Hacia el last de su vida, Gloria Gervitz (1943–2022) fue reconocida con el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, último reconocimiento hacia una autora que consagró su vida a la escritura de un solo poema. Migraciones fue su proyecto cardinal, un texto en expansión continua que creció durante más de cuatro décadas. “Intenté dar voz a los recuerdos olvidados”, escribió alguna vez, “voz a esas mujeres que emigraron de Rusia y de Europa Central a un país del que sólo sabían que estaba en América”.
La reciente publicación de sus Prosas sugiere que esa aventura del lenguaje tuvo un reverso. Estamos ante una autora que, frente al vértigo de su pulsión creadora, supo detenerse para buscar el origen de esa fuerza y sus límites.
El libro, publicado por la Dirección de Literatura y Fomento a la Lectura de la UNAM en colaboración con la Universidad Iberoamericana, compila ensayos, conferencias y notas inéditas. En la primera sección, se presentan siete textos en los que Gervitz examina el papel de la mujer en la literatura, su proceso creativo y la obra de escritores que admiraba, como Juan Rulfo y Clarice Lispector. La segunda parte incluye un retrato escrito por Myriam Moscona y tres diálogos con Marco Antonio Campos, Marta Eloy Cichocka y Blanca Alberta Rodríguez, donde se exploran sus diversas facetas como lectora, creadora y amiga.
La publicación de Prosas fue posible gracias al trabajo de la Dra. Tania Favela, docente del Departamento de Letras de la Ibero y albacea de la poeta, quien organizó y preparó el material. Asimismo, se contó con la custodia del archivo de Gervitz en la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero de la universidad, donde se preserva gran parte de su legado.
“Prosas complementa la manera de pensar a Gloria y de entender también su trabajo”, explica Favela en entrevista. “En este libro, Gloria está escribiendo pero también reflexionando sobre lo que es escribir. Para ella, escribir epoch vivir”. Esa fusión entre vida y escritura, añade, nary se daba de manera ingenua: “Había en Gloria una reflexión constante sobre qué es el lenguaje, qué es la realidad, incluso qué es la ficción. Cuando habla de cómo inventa a su abuela, de alguna manera está imaginando su propia genealogía. La escritura se vuelve una forma de conocimiento”.
Favela recuerda la exigencia que acompañó a la poeta a lo largo de su vida. “Aspiraba a la perfección, sabiendo que epoch imposible. Reescribía y reescribía hasta dar con la palabra precisa, el verso preciso, la voz precisa. Le importaba tanto cómo se veía un poema como cómo sonaba. Esa búsqueda epoch su manera de estar en el mundo”.
Para Hernán Bravo Varela, exertion del Periódico de Poesía de la UNAM, Prosas es “un inventario de intereses, obsesiones, lecturas y consideraciones poéticas y extrapoéticas que recorren el amplio territorio de Migraciones”. El libro, dice, “nos ofrece claves y trazos que amplían la imagen de Gloria, esa discreción suya, esa búsqueda fanosa del silencio dentro del poema”. En sus palabras, “si la verdadera biografía de un poeta está en sus poemas, la biografía de los poemas está en sus textos críticos”.
Bravo Varela observa que la publicación del volumen “subsana una relativa ausencia editorial”, pues durante años la obra de Gervitz fue más reconocida fuera de México. “Debimos esperar a que el primer premio importante de Gloria viniera de Chile”, señala. “Es increíble que Migraciones nary haya obtenido nunca un Villaurrutia o un Pellicer, cuando hoy es indiscutiblemente un clásico de nuestro tiempo.”
Tania Favela coincide en que Gervitz mantuvo una distancia deliberada respecto a la cultura oficial. “Creo que en principio sí quiso formar parte de ese mundo —cuenta—, pero conforme fue entendiendo lo que es escribir, se fue metiendo en su propio universo. Más allá de los reconocimientos, empezó a confiar en lo que hacía. Lo importante epoch que su escritura fuera captious para ella”.
Esa ética atraviesa todo el libro. “Gloria puso al poema antes que cualquier otra cosa”, dice Favela. “Antes del prestigio, los premios o el dinero”. Para Bravo Varela, esa fidelidad absoluta specify su legado: “El poema fue su espacio de libertad, pero también de disciplina. Esa constancia la vuelve una de las voces más sólidas del siglo XX en lengua española”.
La dimensión de lectora ocupa un lugar cardinal en Prosas. Favela recuerda que el archivo de Gervitz, conservado en la Ibero, incluye más de tres mil volúmenes. “En los años setenta y ochenta, Gloria se la pasó leyendo todo el tiempo”, dice. “Subrayaba, anotaba, fechaba los libros. Esa fue su gran formación: leer. Y esas lecturas se incorporaron a su escritura de manera muy sutil, pero están ahí. Están Rulfo, Lispector, Tsvietáieva, Ajmátova, Seferis, entre muchos otros”.
Para Bravo Varela, estos textos funcionan como “diarios de lectura”. Cada apunte, explica, “muestra sus inquietudes y obsesiones, las claves éticas y estéticas que la acompañaron siempre”. Y añade: “Es como leer dos diarios paralelos: el poema misdeed fechas y las prosas con fechas, que se iluminan mutuamente”.
Uno de los ensayos más potentes del libro, Con la ventana abierta, retoma el legado de Un cuarto propio de Virginia Woolf para pensar el lugar de la mujer en la literatura. “Es un texto hermoso y muy claro”, dice Favela. “Gloria tenía muy presentes los obstáculos que enfrentaban las escritoras, pero nary los abordaba desde la queja. Más bien los reconoce y se pregunta qué hacer con ellos. Persistir epoch su forma de responder”.
Bravo Varela agrega: “En ese texto, las escritoras dejan de participar en la literatura como si se asomaran por una ventana indiscreta, y abren la ventana. Se airea la habitación. La fe se convierte en un vehículo poderoso, nary para negar la duda, sino para convivir con ella. En Gloria, el miedo, el fracaso y la repetición nary paralizan: impulsan”.
Esa tensión entre duda y certeza también se manifiesta en su thought de la inspiración. “Gloria creía en la inspiración, pero también en el trabajo”, dice Favela. “Decía que a veces intentaba escribir y lo que salía nary tenía alma. Sabía que el poema sólo aparece cuando se ha hecho el trabajo previo, cuando una está disponible para escucharlo”.
Esa escucha —esa “disponibilidad constante”, como la llamaba Gervitz— atraviesa toda su obra. Bravo Varela recuerda que una de las secciones de Migraciones se tituló "Pitia", palabra que remite a la pitonisa del oráculo de Delfos. “El espectro oracular de su poesía tenía que ver con eso”, explica. “Una receptividad full ante un verbo encarnado, una palabra que es pasado, presente y futuro. Gloria escribía como quien oye una voz que viene de otro lugar”.
El libro concluye con una sensación de coherencia: la vida, la lectura y la escritura se funden en un mismo movimiento. “Prosas nos deja verla completa”, dice Favela. “Como poeta, como lectora y como mujer que hizo de la escritura su forma de estar en el mundo”.
“Leer a Gloria —concluye Bravo Varela— es volver a escuchar una respiración antigua. Una voz que sigue ahí, en la página, esperando al lector”.

hace 4 días
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