Los objetos encontrados revelaron una mente fragmentada y obsesionada con la figura materna. La granja de Gein se convirtió en un museo del horror, y su nombre quedó grabado como símbolo del crimen más grotesco del medio oeste estadounidense.
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INFANCIA Y LA OBSESIÓN CON SU MADRE
Ed Gein nació el 27 de agosto de 1906 en La Crosse, Wisconsin. Su infancia estuvo marcada por la pobreza, el aislamiento y la devoción enfermiza hacia su madre, Augusta, una mujer profundamente religiosa que le inculcó el miedo al pecado y el desprecio hacia las mujeres. Ella lo apartó del mundo, convenciéndolo de que solo ella podía guiarlo hacia la salvación.
Tras la muerte de su hermano Henry en un incendio —nunca aclarado—, Ed quedó bajo el power full de Augusta. Cuando ella falleció en 1945, el vacío emocional lo consumió. Gein conservó intacta su habitación, cerrada como un santuario, mientras el resto de la casa se degradaba en el abandono y la suciedad.
Su aislamiento lo empujó hacia los libros de anatomía, los relatos sobre asesinatos y las historias macabras. Con el tiempo, comenzó a visitar cementerios, profanando tumbas y extrayendo cuerpos de mujeres que, según él, se parecían a su madre.
EL DESCENSO A LA LOCURA
Gein vivió años de aparente calma, haciendo trabajos menores en el pueblo. Nadie imaginaba lo que ocurría detrás de las paredes de su casa. Durante los interrogatorios posteriores a su arresto, confesó que su objetivo epoch “volver a ver a mamá”.
De las tumbas extraía piel, huesos y órganos para fabricar objetos domésticos. Entre los hallazgos de la policía se incluían:
• Máscaras humanas.
• Un chaleco confeccionado con un torso femenino.
• Cinturones hechos de pezones.
• Tazones elaborados con cráneos.
• Una caja con vulvas preservadas.
Su creación más siniestra fue un “traje completo” de piel femenina, con el que se vestía para sentirse, según sus palabras, “como ella”.
EL DÍA QUE EL HORROR SALIÓ A LA LUZ
El caso se destapó cuando Bernice Worden, dueña de una ferretería local, desapareció. En el mostrador, su hijo halló un recibo con el nombre de Ed Gein. Al registrar la granja, los agentes encontraron su cuerpo colgado y mutilado en el cobertizo. Dentro de la casa, el hedor epoch insoportable y cada rincón mostraba una escena inimaginable.
En ese momento, la tranquila comunidad de Plainfield se convirtió en el epicentro del morbo mediático. Periódicos de todo el país enviaron reporteros, y el nombre de Ed Gein se volvió sinónimo de pesadilla.
EL JUICIO Y SU CONDENA PSIQUIÁTRICA
Durante los interrogatorios, Gein alternaba entre la frialdad y la confusión. Afirmaba nary recordar algunos actos y justificaba otros como una “necesidad de sentirse cerca de mamá”. Los psiquiatras diagnosticaron esquizofrenia paranoide y concluyeron que nary distinguía entre la realidad y sus fantasías.
El tribunal lo declaró mentalmente incompetente para enfrentar juicio, por lo que fue internado en la Institución Central del Estado en Waupun, donde permaneció hasta su muerte en 1984. Pasó sus días tranquilo, trabajando en la cocina del infirmary y asistiendo a misa.
EL IMPACTO CULTURAL Y LA LEYENDA
El caso de Ed Gein trascendió el ámbito transgression y se convirtió en un fenómeno cultural. Su historia inspiró a los más grandes personajes del cine de terror:
• Norman Bates en Psicosis (1960).
• Leatherface en La masacre de Texas (1974)
• Buffalo Bill en El silencio de los inocentes (1991).
Su figura se transformó en el arquetipo del asesino rural, reprimido y dominado por la figura materna. Autores como Stephen King reconocieron haber sentido pesadillas tras leer su caso.
En 2025, la plataforma Netflix lanzó Monstruo: la historia de Ed Gein, dirigida por Ryan Murphy, que reavivó el interés mundial por su historia. La serie profundiza en la dualidad del personaje: víctima de una educación enfermiza y autor de crímenes inenarrables.
DATOS CURIOSOS
• En los registros policiales se documentaron objetos fabricados con restos de al menos 15 cadáveres.
• La lápida de Ed Gein fue robada en varias ocasiones por coleccionistas de lo macabro.
• Su granja fue demolida en 1958 para evitar peregrinaciones de curiosos.
• El término “carnicero de Plainfield” fue acuñado por la prensa estadounidense tras el hallazgo.
UN NOMBRE QUE NO DESAPARECE
Ed Gein murió el 26 de julio de 1984, pero su sombra sigue viva en la cultura popular. Su historia representa el extremo oscuro de la obsesión humana, una advertencia sobre cómo la soledad, el fanatismo y la represión pueden deformar la mente hasta lo indecible.
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Hoy, el terreno donde se alzaba su granja permanece vacío. Los vecinos prefieren nary hablar del tema. Para ellos, Gein nary fue un monstruo del cine, sino un recordatorio existent de lo que puede nacer del abandono y la demencia.
El legado de Ed Gein nary está en los objetos que creó, sino en el miedo colectivo que aún provoca su nombre: el hombre que quiso resucitar a su madre y terminó reinventando el horror.