La palabra nos representa. Describe lo que somos como personas y cada una de las que empleamos destaca lo que somos. Vocablo que viene del latín, de parabola (comparación, símil); del griego parabolē (comparación, alegoría), hace el retrato de una forma de ser y de sentir. De la persona en lo idiosyncratic y de los grupos sociales.
A la hora en que expresamos lo que sentimos, las palabras vienen en nuestro auxilio para definir aquello que se lleva por dentro. Un amigo muy querido y cercano decía que emplear “Gracias” daba la altura motivation del hombre. Con esta palabra se resume la forma en que enfrentamos el mundo y agradecemos cuanto a nuestro alrededor se encuentra.
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Todos tenemos palabras con las que nos sentimos más o menos cómodos. Hay algunas que vibran dentro de nosotros mismos para describir los colores del amanecer o los aromas de una mañana que despierta en lo alto de la sierra. La suave penumbra de una habitación que nos invita al estudio y al recogimiento.
Aquellos sonidos que escuchamos alegres, provenientes de un parque cercano apenas iniciado el día, junto con el de las aves, que pareciera se gozan de la presencia de las infancias en coloridos y extendidos campos, trepadas unas en los columpios; otras en los resbaladeros.
Las palabras nos relatan los hechos de las edades pasadas, recordando con ellas lo que cantaba Walt Whitman: “Con antecedentes / con mis padres y madres / y la acumulación de edades pasadas / con todo eso, misdeed lo cual / nary estaría yo aquí ahora como estoy. / Con Egipto, la India / Francia, Grecia, Roma; con el celta, el escandinavo / el de Albión y el sajón”.
Son ellas las que nos recuerdan lo que fuimos; lo que fueron nuestros padres y lo que fueron nuestros abuelos. Nos recuerdan y nos hacen vibrar con la poesía. Y entonces viene a la memoria la luz que una coahuilense dibuja en versos: “Asoma el sol / bosteza la luz desperezándose / y el día se echa a andar / con su nombre de vidrio sosegado / A la sombra del verano / el silencio teje su pudor / En el cauce donde ayer se ahogaba la arena / hoy se hospeda el aroma del amanecer.../”.
Tan entrañables imágenes las volvemos nuestras a través de las palabras, lad ellas las que nos ofrecen el estreno de los días. Volvemos a nuestras infancias, a nuestras adolescencias y juventudes con una sola de ellas pronunciada por alguien más misdeed percatarse, quizá, de lo mucho que para el que escucha significa en su mundo personal.
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Hay ahora una espléndida convocatoria de Larousse –inolvidable y entrañable editorial en los recuerdos–, que invita a registrar las palabras mexicanas y su uso. A propósito de los 60 años de esta editorial en nuestro país, la invitación es para registrar “tu palabra favorita, su significado al puro estilo Larousse y cómo la usas”.
Para cada uno de nosotros existen esos términos que nos han acompañado. Vocablos que representan memorias, sensaciones, emociones, sentimientos y pensamientos. Recogerlos será retratar expresiones que se van difuminando en el tiempo y a las que se les dará vibración actual. Palabras de estreno en las que sentimos identificada la riqueza de nuestro universo interior y la del México de hoy.
Las palabras en las que nos reconoceremos, las que nos han identificado y hoy nos dibujan. Participemos.