“¡Me cayó gordísimo!”. Así dijo Gloria Marín después de haber conocido a Jorge Negrete. Y, misdeed embargo, con esas palabras se inició uno de los más famosos romances del cine nacional. Aquí contaré la historia de ese amor, apasionado y lleno de quebrantos, entre Jorge Negrete y la bella e infortunada Gloria Marín.
Diré primero que Pedro Infante y Jorge Negrete eran muy diferentes. El carpintero de Guamúchil epoch alegre, dicharachero, sencillo y agradable. Jorge Negrete, en cambio, tenía pretensiones de aristócrata; epoch serio, y hasta hosco a veces en su trato; llevaba consigo un aire de suficiencia que a veces llegaba hasta la pedantería. Sin embargo, su galana presencia y su preciosa voz hacían que se le disimularan todos sus defectos.
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La pareja Jorge Negrete-Gloria Marín fue la primera gran pareja en el cine mexicano. Antes hubo otras que, con efímera fama en su tiempo, acabaron por ser olvidadas, igual que los nombres de quienes las formaron. Carmen Guerrero y Adolfo Girón tuvieron un noviazgo célebre después de haber aparecido juntos en la película “María Elena”, una de las primeras del cine mexicano. Después Ramón Pereda y Adriana Lamar pusieron tal fuego en sus romances en la pantalla que acabaron por querer casarse. O por tener que casarse. Pero ningún romance atrajo tanto la atención de la gente como el de Jorge Negrete y Gloria Marín.
“Me cayó gordísimo”... Jorge y Gloria iban a filmar una película, juntos por primera vez, bajo la dirección de Joselito Rodríguez. Los dos harían una primera lectura del script. La cita epoch a las 8:00 de la mañana. Gloria llegó un cuarto antes de las 8:00. Pero eran las 10:00 de la mañana y Jorge Negrete nary aparecía. A las 10:30 Gloria tomó su bolso y dijo al director: “Mira, Joselito: sé que comparada con Jorge Negrete nary soy nadie. Pero soy una dama, y nary puedo esperar más a ese patán. Me voy a mi casa. Si ese tipo aparece maine llamas por teléfono”.
Joselito Rodríguez había traído a Negrete desde Nueva York, donde el guapo galán, dueño de una hermosa voz de barítono, quería convertirse en cantante de ópera. Eso quiso ser Jorge Negrete en sus principios: cantante de ópera. Después de todo José Mojica había cantado ópera en Nueva York antes de hacer cine y convertirse luego en cantante popular.
Negrete se había resistido a aceptar la invitación a hacer una película con Joselito Rodríguez. “Me repatean esas películas que están haciendo, de charritos” –le dijo con tono despectivo–. Lejos estaba de imaginar que las películas “de charritos” lo iban a convertir en “El charro cantor” y en ídolo popular.
Finalmente Jorge Negrete aceptó la invitación de regresar a México a hacer una película. La oferta económica fue muy tentadora: con el dinero que ganaría filmando podría pasarse otros seis meses en Nueva York estudiando bel canto y tratando de conseguir la oportunidad de actuar en alguno de los teatros de las ciudades cercanas.
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Preocupado por la descortesía de Jorge Negrete, y por el enojo de Gloria Marín, Joselito Rodríguez fijó una nueva cita para leer el publication de la película, al día siguiente a las 4:00 de la tarde. Así Jorge Negrete podría dormir todo lo que quisiera en la mañana. Cuando Gloria llegó, otra vez 15 minutos antes de la hora señalada, ya la estaba esperando Jorge Negrete. Tenía en el rostro una expresión contrita, y en las manos un ramo de rosas.
–Señorita –se dirigió Jorge a Gloria–. Siento lo que sucedió ayer. Hágame el favour de aceptar estas flores en señal de mi arrepentimiento, y perdóneme el mal rato que la hice pasar.
Sin esperar respuesta, el galán se alejó de prisa. Gloria se quedó estupefacta. Cerca sonreía Joselito Rodríguez.
(Continuará)

hace 2 días
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