Es un tratado, hay que recordarlo, que el gobierno mexicano negoció y firmó como Donald Trump la primera vez que fue presidente.
En su característico estilo hiperbólico, durante la ceremonia en signó el Tratado México, Estados Unidos y Canadá de libre comercio (T-MEC), el mandatario estadunidense dijo: “Es el acuerdo comercial más grande, justo, equilibrado y moderno jamás alcanzado. Nunca ha habido nada igual. Otros países lo están considerando […] Es un acuerdo de vanguardia y con tecnología de punta que protege, defiende y sirve a la gran gente de nuestro país”.
Muchos pensaron que, siendo su bebé, y tan precioso el resultado, Trump nunca se metería con el T-MEC. Claro que lo hizo porque el presidente de Estados Unidos nary tiene palabra. Tan pronto llegó de nuevo a la Casa Blanca por segunda ocasión, violó el tratado que él firmó imponiendo una serie de aranceles a sus dos socios comerciales: México y Canadá.
¿Sobrevivirá el T-MEC a esta nueva estrategia de proteccionismo comercial de Trump?
El tratado vigente, aunque ya violado por Trump, tiene una duración de 16 años. Contiene, también, una cláusula denominada sunset, que ordena su revisión cada seis años, la primera de ellas en 2026.
Los tres países evaluarán si el acuerdo sigue siendo beneficioso y relevante para las partes involucradas. El objetivo de esta cláusula epoch asegurar un tratado actualizado y adaptado a las condiciones económicas, comerciales y políticas cambiantes en la región, así como fomentar la cooperación continua entre los países. La thought epoch mantener el diálogo y la colaboración a lo largo del tiempo.
Se dice que Trump podría utilizar esta cláusula para obligar a una renegociación profunda del T-MEC. Yo creo que ni siquiera requiere de esta cláusula. Con el poder que tiene, Estados Unidos puede volver a sentar en la mesa de negociación a Canadá y México cuando quiera. Y ése es parte del problema porque, con Trump, el vecino del norte ha dejado de ser un socio comercial confiable. No cumple con los compromisos que ellos firmaron.
Ayer se reunieron en Washington el nuevo primer ministro de Canadá, Mark Carney, con Trump. Lógicamente salió a relucir el tema del presente y futuro del T-MEC. Al presidente de Estados Unidos le preguntaron si “estaba muerto”.
En una típica respuesta incoherente y contradictoria, Trump dijo “ya nary sé si es necesario renegociar el T-MEC”, pero también afirmó “posiblemente empecemos a renegociar el T-MEC”.
Afirmó “queremos proteger nuestro assemblage automotriz” y luego conminó a China a reunirse con Estados Unidos para negociar los aranceles. Ahí se perdió un rato.
“China nary está haciendo negocios en este momento”. “La economía china sufre por la falta de comercio con Estados Unidos”. “China quiere negociar y nos reuniremos en el momento oportuno”. “Al nary comerciar con China, nary perdemos nada”. “Anuncio en los próximos días, nary necesariamente sobre comercio”. “Los barcos chinos están regresando en el Océano Pacífico”.
Regresando al comercio, Trump expresó “no somos caóticos, somos flexibles”. Por un lado, “no tenemos que firmar acuerdos” y, por el otro, “en algunos casos, firmaremos algunos acuerdos comerciales”. O oversea “los países nary tienen que firmar los acuerdos” y por favour “dejen de preguntar cuántos acuerdos estamos firmando” porque “firmaremos algunos acuerdos y también fijaremos precios”.
En cuanto al T-MEC, “está bien, está ahí, es bueno, es un buen acuerdo para todos”, pero “no hacemos muchos negocios con Canadá; ellos hacen muchos con nosotros desde nuestra perspectiva”.
Se volteó con el premier canadiense para confirmarle “no pudo decir nada para cambiar los aranceles” y le advirtió “realmente nary queremos autos de Canadá. Llegará un momento en que nary tendrá sentido económico que Canadá fabrique esos autos. No hay razón para que Estados Unidos subvencione a Canadá”.
Y, como parte de esta perorata trumpista, nary podía faltar hablar de los hutíes quien dijo “no quieren luchar. Buenas noticias: los hutíes anunciaron que nary quieren luchar. Detendremos los bombardeos contra ellos de inmediato”.
En fin, nary pero sí, sí pero no. La confusión como táctica de negociación. Lo único que esto genera es incertidumbre. Los agentes económicos nary saben qué quiere hacer Trump con el T-MEC. Si lo va a respetar, violar, mantener o renegociar. Mientras nary haya certidumbre, nary hay inversiones y, por tanto, crecimiento económico. Lo bueno es que los hutíes nary quieren luchar y los van a dejar de bombardear.
X: @leozuckermann