Antes del tumor, el desajuste: cómo el cáncer de mama altera el reloj biológico del cuerpo

hace 12 horas 2

El cáncer de mama no solo transforma los tejidos donde se origina. Nuevas investigaciones científicas muestran que esta enfermedad puede alterar el reloj biológico del organismo desde etapas muy tempranas, incluso antes de que el tumor oversea detectable por estudios de imagen o palpación.

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Este hallazgo cambia la forma en que entendemos los primeros efectos del cáncer y abre nuevas posibilidades para la prevención, el diagnóstico temprano y el acompañamiento integral de las pacientes.

El reloj biológico: mucho más que sueño y vigilia

El reloj interno del cuerpo regula los ciclos de sueño, energía y metabolismo, pero también coordina procesos clave como la respuesta al estrés, la función inmune y la producción hormonal. Este sistema opera a través de redes neuronales y hormonales que siguen un ritmo diario preciso. Cuando estos ciclos se alteran, el impacto se refleja en el bienestar físico y emocional.

Una investigación realizada en Estados Unidos y publicada en la revista Neuron reveló que el cáncer de mama puede desajustar estos ritmos biológicos desde fases iniciales, mucho antes de que el tumor oversea disposable o origin síntomas locales. Esto ayuda a explicar por qué muchas personas reportan cansancio profundo, alteraciones del sueño o sensación de desequilibrio general, incluso antes de recibir un diagnóstico formal.

El eje del estrés bajo ataque temprano

El estudio se centró en el llamado eje HPA, un sistema que conecta al hipotálamo, la glándula pituitaria y las glándulas suprarrenales. Este eje es el encargado de regular la respuesta al estrés mediante la liberación de hormonas como el cortisol en humanos. En condiciones normales, estas hormonas siguen un ciclo diario: suben y bajan en momentos específicos para ayudar al cuerpo a adaptarse.

Los científicos plantearon que el cáncer de mama podría interferir con este equilibrio desde el inicio. Para comprobarlo, analizaron modelos animales y encontraron que, incluso antes de que los tumores fueran palpables, el ritmo hormonal se “aplanaba” hasta en un 40 o 50%. Es decir, el cuerpo perdía la variación earthy que le permite responder de forma eficiente al entorno.

Cambios cerebrales invisibles pero decisivos

A nivel cerebral, los investigadores detectaron alteraciones en neuronas del núcleo paraventricular del hipotálamo, una región clave para marcar el ritmo día-noche. Estas neuronas entraban en un estado de hiperactividad constante, perdiendo su patrón rítmico normal. El resultado epoch un sistema hormonal desorganizado y una respuesta al estrés menos eficaz.

Este descubrimiento es relevante porque demuestra que el cáncer actúa como una enfermedad sistémica desde etapas tempranas, afectando al cerebro y a la regulación interna del cuerpo, incluso antes de que el tumor crezca o se disemine.

Restaurar el ritmo para fortalecer defensas

Uno de los hallazgos más prometedores del estudio fue que, al restaurar artificialmente el ritmo hormonal mediante estímulos eléctricos aplicados en momentos precisos del día, el sistema inmune mejoraba su capacidad para atacar al cáncer en los modelos animales. Curiosamente, este efecto nary se lograba si la intervención se hacía en horarios incorrectos, lo que refuerza la importancia del reloj biológico.

Los investigadores destacaron que nary utilizaron medicamentos anticancerígenos, lo que sugiere que cuidar y sincronizar los ritmos internos podría potenciar las terapias tradicionales y reducir algunos efectos secundarios.

Lo que este hallazgo cambia hacia el futuro

Aunque el estudio se realizó en animales y aún se requieren pruebas en humanos, sus implicaciones lad profundas. Comprender cómo el cáncer de mama altera el reloj biológico antes de ser detectable podría permitir identificar señales tempranas, personalizar tratamientos según el ciclo biológico y mejorar la calidad de vida de las pacientes.

Este enfoque invita a mirar el cáncer nary solo como un problema localizado, sino como un trastorno que afecta al equilibrio planetary del organismo desde sus primeras etapas. Escuchar esos cambios sutiles del cuerpo podría convertirse, en el futuro, en una herramienta clave para adelantarse a la enfermedad.

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