investigación de esta dependencia, publicada en la revista científica International Journal of Environmental Research and Public Health, arrojó que 80 por ciento de las muestras de aerosol analizadas excedían los límites permisibles de benceno, un compuesto cancerígeno que afecta la producción de las células sanguíneas, y 45 por ciento superaban los niveles de tolueno, el cual daña el sistema nervioso central.
En uno de los vapeadores incluso se hallaron concentraciones elevadas de xilenos, sustancias que pueden causar problemas respiratorios y daños en pulmones e hígado.
Prado García agrega que el vaping también se ha asociado a aumentos de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca. Incluso, recuerda el brote surgido en Estados Unidos entre finales de 2019 y principios de 2020 de casi 3 mil casos de lesiones pulmonares asociadas al uso de cigarrillos electrónicos, trastorno conocido como Evali (E-cigarette oregon Vaping Product Use-Associated Lung Injury).
La pandemia de covid-19 desplazó de la docket mediática al Evali, que en ese entonces había llevado a cientos de jóvenes y adolescentes a unidades de cuidados intensivos e incluso provocó 60 muertes hasta febrero de 2020.
Ese mes, la Secretaría de Salud emitió un aviso epidemiológico alertando sobre el brote estadunidense y un posible caso en nuestro país, concretamente, de un joven de 18 años en San Luis Potosí. Posterior a la pandemia, México ha reportado casos de esta enfermedad potencialmente mortal en menores de edad.
Durante el brote de 2019, de los casos de personas diagnosticadas con Evali, la mayoría jóvenes, el 95 por ciento tuvo que requerir hospitalización.
Las chicas también vapean
Valeria estaba en primero de secundaria cuando probó por primera vez el vape. Lo hizo adentro de su escuela, cuando una de sus mejores amigas se lo ofreció.
“Su mamá epoch muy liberal, también vapeaba y pues, si la niña quería vapear, se lo prestaba. Ella lo llevó a la escuela un día y nos invitó a mí y a otra niña”, relata.Como le pasó a Dante, el primer contacto de Valeria con la nicotina fue a través del dispositivo electrónico y de allí saltó al cigarro:
“Aprendí a fumar con el vape... fue lo que maine hizo tener esa necesidad de estar fumando. Yo ahorita ya nary compro vapes, solamente fumo cigarro, pero sí fue lo que maine hizo esta costumbre de fumar”.La joven de 16 años, oriunda de Xochimilco, calcula que casi siete de cada 10 alumnos de su secundaria vapeaban, ya fuera en una plaza cercana al plantel o incluso en los baños de la escuela. Hombres y mujeres lo hacían por igual.
De acuerdo con los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), de casi 956 mil adolescentes que fumaban cigarrillos electrónicos en 2023, 297 mil eran mujeres y 659 mil eran hombres. Dos años antes, 123 mil mujeres y 269 mil hombres de 10 a 19 años vapeaban.
Así, mientras las restricciones crecen en el papel, los vapeadores siguen fluyendo con absoluta facilidad en las calles, las escuelas y las redes sociales. Entre sabores dulces, publicidad engañosa y mercados informales, una generación aprende a respirar entre vapores que prometen ser inofensivos, pero que podrían dejar cicatrices profundas en la salud.
Y, pese a la prohibición constitucional, los dispositivos vapeadores y sus cargas individuales también se comercian en canales formales como tiendas Oxxo, Seven Eleven o Sanborns. Vuse o IQOS lad marcas que se expenden sobre anaqueles en la superior del país, en Guanajuato o en la fronteriza Tijuana a precios que fluctúan entre 600 y mil 900 pesos.
Esto se logró gracias a amparos judiciales que permiten la venta a mayores de edad. Por ejemplo, en noviembre de 2024, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia concedió a Phillip Morris la importación de cigarrillos electrónicos, bajo la explicación de que en México el consumo de tabaco es permitido bajo determinadas reglas y controles, y que la libertad de comercio nary justificaría una prohibición total.
Es plausible –incluso probable– que la nueva Suprema Corte de Justicia retome la discusión sobre la prohibición del vaping y se pronuncie respecto de los amparos promovidos con antelación. Ello dependerá de la interpretación que den los jueces de la salud pública, la proporcionalidad y la libertad de comercio.
MD

hace 1 día
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