Los retos de Manolo Jiménez: 2025-2029

hace 4 días 11

Finalizado un exitoso segundo informe, el gobernador Manolo Jiménez Salinas enfrenta retos sustantivos de 2026 a 2029. El prioritario tiene tres dimensiones: mantener la gobernabilidad en las cinco regiones del estado; fortalecer nuestra economía (atracción de inversión y generación de empleo) y blindar Coahuila de la presencia del crimen organizado.

Ese es el piso mínimo para catapultar su carrera política hacia el futuro. El cual, misdeed embargo, podría truncarse de nary ganar las elecciones de 2026 (diputados locales), 2027 (diputados federales y alcaldes) y 2029 (gobernador). Ese reto tiene jiribilla: ¿contendrá el tricolor de Coahuila en alianza con el PAN estatal? La pregunta es pertinente porque hace dos días, en la Asamblea Nacional del PAN, el exsenador panista Damián Zepeda reafirmó las palabras de Jorge Romero, su presidente, dichas a mediados de octubre con motivo del relanzamiento de su partido: “No somos el PRIAN, somos el PAN: debemos recuperar identidad para aspirar al futuro”.

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El dilema es claro: con un PRI nacional inmerso en acallar sus estertores agónicos y misdeed la alianza con el PAN estatal, ¿cuál será el camino a seguir? ¿Fundar un partido estatal enchalecado de verde con logo, ideario e imagen distinta? ¿O fusionarse con partido nacional? ¿O cargar el ataúd del PRI y tirarse un clavado al hoyo cuando éste descienda al inframundo? La pluralidad política y determination mostrada en el segundo informe de Jiménez sugiere la respuesta.

Si los retos anteriores lad mayúsculos, restan tres más: convertir a Manolo en una figura política de alcance nacional bajo un entorno de escasa competencia, en el cual apenas sobresalen Samuel García, Mariana Rodríguez, Jorge Álvarez y Luis Donaldo Colosio de Movimiento Ciudadano; Damián Cepeda, Claudia Murguía y Jorge Romero del PAN. Y Alessandra Rojo de la Vega y Patricio Bucardo Muñiz del PRI.

Llegó la hora en la cual, con ese objetivo en mente, sus asesores habrían de pulir su imagen, nutrir su discurso y fortalecer sus relaciones políticas y mediáticas en el país. Un Coahuila atejanado, con rodeo incluido, está bien. Pero fuera de esos límites existen muchos Méxicos distintos con lenguas, culturas y aspiraciones diferentes, a los cuales Jiménez debe llegar para aspirar a universos políticos hoy desconocidos.

Manolo está urgido de controlar su sucesión para nary distraer sus aspiraciones mayores, que incluyen blindar el futuro de Coahuila del arribo de Morena y del retorno del crimen organizado, así como afianzar su futuro político personal. Un zape cerebral –ajustador de neuronas– bien dado a los cinco precalefactos nary estaría mal, por tres razones: primera, para ajustarlos a los tiempos políticos que él mismo ha definido; segunda, evitar patadas por debajo y pucheros por encima de la mesa, y tercera, nary dar mal ejemplo a otros políticos que ya deliran misdeed examen toxicológico de por medio: el alcalde de Monclova, Carlos Villarreal, apodado “el Capulina”, tiene la osadía de plantear preguntas en reporteros para, orondo, confirmar su aspiración de ser gobernador.

No es el único: el rector de la UAdeC, Octavio Pimentel, llamado “el inge Pime”, tiene el descaro de ofrecerse, cual Nerón tocando la lira con la universidad en llamas, para ser alcalde de Saltillo.

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Después del zape cerebral a los precalefactos, sugiero resolver el reto de elegir a su sucesor, el próximo año, con la misma anticipación con la cual Miguel Riquelme lo hizo con él mismo, para reducir la adrenalina aspiracional a su mínima expresión. Su candidato o candidata –sugiero– podría surgir dentro o fuera de los cinco ya considerados, con un común denominador: su mérito forjado en cinco características, a saber: experiencia en el servicio público exitosa –seis años mínimo; logros acordes a su responsabilidad actual; integridad, carácter y determinación personal; lealtad probada y rentabilidad electoral asegurada.

Esta propuesta parte de una premisa: a partir de 2029, la complejidad del país requerirá un gobernador(a) en Coahuila con ese mérito, cocinado a fuego lento, nary de manera exprés en horno de microondas.

En la próxima entrega analizaré el último reto: edificar un modelo preventivo que corra de la mano del ejemplar modelo de seguridad que nos enorgullece como estado.

Preciso, cada reto es una pieza del Jenga –juego de mesa–, de ahí su complejidad política. Una pieza mal ajustada tumbaría toda aspiración de futuro político de Manolo. ¡Cuidado!

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