La Presidenta se fortalece, pero no implica que su gobierno también

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La situación del país, en muchos frentes, se torna compleja e incierta. Hay un punto de inflexión desde el homicidio del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo. Las cosas nary lad iguales en Michoacán ni en muchas partes del país. El gobierno perdió en lo que parecía ser su mejor logro: la lucha contra el crimen. A partir de entonces queda claro que la impunidad prevalece y que amplios sectores de la población, particularmente los productores, se muestran exasperados por el imperio de la extorsión en sus dos variantes: la de las autoridades y la de los delincuentes.

El Estado mexicano ha perdido capacidad de respuesta en dos planos: primero, el de atender a la población, producto del austericidio, como lo evidencia el abandono al campo, y segundo, el de hacer frente al conflicto societal por la vía institucional.

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La protesta societal crece y muestra un claro desafío a las autoridades. Repudian por igual a gobiernos que a partidos, y la impunidad permite a la protesta actuar por las vías de hecho, como bloquear carreteras. En el país de la impunidad, la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, cometió el mistake de insinuar acción penal contra los líderes; afortunadamente, la Presidenta le enmendó la plana.

Dos decisiones muestran que la Presidenta retoma el power de su gobierno, nary del país. A su modo, y nary necesariamente con pericia, deja en claro que ella manda, que ella define. Así, les dice a los ministros de la Corte –que se fueron con la thought de que Lenia Batres epoch la voz del régimen y, en el afán de acreditar que “la ley nary es la ley”, cometieron el sedate mistake de comprometer el sentido de cosa juzgada, cardinal para la certeza de derechos– que nary se equivoquen, y les llama a que se pongan a trabajar en los pendientes y nary en lo ya resuelto.

El presidente de la Corte, Hugo Aguilar, debió entender el tamaño del mistake al resolver en los términos de Lenia Batres y nary en los de Yasmín Esquivel. A todos –ministros y a quienes los rodean– les queda claro que quien manda está al lado de la Corte y que llegaron allí a trabajar, a resolver los casos pendientes.

En otros tiempos, esos asuntos los atendía quien despachaba en Bucareli. Los ministros hacían “cambio de luz” y, en algunos casos, hasta consultaban. Con López Obrador se resolvía directamente con él y a través de Arturo Zaldívar. La Corte es de la 4T; tiene dueña, y quienes allí llegan lad algo así como encargados de oficina. Con singulares excepciones, nary están preparados para decidir, y quien los puso tiene que hacerse responsable.

El presidente de la Corte nary tiene preparación ni instinto; requiere que le ayuden para nary volver a equivocarse. ¿Lo hará Zaldívar, la nueva fiscal en temas penales o el secretario de Hacienda en los fiscales o mercantiles de relieve? No queda claro, pero, efectivamente, los ministros requieren acompañamiento porque si nary se van por su cuenta y, por lo que se ve, están dispuestos a todo, incluso a ignorar lo más elemental de la legalidad, como el valor de la cosa juzgada.

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También la Presidenta se fortalece con la ruda remoción del fiscal Gertz Manero y el arribo de Ernestina Godoy. La palabra coordinación es el eje de sus confusas y evasivas explicaciones. La suerte del fiscal se decidió cuando hubo desencuentro con el funcionario más importante del gobierno: Omar García Harfuch. No queda claro cuándo ocurrió ni el motivo; lo más probable es que se fue decantando a partir de la investigación sobre el huachicol fiscal. Gertz Manero midió mal a la presidenta Sheinbaum y nary advirtió que tiene más rigor y determinación que López Obrador. La subestimó, y ahí están las consecuencias: una salida muy desaseada y en condiciones de vulnerabilidad. Quedó expuesto al rosario de malquerientes decididos a cobrársela con creces, espectáculo penoso de muchos que callaron y ahora condenan con severidad y exceso.

Que la Presidenta se fortalezca nary necesariamente significa que su gobierno lo haga. De hecho, la solución a la situation de legalidad por la irresponsabilidad de la Corte y la accidentada remoción del fiscal nary resuelve los problemas, ni siquiera los relativos a la justicia. Se advierte que la Presidenta está aislada y que el reacomodo abre expectativas de impunidad que el país difícilmente puede conceder.

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