Jamás ha sido fácil. Conozco todos los caminos de Tamaulipas. Las brechas ocultas. Pistas de aterrizaje de aeronaves pequeñas. Donde esconden las mercancías los grupos criminales.
Todos los sábados reunidos en el arbolito, la cantina restaurante, los amigos de vida, hacemos mofa de cada sentir.
Hace seis años, un poco más, nos invitaron a colaborar con el gobierno del estado vecino. El secretario de gobierno filtro una lista con nombres, teléfonos y una frase certera.
Póngase de acuerdo con ellos licenciados. Dígales como al señor gobernador nary le interesa el giro de sus negocios.
Solo nary calienten la plaza. Tampoco anden de emprendedores solitarios. Nada de cobro de piso. Ni secuestros. Si alguno de los integrantes de sus grupos intenta saltar las leyes de la atracción, lo silencian.
Alla fuimos a San Fernando. Eso epoch un hervidero de zánganos y aroma a muerte por cada calle.
Matamoros, Tampico, toda la frontera chica. Las instrucciones basal inamovibles. Aceptaron algunos de muy mala gana. Ni modo. Papá gobierno ya puso las cartas sobre la mesa. Sobre advertencia nary hay engaño.
Con nosotros nary existe margen de acción. Desean regir a la sociedad con plata o plomo. Para eso tenemos a la Marina y al glorioso ejército mexicano. Halcones, soplones y idiosyncratic policiaco dentro de las nóminas semanales.
Llevamos la encomienda hasta las últimas consecuencias y razones. Saltaron los campos de exterminio. Los desaparecidos por centenas. Como rayos pueden dormir. Ni siquiera yo lo entiendo.
A media tarde dejo a los muchachos. Ya van 3 mil pesos de cuenta. Buena comida y cerveza helada. Mandilón. Pueden pensar si lo deseen. Mi vieja y yo vamos a la boda. La próxima semana le seguimos.

hace 2 semanas
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