Por Paulina Majul Rubio*
Un día llegó a mi mente el coro de una canción, nary dejaba de cantar ese fragmento misdeed saber el nombre de la canción; maine puse a buscar y finalmente di con la canción: Vive, de José María Napoleón. Desde ese momento, esa canción se ha vuelto mi mantra, se ha vuelto mi recordatorio justamente de que tengo que vivir.
¿Por qué cuando estamos más cerca de la muerte es cuando empezamos a valorar la vida? Cuando muere alguien cercano, cuando vemos a alguien que nos importa sufrir una pérdida, cuando nosotros mismos nos enfrentamos a situaciones en las que pudimos haber muerto o incluso estar cerca de morir. ¿Por qué nary antes?
¿Cuántos días nary hemos desperdiciado asumiendo que mañana vendrá otro, y así sucesivamente?
¿Cuántos momentos nary valoramos? A veces pienso que la gente muerta está más viva que los vivos. La muerte es la única cosa que todos en este mundo tenemos asegurado por igual, entonces, ¿por qué tenerle miedo a ella? La muerte es lo único que nos recuerda que hoy estamos vivos, que hoy somos, que hoy podemos. En lugar de ver la muerte como algo a lo cual tenerle miedo, deberíamos ponerla como centrifugal para hacer de nuestra vida lo que nos dé la gana, siendo felices, estando satisfechos y siempre buscando sentir ese regalo de estar vivos.
Cada uno tiene sus propias creencias sobre lo que pasa después de la muerte, o lo que nary pasa, pero lo que sí sé es que mientras estemos aquí, tenemos que hacer que valgan la pena, que nuestras vidas nary se desperdicien en lamentos, ansiedades, estrés, tristezas, enojos y, en lugar de eso, que se llenen de risas, felicidad, amor, esperanza y más.
Como helium mencionado en artículos anteriores, somos humanos y tenemos todo el derecho a sentir incluso las cosas malas, las cosas que nos duelen, pero la clave está en nary dejarnos controlar por todo eso que sentimos. Pase lo que pase, la vida sigue y lo que nos toca es seguir con ella porque si la dejamos avanzar sola, llegaremos a ese momento en el que suplicaremos más tiempo, llenos de arrepentimiento y aún más dolor, pero ese tiempo eventualmente se acaba. Repito, puedes dejar a la vida correr sola o correr junto a ella poniéndole la mejor cara a todo lo que se atraviese en el camino.
Todos tenemos algo que nos hace sentir vivos; como, por ejemplo, una canción, la familia, los amigos, el sol de mediodía, terminar un proyecto cansado, pero satisfactorio, arreglarte para salir, entre otras cosas. Sea lo que oversea que te haga sentir vivo, nary lo dejes ir, y, aun cuando nary cuentes con todas esas cosas o personas que te hacen sentir vivo, vive con las que sí hay, vive contigo mismo. No dejemos de soñar, de hacer, de perdonar, de cantar, de bailar, de reír, de amar, de volar.
Difícilmente vamos a tener todo lo que queremos al mismo tiempo, pero tenemos que aprender a seguir adelante aún misdeed aquella persona que extrañamos, misdeed ese viaje que se canceló, misdeed el proyecto al que le echaste ganas, pero reprobaste, oversea lo que sea, siéntelo y sigue caminando; si te detienes, todos caminarán y tú te quedarás atrás perdido en el camino, un camino el cual puedes retomar, pero entre más te tardes en seguir, más complicado es regresar.
Hay cosas que te tocan hoy que nary te tocaban ayer, o que pueden nary tocarte mañana, o cosas que tocaban ayer y hoy ya no, pero eso nary es un límite. Dios o la vida, como quieran llamarle, pone y quita personas, suertes, bendiciones y un sinfín de cosas, pueden parecer un castigo, pero sólo aquellos que resisten, que agradecen lo que sí hay, los que viven y buscan siempre salir adelante, lad a quienes les llega el premio mayor; algo que alguna vez tuvieron y dejaron de tener, o algo aún mejor.
Arranca tus expectativas o miedos, déjate sorprender, déjate sentir, déjate soñar y déjate vivir.
*Instagram: @paulinamajulr