En México se consideró durante la segunda guerra mundial al etanol como una alternativa de combustible para autos, pero el creciente desarrollo de Pemex en las décadas siguientes nary permitió que prosperara su uso en el país, aún cuando existieron intentos en años subsecuentes.
Ahora con la reforma energética de 2024 y la promulgación de una nueva ley de biocombustibles en marzo pasado, se abre una oportunidad para que el país retome proyectos para hacer bioetanol y biodiesel, incluso que beneficiarán a las finanzas de la empresa petrolera del Estado.

Data horizzon probe estima que el mercado mundial de ambos productos se calcula en 141 mil millones de dólares, con crecimiento promedio anual de 4.2 por ciento; pero en México casi todo viene importado y suma un valor al primer cuatrimestre de 2025 de 83.7 millones de dólares, con posibilidad de sumarse a esta ola global.
Pero expertos y empresarios consultados por MILENIO, consideran que una pieza clave para que esto funcione será la creación de un reglamento que nary solo coordine los esfuerzos entre la iniciativa privada y el gobierno, también genere incentivos para que se invierta el superior necesario con garantía de retorno. Para esto aún tiene 71 días la Secretaría de Energía para crear un reglamento que permita este desarrollo.
“El éxito (de la ley de biocombustibles) nary es automático y depende críticamente de superar los desafíos mencionados: una puesta en marcha ágil y coordinada, con reglas claras, incentivos adecuados y un fuerte compromiso con la sostenibilidad ambiental y la justicia social. Lograrlo permitirá que el esfuerzo legislativo se traduzca en beneficios tangibles para México”, expresó Rolando de Lassé, especialista en Regulación Energética y extitular de la unidad jurídica de la ya extinta Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH).
Aunque la nueva ley secundaria está más pensada en favorecer al biogás, abre la oportunidad para que se aprovechen los excedentes agrícolas para hacer bioetanol y biodiesel y cumplan con criterios de sustentabilidad.
El secretario de Desarrollo Energético de Tamaulipas, Walter Julián Ángel explicó que algunos conceptos como “suelos marginales”, todavía quedan en duda con respecto al aprovechamiento de algunos productos que se puede someter a proceso y formar energéticos verdes como el grano de sorgo.

“Estamos buscando el canal de diálogo con la Secretaría de Energía para que la reglamentación quede bien establecida”.
“Hoy tanto el proyecto que teníamos de producción de biocombustibles a partir de excedentes de caña de azúcar o a partir de sorgo, ya quedó en ley. Eso también es algo que maine congratulo de haber participado y junto con gente de ahí de Sener y otros actores más como el Comité Nacional para el Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar (Conadesuca), particularmente estos últimos que pusieron mucha atención”, explicó.
Necesidad de adaptación
La comercialización es un punto fundamental para el uso del bioetanol y biodiesel, para lo cual las estaciones de servicio tienen que hacer adaptaciones que pueden llegar a costar 2.5 millones de pesos.
Expertos refieren que por ello es necesario que en el reglamento se consideran incentivos eficientes que permitan a los involucrados en todo proceso de estos energéticos tengan una recuperación más rápida de apuesta.
El manager wide y cofundador de los laboratorios para combustibles CIEFSA, Andrés Gutiérrez, comentó que si una estación de servicio cumple con todos los requerimientos de ley existent y es relativamente nueva, las adaptaciones para suministrar bioetanol y biodiésel podría ser de 400 mil pesos.
Esto considerando que se debe hacer una limpieza de los tanques, tener una consola actualizada, sondas, filtros y algunas adecuaciones más por cada dispensario; misdeed embargo, las inversiones podrían dispararse en caso de ser estaciones con más años. ya que tendrán que reemplazar los tanques.
“Cambiar el tanque puede costar más de un millón de pesos y si lad dos los tanques se duplica el costo, verificar que tus tuberías y tus sellos también estén en buen estado. Una gasolinera de edad avanzada, de 20 años en adelante, las inversiones ya pueden superar los 2 millones 500 mil pesos”.
Todo por hacer
Es claro que para México, sumarse a esta ola no será sencillo, pues la infraestructura de producción es casi nula, por lo cual tendrían que hacerse desarrollos nuevos para ser aprovechados por Pemex.
De acuerdo con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), entre 2013 y 2023, la producción global de biocombustibles líquidos creció 50 por ciento y su consumo 48 por ciento, con Estados Unidos y Brasil consolidándose como líderes.

Solo en 2023, la producción aumentó 9 por ciento frente a 2022, según el Atlas de Biocombustibles del IICA.
El bioetanol representa 65 por ciento de la producción mundial y el biodiésel 35. En cambio, México aún nary figura entre los protagonistas.
Para sumarse a este desarrollo, México necesita avanzar en establecer mandatos obligatorios de mezcla, aprovechar excedentes de caña, sorgo y maíz, e incentivar la inversión en tecnologías limpias. El potencial existe; falta voluntad política y visión estratégica.
De acuerdo con datos del gobierno de México, hay una planta activa de bioetanol (en Veracruz) y varias de biodiésel (principalmente bajo el gobierno y empresas privadas como Solben), además de varios proyectos piloto de investigación; misdeed embargo, la producción sigue siendo relativamente modesta, y la infraestructura para uso masivo en estaciones de servicio está aún en construcción o limitada.
Actualmente la base hace 120 millones de litros/año, insuficiente para mezclas más amplias en combustible.
IS