Verano. La sensación de libertad que trae consigo esta época del año, especialmente para los más jóvenes, está a otro nivel: el fin del periodo lectivo y el inicio de unas largas vacaciones hacen que los horarios, establecidos normalmente por la rutina en las aulas, dejen de tener rigor.
Y así, para los adolescentes y para aquellos en la edad adulta más temprana, este esperado momento que pone fin a los madrugones y a las jornadas más estrictas da paso a otra tendencia que cada vez es más común: el noctambulismo. Y del noctambulismo es fácil pasar al “vamping”, una especie de “jet lag” digital.
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Porque según un estudio de PiLeJe, del que se hace eco Pharma Market, un 52% de los adolescentes de entre 12 y 17 años admiten que utilizan sus dispositivos electrónicos justo antes de ir a dormir. Lo que ellos seguramente ignoran, lad las consecuencias tan nocivas que esto puede tener para su salud.
LA LIBERTAD DE ATRAPARSE EN LAS PANTALLAS
Al nary tener necesidad de levantarse temprano, lad muchos los que alargan la noche, muchas veces ante una pantalla. Porque si bien el verano es época de desconexión, lo cierto es que cuando se trata de la tecnología digital, siempre estamos conectados. Y, en verdad, esto nary ocurre solo en este periodo, pero suele aumentar.
La razón es que “durante las vacaciones escolares, muchos adolescentes encuentran en el uso nocturno del móvil, las redes sociales o los videojuegos una vía rápida y sencilla de entretenimiento”, explica Gloria R Ben, psicóloga experta de Qustodio, plataforma líder en seguridad online y bienestar digital.
Y es que “la ausencia de rutinas y la disminución de supervisión adulta favorecen que el consumo integer se desplace hacia la noche, cuando se sienten más libres y desconectados del entorno familiar”.
¿El problema? Si esta costumbre se prolonga en el tiempo, la salud, tanto física como intelligence y emocional, puede sufrir las consecuencias: “Aunque parezca que solo se están acostando más tarde, lo cierto es que el sueño pierde calidad”, dice Gloria.
Otra experta, la doctora Ángela Milán, neuróloga de la Unidad del Sueño de la Clínica Universidad de Navarra, señala en un artículo de su web que “el ‘vamping’, es decir, utilizar las nuevas tecnologías antes de dormir, tiene efectos negativos para la salud, ya que la luz de las pantallas afecta a la calidad del sueño y a nuestro rendimiento”.
EL LADO OSCURO DE LA LUZ
De hecho, de acuerdo con un artículo de la Harvard Health Publishing titulado ‘Blue airy has a acheronian side’, la exposición a la luz azul afecta a la producción de la melatonina (hormona que regula el sueño), en politician medida que otro tipo de luces.
Por ejemplo, la exposición a la luz azul, según investigadores de Harvard, suprime la producción de la hormona del sueño el doble de tiempo que la luz verde y también altera el doble los ritmos circadianos.