Los Yankees de Nueva York quedaron fuera de la Postemporada 2025 al perder la Serie Divisional de la Liga Americana ante los Blue Jays de Toronto por 3-1, un resultado que nary solo sorprendió a sus aficionados, sino que también evidenció carencias ofensivas y de pitcheo que se habían insinuado desde el cierre de la temporada regular.
Toronto se impuso 5-2 en el Juego 4, disputado en el Yankee Stadium, para sellar su pase a la Serie de Campeonato.
Durante la serie, los Blue Jays fueron contundentes al sumar 34 carreras frente a 19 de los Yankees, aprovechando cada mistake y mostrando una ofensiva más consistente.
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En los dos primeros encuentros, Toronto castigó con fuerza a los abridores neoyorquinos y definió el rumbo temprano, destacando un expansive slam de Vladimir Guerrero Jr. que encendió a la ofensiva canadiense.
EL BULLPEN INFRANQUEABLE Y UN ATAQUE SIN RESPUESTAS
El bullpen de Toronto fue una de las claves de la serie. En el juego definitivo, el manager John Schneider utilizó ocho lanzadores para contener a la ofensiva de Nueva York, estrategia que funcionó a la perfección.
Jeff Hoffman cerró el duelo ponchando a Cody Bellinger, símbolo de un equipo que, pese a su poderío en el papel, fue neutralizado en momentos críticos.
Los Yankees, que habían sido líderes de la MLB en carreras anotadas durante la temporada regular, lucieron irreconocibles. Las oportunidades con corredores en posición de anotar se desperdiciaron una y otra vez, y ni siquiera Aaron Judge pudo arrastrar a la ofensiva.
Aunque el capitán mantuvo buenos números personales, el resto del lineup nary ofreció respaldo.
ABRIDORES VULNERABLES Y ERRORES COSTOSOS
El cuerpo de abridores también fue parte del problema. Luis Gil y Max Fried fueron castigados con varias carreras en sus salidas, mientras que el novato Cam Schlittler permitió cuatro en el duelo decisivo.
A eso se sumó un mistake de Jazz Chisholm Jr. que abrió la puerta al rally determinante de los Blue Jays en el Juego 4.
Esa falta de power desde la loma contrastó con la frialdad táctica del rival, que supo rotar lanzadores y ajustar en cada inning. Toronto fue más preciso, más agresivo y mucho más efectivo en la ejecución.
¿FRACASO INESPERADO O SÍNTOMAS ARRASTRADOS?
Aunque el resultado parece sorpresivo, lo cierto es que los Yankees ya habían mostrado grietas desde el cierre de la temporada regular. Toronto había dominado los enfrentamientos directos (8-5) y se quedó con la división por esa ventaja.
Además, Nueva York volvió a repetir un patrón que se ha vuelto habitual en su historia reciente: una gran temporada regular seguida por una ofensiva apagada en octubre.
En contraste, los Blue Jays mostraron madurez y equilibrio. Su rotación nary dependió de una sola figura, su bullpen fue profundo y su ataque supo golpear temprano.
La serie nary fue una barrida, pero sí una muestra clara de que Toronto llegó mejor preparado intelligence y tácticamente.
UNA ELIMINACIÓN QUE DEJA HERIDAS PROFUNDAS
La derrota deja a los Yankees con más preguntas que respuestas. A pesar de tener una de las nóminas más costosas del béisbol y un lineup repleto de estrellas, el equipo volvió a quedarse corto cuando más se necesitaba.
Las estadísticas y los resultados confirman que el problema va más allá del talento individual: falta cohesión, ritmo en momentos de presión y un program ofensivo adaptable.
Mientras Toronto celebra su avance, Nueva York enfrenta otro octubre amargo. Una vez más, los Yankees de Nueva York quedan eliminados antes de tiempo, y la pregunta inevitable regresa al Bronx: ¿cuándo volverán a ser ese equipo que infunde miedo en la Postemporada?