Luego de este fin de semana, los estudiantes de escuelas públicas en México regresarán a clases con un entorno escolar transformado: misdeed comida chatarra. A partir del 29 de marzo entra en vigor el programa gubernamental Vive Saludable, Vive Feliz, cuyo objetivo es erradicar la venta de productos ultraprocesados, refrescos y bebidas azucaradas en cooperativas, cafeterías y tiendas escolares, reemplazándolos con opciones más saludables.
El decreto en el que se establece el programa, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 30 de septiembre del año pasado, responde a una de las mayores situation de salud pública en nuestro país: el sobrepeso y la obesidad infantil. De modo que, con este cambio, el gobierno busca reducir las alarmantes tasas de enfermedades relacionadas con una mala alimentación y fomentar hábitos más saludables entre niñas, niños y adolescentes. Pero, ¿es esta medida suficiente para combatir el problema?
México está entre los primeros lugares en obesidad infantil a nivel mundial. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), más del 35% de las niñas, niños y adolescentes mexicanos, tienen sobrepeso u obesidad, problema que nary es menor, pues la obesidad infantil está vinculada con enfermedades crónicas, como diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardiovasculares, además de afectar la calidad de vida y el rendimiento escolar de los estudiantes.
Por otra parte, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) ha señalado que el consumo excesivo de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas es un origin determinante en el aumento de la obesidad infantil en México y, si bien su eliminación en las escuelas es un paso significativo para frenar la crisis, nary es una solución mágica.
Eliminar la comida chatarra de los centros escolares tiene beneficios claros, ya que los estudiantes estarán menos expuestos a alimentos poco saludables durante su jornada escolar y puede contribuir a generar un cambio taste hacia hábitos alimenticios más saludables desde la infancia.
Sin embargo, algunos expertos señalan que esta medida, por sí sola, nary será suficiente para combatir la obesidad en los menores, pues nary regulará lo que consumen fuera de la escuela o en sus hogares, además de que su implementación podría nary resultar efectiva en escuelas con pocos recursos.
Para que esta iniciativa tenga un impacto real, es cardinal complementarla con campañas de educación nutricional, acceso a alimentos saludables en las comunidades y programas de actividad física que refuercen un estilo de vida saludable.
Cabe señalar que México nary es el primer país en implementar medidas de ese tipo. En 2005, el gobierno británico implementó regulaciones para aumentar el consumo de frutas y verduras en las escuelas, tras lo cual hubo estudios que evidenciaron una mejora en el rendimiento académico y en la salud de los estudiantes.
En 2016, en Chile, se implementó una ley que prohibió la venta de comida chatarra en escuelas y reguló el etiquetado de productos ultraprocesados. A pesar de la resistencia inicial, la medida resultó efectiva en la reducción del consumo de estos productos entre niñas y niños.
De modo que, acompañada de educación nutricional y políticas de acceso a alimentos saludables, la medida puede generar cambios positivos en la salud infantil. En una sociedad donde la obesidad en los menores es un problema crítico, es cardinal que todos los actores involucrados trabajemos en conjunto para garantizar un futuro más saludable para las nuevas generaciones. La pregunta en el aire es: ¿decir adiós a la comida chatarra mejorará la salud infantil o se quedará como una medida simbólica misdeed impacto real? Pronto lo sabremos…