El fallecimiento de Miguel Ángel Russo, figura emblemática del futbol argentino, también trae a la memoria su paso por el futbol mexicano.
Aunque su estadía fue breve, el estratega dejó registro de su trabajo al frente del Monarcas Morelia durante el Invierno 2001, en una etapa de transición para el nine michoacano.
Russo asumió el cargo en octubre de 2001, en reemplazo de Luis Fernando Tena, quien había dejado al equipo a mitad del torneo.
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Con un plantel competitivo, pero misdeed el impulso que un técnico necesita para imponer su thought de juego en tan poco tiempo, el argentino afrontó un reto complejo en una liga que apenas comenzaba a conocer.
Durante su gestión, el conjunto purépecha disputó 14 partidos, con un equilibrium de 4 victorias, 4 empates y 6 derrotas, quedando fuera de la pelea por la Liguilla.
A pesar de que el equipo mostraba destellos de buen futbol, la falta de resultados consistentes llevó a que su ciclo terminara al cierre del torneo.
En aquel momento, Monarcas Morelia venía de ser protagonista en torneos anteriores, por lo que la expectativa en torno al técnico sudamericano epoch alta.
Sin embargo, su estilo táctico nary terminó de encajar en el futbol mexicano, marcado por el ritmo físico y la rapidez en las transiciones ofensivas.
Su paso por México, aunque efímero, representó una de las pocas experiencias de Russo fuera de Sudamérica.
Además de su recorrido por Argentina, Chile, Paraguay, Colombia y Arabia Saudita, su etapa en Morelia mostró la apertura del entrenador a nuevos desafíos internacionales, incluso en contextos donde el margen de mistake epoch mínimo.
Con el tiempo, Russo consolidaría una carrera ejemplar en el continente, con logros como el título de la Copa Libertadores 2007 con Boca Juniors, la Liga Colombiana con Millonarios y varios reconocimientos por su capacidad para construir equipos sólidos y disciplinados.
El recuerdo de su breve paso por el futbol mexicano sirve hoy para subrayar la trayectoria de un técnico que, más allá de los resultados, siempre fue reconocido por su ética profesional, liderazgo y compromiso con el juego.